Carmen Villavicencio es contadora, ama viajar y tiene la marca de ropa ‘KMK’ donde plasma el arte popular en todo su esplendor. Tuvo una tienda en Gamarra hace mucho tiempo, pero cerró porque las ventas no llegaban al objetivo. Y a pesar de ello, nunca pensó abandonar sus sueños, es más, dio rienda a su imaginación, inyectó más dinero a su negocio y apostó por las plataformas digitales, que la abrieron las puertas los grandes Marketplaces.
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Todos los emprendedores tienen fracasos, tuviste una tienda en Gamarra y cerraste, ¿qué pasó?
En el 2012 abrí la tienda porque consideré que el mercado de Gamarra era demasiado amplio y podía posicionar mi marca, pero me di cuenta que no, pues la gente compra al por mayor y los diseños que hago no pegaron en el público, las ventas no cubrían gastos y tuve que cerrarla.
Tienes una historia de sacrificio, ¿qué es lo que te motivaba a seguir creciendo?
Me costó mucho ser independiente y crear la marca, y por un momento de fracaso no iba a dejarlo todo. Despertarme y decir: ¡hoy lo haré mejor!, aprender mis errores, esto vale la pena, no voy a dejar de hacer ropa.
Me comentaste que cuando estudiabas hacías un trayecto en Chaclacayo hasta tu centro de estudio y los letreros chichas te llamaban la atención, ¿qué gustaba, los colores?
Era un conjunto de todo, el ingenio que tuvieron las personas que elaboraron los carteles, la serigrafía, los colores, formatos, todo eso lo trasladé a un polo y a la gente le gusta.
¿En ese entonces ya pensabas en plasmar esas imágenes en ropa?
Si. KMK inicia cuando empiezo a viajar en micro, en el 2000 no había redes sociales, la única distracción era ver el paisaje, hacer la tarea en el carro, inspirarme de la cultura popular y armar algo que sea original para que eventualmente, pueda crear la marca.
¿Cómo nace la idea de crear tu propia marca?
Cuando empecé a tener dinero, pues ya trabajaba con asistente contable. Empecé a hacer mi presupuesto, iba a Gamarra, aprendí el proceso de hacer un polo, tuve miedo lo pensé mucho. En la primera inversión de polos me estafaron con el material y la cantidad, las más malas experiencias me hicieron aprender a la fuerza.
¿Con cuánta inversión empezaste este negocio?
Empecé con mil soles; entre confección, moldes, empaquetado…
Estas en un rubro competitivo, ¿por qué buscan tus productos?
La originalidad de las gráficas, la calidad del polo y los precios justos, quiero que todos usen la ropa.
Creaste un canal de peruana viajará, ¿cómo surgió y qué ideas innovadoras te permitió crear?
Peruana viajera me permitió conocer mi país, porque no lo conocía. En el 2018 empecé a viajar por el Perú. Me di cuenta que en cada foto que me hacía debía tener algo más conmigo y decidí relanzar mi marca KMK y posicionarla en el mercado de viajero.
Muchos emprendedores sueñan en estar en grandes retails, ¿cómo así llegaste a grandes plataformas?
Hicimos un estudio de mercado para posicionar la marca a fin de generar confianza en el cliente. Postulamos a Ripley con las poleras, polos y mascarillas, a ellos les gustó mi propuesta porque está ligado a lo peruano. Estoy en Linio, Oeschle, también en el grupo Intercorp.
Estás muy involucrada en plataformas digitales, ¿de qué manera te ayuda a ser más masivo tus productos?
Ahora a la gente le gusta mostrar algo innovador, el empaque, la historia, usar algo de videos de Tik Tok, a gente bailando o en un viaje, y quiero que cuando alguien vea mi polo diga: qué bonito, yo también quiero usarlo. Las redes sociales son esenciales para el emprendedor.
¿A dónde quieres llegar con tu marca?
Quero que mi marca sea la favorita de los viajeros en el Perú, que se sientan identificados con un polo. Quiero acompañarlos en este tipo de aventura.
Ping Pong
KMK: Pasión por el Perú.
Cultura popular: ingeniero.
Emprendedores: pujantes.
Colores: sensaciones.
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