Emprende Trome | Con apenas 31 años de edad, Sergio Lau la tiene clara, pues luego de haber quebrado dos veces, aprendió la lección, y desde hace cuatro años ha convertido a ‘Sakae Sushi’ en la primera barra premium de sushis de Lima. Dejó sus estudios de cocina por falta de dinero, pero ganó mucha experiencia en las cocinas de Hanzo, Ono Sushi Bar y Segundo Muelle. Cuenta con dos locales en Iquitos y en Pucallpa donde ingreso con mucha fuerza.
Sakae nació porque siempre estuve metido en lo que es la comida japonesa, desde el 2007, fue la decisión de vender mi comida, que es una fusión Nikkei con insumos peruanos.
Conocer a tanta gente y absorber todo el conocimiento de grandes chefs, como Gian Tamashiro, Yoshio Minami y otros con quienes aprendí muchas cosas, como las técnicas japonesa y la peruana.
El chef es el motor de todo, es el que motiva, el que innova siempre, comparte conocimientos. En Sakae tenemos un equipo bien armado donde la carta la hacemos todos.
El tema fue el delivery porque los restaurantes no trabajábamos con este servicio, fue un reto volver abrir de cero porque no había un capital para ello. Además, mover las redes sociales, creemos que ahí está el canal que tiene más afluencia al público.
Es un público joven adulto porque es un concepto de barra libre premium, es lo mismo que comer en un restaurante como Hanzo, Osaka y otras que son tops, antiguos japoneses. Tenemos una barra top con insumos de calidad a un precio accesible.
El dueño de Hanzo nos daba pautas y libros, también pasantías en otros restaurantes, la idea es que nunca se deja de aprender y hay que estar actualizados en la cocina. En el Segundo Muelle aprendí sobre la frescura. cebiches y los insumos marinos.
Fue genial, no te imaginas, Iquitos y Pucallpa son una aventura local, abrimos porque no había un concepto como este. Fui un día de vacaciones y probé sushi, me aventuré en abrir allá, todo un reto. Empezó como una escuela, dando conocimientos a los jóvenes de la zona, de cómo se atiende Lima y no me puedo quejar, ambos tienen gran acogida.
Perseverancia y mucha pasión porque es una carrera de mucho sacrificio. Yo fracasé dos veces, una como Umami en Miraflores y Sushi Express en San Borja, pero estas cosas no deben detenerte, varias veces me quebraba porque no tenía una salida, pero uno no ve las cosas que están delante de uno. Nunca deben rendirse.
Con Umami quise traer el concepto de ‘Hidden restaurant’ que son restaurantes ocultas y estaba ubicado en una terraza, en un piso 10, nadie lo veía y no resulto. Y en San Borja, Sushi Express estaba dentro de la Naval donde no ingresaba el público de afuera.
Bastante, yo manejo las redes y puedo interactuar con los clientes, contestar sus dudas y gracias a este canal la gente nos conoce y llegan a Cerros de Camacho de otros lugares porque comparten contenido de nuestro trabajo.
Tenemos una comunicación constante a través del WhatsApp, vemos que cocinas están en el mercado y dos veces al mes salimos a probar los nuevos conceptos.
Trabajar siempre con insumos frescos y de calidad porque no hay más trucos. Los cocineros deben estar muy actualizados, aprender todos los días.
Cocina: pasión.
Un sabor: picante
Makis: un arte complejo.
Sakae: el primer hijo.
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