Christian Cueva cumple 30 años en un momento especial, siendo nuevamente el caudillo que tanto necesita la selección peruana y con las chances intactas para pelear por un cupo al Mundial de Qatar 2022. Christian Cueva, el chico pícaro, el hijo pródigo de Ricardo Gareca, el protagonista de ampays y situaciones extra deportivas que cuando entra a la cancha con la bendición del “Tigre” se convierte en la máxima expresión del “chocolate” en la selección peruana. El cómplice perfecto de Gianluca Lapadula, en el partner ideal de André Carrillo, en ese enganche que tan bien le hacía a Paolo Guerrero.
El hijo más famoso de Huamachuco, el chico de talla baja y cuerpo escuálido que conquistaba con su sonrisa grande y pícara, el mismo que llegó a la Universidad San Martín para vivir en sus instalaciones, el que luego sería noticia por orinar en la vía pública, ese mismo. El hoy ídolo que es emblema de la selección de fútbol de Perú.
Christian Cueva, el futbolista que una vez se escapó de la concentración por jugar un torneo donde el premio era una vaca, el futbolista que protagonizó un triángulo amoroso, se separó y luego volvió con la madre de sus hijos, el futbolista que se volvió tendencia por sus grandes celebraciones con cerveza y a ritmo de salsa, el que dicen que cierra todo su barrio cuando vuelve a su tierra y comparte su bonanza con quienes estuvieron a su lado cuando era pobre, ese mismo ha de ser el peruano más querido y odiado al mismo tiempo.
Christian Cueva no la pasaba bien en el Club Alianza Lima, acaba de ser expulsado por pechar al árbitro y el favorito de la gente para asumir la posición de enganche en la selección peruana era Cristian Benavente, el chico que había renunciado a España para jugar por Perú cuando se erigía como una de las más grandes promesas de Real Madrid.
Tenía casi todo en contra, pero Ricardo Gareca decidió apostar por él. Y aunque la decisión fue poco popular, los partidos y la campaña rumbo a Rusia 2018 se encargarían de darle la razón, tras convertirse Cueva en esa pieza vital con la que la bicolor funcionaba en su máxima expresión. Benavente, mientras tanto, nunca pudo consolidarse en la selección.
Christian Cueva nunca fue un chico con una conducta ejemplar. Tuvo problemas desde que llegó a San Martín, cuando a los 16 años ya había firmado su contrato profesional y escapó de la concentración para jugar un campeonato donde el premio era una vaca. En 2008 anotó su primer gol profesional. En 2012 llegó a César Vallejo, de donde se fue por la puerta falsa por una supuesta indisciplina.
Luego partió a la Unión Española de Chile, donde lograría su último título nacional. Era el 2013 y luego daría el salto a Europa, donde ficharía por el Rayo Vallecano, donde no prosperó y parecía a la deriva hasta que llegó la llamada ganadora de Alianza Lima.
En Alianza Lima le fue tan bien como mal, incluso terminó en una pelea con hinchas. En diciembre, antes de jugar con Sporting Cristal por el pase a la final, el técnico de entonces Guillermo Sanguinetti lo dejó fuera del once titular por un cruce de palabras. A Cueva le había molestado ser suplente en la práctica. Finalmente, Alianza Lima cayó 1-0 y la relación se quebró.
En febrero del 2015, Alianza Lima cayó 4-0 ante Huracán y tras el partido, Cueva se agarró a golpes con los hinchas que le reclamaban su bajo rendimiento. En esas circunstancias es que apareció Gareca en su vida.
La historia ya es conocida. Querido y dueño del póster tras actuaciones estelares como en Asunción, en Quito o ante Chile y Uruguay en Lima, pero odiado y protagonista de memes tras fallar el penal decisivo en el Mundial de Rusia 2018. O hace poco cuando perdió la pelota en salida en la derrota ante Bolivia.
Su expulsión ante Chile en Lima tampoco le perdonan, luego de tirarle la pelota en el rostro a Jorge Valdivia en las Eliminatorias a Rusia 2018. En la Copa América 2016 falló un penal decisivo por la clasificación ante Colombia, uno que le valió para ser protagonista de memes por su remate.
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