Emprende Trome| Dando un vistazo por el ‘Tik Tok’ vi a un emprendedor que me llamó la atención, pues todos los días abastecía sus redes sociales con nuevos contenidos explicando cada uno de sus productos. Se trata de Delfín Labán, un joven de Huancabamba, del alto de Piura, quien desde los 8 años trabajaba junto a su madre en el campo lavando las verduras, pero como el dinero no les alcanzaba decidió viajar a la capital. Fue un mil oficios y con sus ahorros inició un negocio en el rubro de cosmética. Ahora tienen más de siete tiendas y cuenta con un gran personal de trabajo.
Delfín cuenta que de niño ayudaba a su madre a limpiar la maleza de las chacras y luego lavaba las verduras y solo les pagan cinco soles al día, lo cual no alcanzaba para toda la necesidad que tenían en casa. Al ver tanta pobreza, su hermano viajó a la capital luego de terminar el colegio.
“No fue fácil estar en Lima, pues muchas veces tuvimos que dormir en el suelo, porque no nos alcanzaba para tener un colchón. Hubo noches que me la pasaba llorando porque extrañaba mucho a mi madre, quien siempre quiso darnos lo mejor a pesar nuestra realidad. Ella muchas veces dejó de comer para darnos a nosotros”, refiere.
En su afán de querer superarse, Delfín empezó a vender cosméticos junto a su hermano y fue tan buen vendedor que tuvo un puesto de confianza en la empresa. Sin embargo, el dueño de dicho negocio decidió prescindir de su trabajo porque su , antiguo trabajador regresó de vacaciones.
En el lapso que se quedó desempleado, Delfín se puso a vender útiles escolares y a ‘cachuelearse’ en varios oficios. Optó por leer algunos libros que lo inspiraron a tener su propio negocio, así que con sus ahorros compró productos de belleza y abrió una pequeña tienda en San Juan de Lurigancho.
Él cuenta que los primeros meses casi se va a la quiebra, ya que no tenía conocimientos sobre cómo manejar un negocio ni mucho menos a un grupo humano. No logró terminar la universidad por falta de dinero, pero llevó cursos cortos que le permitieron sacar a flote a su pequeña empresa.
Al inicio vendía los cosméticos de puerta en puerta, a veces le iba mal, pero nunca se desanimó porque sabía que todo negociante tiene días buenos y malos, y la idea es nunca darse por vencido. Con los productos que tenia en casa creaba contenido visual para subirlo al Facebook, y cuando el Tik Tok llegó no dudó en hacer videos y transmisiones en vivo que fueron la sensación. Actualmente, cuenta con más de 30 mil seguidores.
“Durante la cuarentena la gente que veía nuestros en vivos nos hacían pedidos. Fue de gran ayuda porque las galerías estaban cerradas. Nosotros íbamos a la cinco de la mañana a nuestro puesto para sacar la mercadería y vender a los clientes”, detalla.
La marca ‘Pongo’ es el apellido de su madre, quien falleció de cáncer y a quien le dedica todos sus éxito, porque gracias a sus cuidados y a su amor formó a hombres de bien, quienes se han convertido en un ejemplo a seguir para muchos jóvenes. La empresa tiene más de siete tiendas en el Centro de Lima donde trabajan cerca de 16 personas. Además, cuentan con una tienda virtual donde los clientes hacen sus pedidos.
No pongan pretextos para no hacer nada. Hay que atreverse a luchar por los sueños, a pesar de los miedos. Tomen acción y nunca se rindan.
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