En el fútbol peruano se ve de todo o casi todo. Las cábalas están a la orden del día y hay algunos que van un poco más allá y se encomiendan a poderes sobrenaturales, curanderos, hechiceros o incluso chamanes. A estos últimos recurrió el experimentado entrenador José Chiarella cuando vio que Defensor Lima estaba condenado al descenso. El técnico, que había dirigido a la selección en una Copa América y contaba una carrera universitaria en bioquímica, rompió los esquemas de los jugadores cuando un día los citó temprano al entrenamiento para una limpia.
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Casi todo el plantel, que sentía que el descenso era inminente, aceptó sin decir nada. La excepción fue Franceso Manassero que era la figura de ese Defensor del 93. Desde un prinicipio el volante mostró su disconformidad, pero fue al camarin para hacer grupo, pero con la condición de no participar. Uno a uno fue pasando el chamán por donde los jugadores, mientras un entusiasmado Chiarella gritaba: “la limpia nos salvará”
Cuando llegó el turno de Manassero, como el chamán no sabía que el expresidente de la Agremiación no estaba de acuerdo, se acercó a él y lo escupió. El volante se puso como loco, “tu estás h......” le gritó y poco faltó para que le pegue. El técnico, consciente de lo que podía pasar, se acercó donde su pupilo para calmarlo y le dijo. “Ya verás que todo nos irá mejor desde ahora”.
El tiempo le dio la razón al DT, los triunfos llegaron, los granates salvaron la categoría y por si fuera poco, a las pocas semanas Manassero fue vendido al Besiktas de Turquía. El dia que el volante fue a despedirse de sus compañeros y el cuerpo técnico, un agrandado Chiarella llamó a un costado a su pupilo y le dijo en tono muy serio. “Te deseo lo mejor, pero si hubieras aceptado de buena manera el baño del chamán, seguro que te ibas a jugar a Italia o España y no Turquía”.
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Pero no siempre Chiarella acertó en sus particulares creencias. Una tarde, luego de que leyeran las cartas previo a un partido importante, el técnico decidió dejar en la banca a Fernando Revilla que era el goleador del equipo y estaba en racha. El delantero no entendió la variante, pero no reclamó y dejó su puesto a Rosinaldo Lopes. El día del partido, el brasileño casi ni la tocó y Defensor perdió. Revilla entró sobre el final del encuentro y poco pudo hacer para salvar a los de Breña. Cuándo le preguntaron al DT que había ocurrido, el ‘profe’ no tuvo problemas en responder: “En el fútbol todo puede pasar”.
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