Alianza Lima apagó las luces y dijo “Buenas noches” a más de diez futbolistas en solo un mes. Algunos no lo esperaban, otros ya lo veían venir, pero nadie aguardó que nombres ‘pesados’, como Christian Cueva o Josepmir Ballón hicieran las maletas y estuvieran obligados a buscar mejor destino. A la par con ello, desde Matute empezaron el fichaje de otros elementos para reemplazar a los primeros y tratar de ir nuevamente por el campeonato y la mejor campaña en Copa Libertadores.
Apenas unos días después de la final perdida contra la ‘U’, Alianza Lima anunció la salida del portero Ítalo Espinoza y el defensa Joao Montoya, este último estaba a préstamo en Cantolao. A ellos les siguieron Edinson Chávez, Gino Peruzzi y Oswaldo Valenzuela. Pero lo más duro estaba por venir y fue un golpe para muchos egos.
Cristian Benavente, Cueva, Ballón, Aldair Rodríguez y Andrés Andrade dijeron adiós y los propios hinchas se preguntaban ¿Qué pasó? Aquí te lo vamos a contar. Todo empezó con la llegada del argentino Néstor Bonillo, ex colaborador de Ricardo Gareca. El cargo que le dieron fue de asesor externo en Desarrollo de Gestión Deportiva e Infraestructura.
Bonillo participó en la elección del entrenador Alejandro Restrepo y en el arribo del gerente deportivo y director de fútbol Bruno Marioni que llegó a reemplazar a José Bellina. Según fuentes, a Bellina se le cambió de cargo porque no gustó su elección en los refuerzos y tampoco su casi nulo manejo en el tema de la disciplina.
A partir de allí según pudo conocer Trome, a Marioni le dieron pleno poder para decidir las salidas. Estas se fundamentaron en mal estado físico (al menos cuatro jugadores lo tenían), indisciplinas, fiestas y demás ‘salidas’ (cinco jugadores fueron los señalados) y las continuas lesiones (dos jugadores estaban en la nómina).
Otros puntos que prevalecieron para la ‘purga’ fue bajar el promedio de edad y mejorar la condición atlética. Al parecer varios jugadores andaban con sobrepeso desde que llegaron y el departamento médico fue un ‘saludo a la bandera’. Tanto Bruno Marioni como Néstor Bonillo habrían exigido la reestructuración de esta área.
Todos los refuerzos que arriben a La Victoria, dos de ellos ya anunciados como Renzo Garcés y Kevin Serna, tienen un salario bajo y poseen un contrato con cláusulas de disciplina y exigencia física. Ante cualquier quiebre serán castigados. Quien no quiera aceptar esto simplemente no formará parte del plantel 2024.
Muchos se sorprendieron con el anuncio de Bruno Marioni como gerente deportivo y razón no les faltaba. El ex delantero de Pumas UNAM y Boca Juniors ocupa por primera vez un cargo dirigencial. Antes de ello, y tras su retiro, se dedicó a entrenar y su carrera la hizo mayormente en México.
Marioni arrancó en Venados de Yucatán en la Liga de Ascenso, en enero de 2017. Dirigió 62 partidos con 14 triunfos y 29 derrotas antes de marcharse en septiembre de 2018. A ese club lo siguieron su ex equipo, Pumas UNAM, Tepatitlán en la Liga de Expansión y un regreso a Venados antes de llegar a Alianza.
Siempre se caracterizó por la férrea disciplina y el orden y esas cualidades, sumadas a las buenas relaciones que tiene con varios clubes y el poder convencer a futuros fichajes, lo tienen ahora en una oficina entre Jirón Abtao e Isabel La Católica.
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