Por: Katty Gines
Esta crisis mundial golpeó muy duro a muchos negocios. Algunos cerraron, pues la situación era insostenible, pero hubo marcas que persistieron y se las ingeniaron para no morir, tal como lo hizo Jacob Thomas, un francés enamorado del Perú que creó la marca de ropa ‘Pietá’, hecha por internos de los penales del país, y vende a Europa y Estados Unidos.
¿De dónde viene tu pasión por la moda?
Estudié derecho y marketing, pero el diseño en general me gustaba. En una práctica tuve que crear una marca y me fue gustando todo esto, luego ingresé a Chanel donde aprendí todo el proceso.
¿Cómo es que llegas al Perú?
Llegué cuando era estudiante e hice mi primera practica para una marca de ropa con proyecto social. Luego regresé con una amiga que necesitaba a alguien que la ayudé aquí, pues el Perú tiene una cultura textil profunda de miles de años, y le enseñé los insumos como la lana, la alpaca, el algodón y las técnicas de teñido, estampado, bordado, tejido.
¿Qué te gustó de este país?
Es súper interesante la historia, la mezcla de la geografía y las culturas, la costa, la selva, las montañas son muy diferentes, es muy valioso.
Resaltas mucho lo peruano, ¿por qué?
Aquí son muy orgullosos de sus raíces y es una fuente de inspiración.
Tienes puntos de venta en el Jockey Plaza, Real Plaza Salaverry y Larcomar. ¿Ha sido difícil llegar a estos centros comerciales?
Fue complicado, me costó años de trabajo para llegar a la calidad y al diseño que quería. Cuando inicié este proyecto yo trabajaba en paralelo, ya después de tres años pude estar al cien por ciento en el negocio. Me costó tener contactos, fue difícil constituir un equipo, tener una oficina y un almacén.
¿Cuál es tu público objetivo?
La idea es que sea un producto accesible, nos compran desde la clase A y la C de Lima y también llegamos a provincias.
Trabajas con internos de los penales, ¿qué rescatas de esta experiencia?
De todos los que trabajan, la mitad tenía experiencias en el ámbito textil, eran costureros, estampadores, tejedores. Nosotros los capacitamos para mejorar su nivel. Rescato el trabajo de la gente de 18 a 70 años, algunos con alta educación y otros sin saber leer ni escribir; aprendí mucho de ellos.
¿Qué significa ‘Pietá’?
‘Pietá’ significa en latín ‘piedad’ y me pareció inspiradora la escena de Miguel Ángel sobre la muerte de Cristo.
Me comentabas que en la cuarentena tuviste más trabajo que antes, pero hay personas que lo han perdido todo. ¿Por qué crees que te fue tan bien?
Hay que tomar las oportunidades, cuando vi que el Estado necesitaba mascarillas, dije: ¡Hay que lanzarnos con todo! Me gusta emprender nuevos retos, es emocionante. Hice mascarillas y vendí miles, la ventaja es que supimos adaptarnos. Si tuviera que vender comida, lo haría.
Aparte de las mascarillas, ¿qué otros productos se vendieron?
Poleras, buzos, pantalones, ropa cómoda para estar en casa.
¿Qué buscas transmitir a través de tu ropa?
La idea es que sea un producto bien bonito que se pueda regalar, yo quiero aportar con una experiencia de compra para el cliente, que sienta que es con cariño porque viene con una historia detrás.
¿Qué deberían hacer aquellas personas que les ha ido mal en estos tiempos difíciles?
Hay que volver a empezar de cero, no hay que quedarse paralizado esperando a que llegue el dinero, es momento de adaptarse. Las nuevas generaciones son más exigentes con el producto, hay que ser eficientes en redes sociales, en lo digital.
¿Con qué insumos trabajas?
Con el algodón peruano, nosotros mismos tejemos las telas, seguimos todo el proceso.
¿Cómo hiciste para ofrecer tus productos al exterior?
Mi negocio empezó online, vendía primero en Francia, luego me di cuenta de que los envíos de Perú a Europa y Estados Unidos eran caros y decidí vender aquí. Primero promocioné la marca tomando fotos a los internos con la ropa y las mandaba a periodistas de mi país. Ellos hacían artículos y así otros países se enteraban de la marca. Llegamos a salir en diarios grandes del mundo.
¿Cómo ha sido tu experiencia en medio de esta crisis?
Repotenciamos la tienda virtual, habilitamos en el Facebook el robot que toma pedidos y se puede hacer la compra. Además, contratamos a más personal para que haga el delivery, enviamos los pedidos a provincias, el personal que estaba en las tiendas físicas pasó a otras áreas para apoyar, no hubo despidos ni se les disminuyó el sueldo.