Por: Fernando ‘Vocha’ Dávila
El tiempo no se detiene. El muchachito de la pierna fuerte es hoy un señor que va tranquilo por la vida. Cosecha lo que sembró y es un mundialista al que todos le rinden respeto. Orlando de la Torre, reconocido por ser un valiente en el campo, sigue siendo el ‘Chito’ que todo un pueblo quiere. Medio siglo después del Mundial de México ‘70, donde nuestro balompié consiguió el primer triunfo en una Copa del Mundo de su historia (inolvidable 3-2 ante Bulgaria), él nos narra pasajes íntimos de ese día glorioso.
Ha pasado mucho tiempo y aún recuerdo los detalles de ese partido y los goles.
Cuando el árbitro cobró la falta contra Hugo Sotil, me animé y ‘Chumpi’ me comentó: ‘Compadre, déjamela a mí’.
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Menos mal, de repente yo la cag…
¿Quiénes son estos mormones? Ja,ja,ja.
Es que a ese tipo de gringos solo los había visto por películas.
El más chato de ellos era más alto que todos nosotros.
Pensé y dije: ‘En cada córner, me olvido de la pelota y los piso para que no salten’.
Si quería ganarles de cabezazo, era imposible. Eran muy altos.
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Saltaba en la cama, pensando en el debut.
Estaba inquieto, me movía de un lado a otro.
Con ‘Lucho’ Rubiños.
A pedido de él. Así como cuidaba que no le hagan goles, quería que haga lo mismo mientras dormía.
Sí y no tengo temor en reconocerlo. Pero me sobrepuse y jugué como en el Perú.
Mayuri, con un cuerito en la punta que tenía unos clavitos.
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Cuando dejé la pierna, raspé a los colorados con esos clavos.
Nos enteramos que en Perú se había producido un sismo y todos pensamos lo peor.
No, y por eso, sin noticias exactas o precisas, entramos al campo.
Estábamos con la cabeza en otro lado, pensando en los nuestros y los goles llegaban. Empezamos perdiendo 2-0.
Entrando al vestuario empecé: ‘¿Qué pasa carajo? Desahueven... Si alguno de los muertos es un familiar, el mejor homenaje es sacarnos la m... por ellos’.
Y lo que nos dijo ‘Didi’: ‘El país está triste con lo que ha pasado y ustedes tienen la posibilidad de alegrar a su pueblo’.
Extraordinario jugador.
Una vez, en un Cristal-Alianza, empezamos a darnos en el campo. Ese zambo era muy fuerte.
De tanto golpe, decidimos seguir la bronca en la calle.
En la iglesia que está a media cuadra del Estadio Nacional.
Me duché rápido y me fui solito. Pasaron 10 minutos y no llegaba, 15 y nada.
No, porque en eso lo vi venir a lo lejos. Lo medí y se le veía grandazo y yo ya pensaba más y más si valía la pena pelear.
Me dije: ‘Lo que venga, no siempre se puede ganar’.
Cuando estuvo a menos de 5 metros, me habló fuerte: ‘Oe ‘Chito’, no vamos a estar peleando por cosas del partido. Esto lo arreglamos con dos cervezas’.
En una gran borrachera ja,ja,ja.
A ‘Trome’, el diario del cual ya tengo acciones, porque lo compro desde que nacieron.
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