Mientras ustedes, mis queridos seguidores de ‘La Fe De Cuto’, leen estas líneas, yo estoy surcando los aires en mi pájaro de acero para dar alcance a la selección peruana en Barcelona, España. Y, por supuesto, mi ruta sigue: luego iré a a Doha, Qatar, para estar presente en ese trascendental encuentro de nuestra ‘blanquirroja’ por el repechaje. ¿Cuándo será el repechaje? El lunes 13 de junio.
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Pero antes de tomar el vuelo para viajar a Europa, hablando con el Huachano sobre mi experiencia en esas tierras, más allá de haber hecho escala varias veces en el aeropuerto de Madrid, recordé aquella experiencia. Inolvidable. I-NOL-VI-DA-BLE. Y por varias razones.
El hecho: Fuimos a jugar a la capital de España un partido amistoso. Se enfrentaban nuestra amada selección peruana contra Ecuador.
El encuentro lo organizaron las agremiaciones de futbolistas de ambos países y el entrenador de la ‘Bicolor’ era Franco Navarro, el Pepón, junto con Leo Rojas y Martín Bressan. Ese partido se iba a disputar el 21 de diciembre de 2009, en el estadio Vicente Calderón.
En ese viaje todo salió mal. Bueno, casi todo. Vamos por partes. Ajústense los cinturones, je.
1. ENTRENAMOS CON ROPA PRESTADA
Recuerdo que llegamos a la tierra del Real Madrid con un insufrible invierno. Crudo. Duro. La temperatura era bajo cero. Terrible.
Lo que no se podía creer era que nuestra selección no había llevado la ropa adecuada para los entrenamientos bajo esa temperatura.
Se trabajaba en el centro de entrenamiento de la selección de España, en Las Rozas, a las afueras de Madrid, y el frio era tan feroz que nos vimos obligados a solicitarle a la Federación Española de Fútbol que nos presten ropa adecuada para entrenar bajo esa temperatura.
Recuerdo también que fuimos a reconocer al estadio de Atlético de Madrid, el equipo ‘colchonero’ donde ya jugaba Diego Forlán, a quien lo había tenido de compañero en Independiente de Argentina. Por supuesto, la foto de Forlán se lucía en el vestuario de los rojos.
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Se acercaba el día del juego y el inverno era cada vez más agudo. Fue tanto el frío que el partido se canceló. Ya no se iba a disputar el encuentro por mal tiempo.
¿Y qué hicimos? Ante este nuevo panorama solo nos quedó pegar la vuelta a Lima. La Navidad estaba más cerca que nunca. Y acá viene un momento histórico y digno de ser contado.
2. GUIZASOLA Y ADVÍNCULA: ¡AZÚCAR!
Con el partido cancelado a horas de jugarse, los jugadores hablamos con el entrenador para salir a conocer algo de Madrid. Con el permiso en el bolsillo y unos cuantos euros, nos fuimos todos a una discoteca latina llamada ‘Azúcar’. Era un buen ‘point’ y había muchas coloradas.
Ya en plena gala, veo a mi causa Roberto Guizasola, Tony Montana, más conocido como ‘Narrador de cuentos’. Mi hermano se había ‘acharlado’ como siempre, bien fachoso. Él tiene su estilo. Es único.
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El popular ‘Cucurucho’ se había jalado de dupla a Luis Advíncula, ‘Usain Bolt’, quien recién había aparecido en el Juan Aurich. Estaba dando sus primeros pasos en el fútbol profesional.
Esa noche Guizasola sacó toda su calle, su favela de Puente Piedra. Los dos estaban sentados en una mesa, tomando una botella de champán. Pero la cosa no queda ahí.
3. “YO SOY... KANOUTÉ”
De pronto, veo que se comienzan a acercar unas cuantas blancas. Y comienzo a ver el floro de ‘Cucurucho’. Nunca lo olvidaré.
Roberto Guizasola se hizo pasar por Fréderic Kanouté, un jugador africano que militaba en el Sevilla Fútbol Club y Luis Advíncula se pasó a llamar Arouna Koné también jugador del mismo equipo. Tanto Kanouté y Koné eran jugadores reconocidos en tierra española.
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Fue la noche de ambos. Me refiero a Guizasola y Advíncula. La rompieron en la pista de baile. Una jornada de ensueño para los dos, en especial para ‘Cucurucho’. Una locura total.
Repito: fue la noche de ellos. Tan redonda que si lo llevamos al campo taurino, esa noche cortaron orejas y rabo. Fueron los maestros de la noche bailando bachata y su salsa sensual. Campeonaron.
Yo no puedo mentir, en lo mío también salí ganador. Fue una noche con varias anécdotas. Sin embargo, como dice el dicho: después del gusto viene el disgusto.
4. CASI PASAMOS NAVIDAD EN EL AEROPUERTO
Tras la noche de ensueño, el día que debíamos volver a nuestra tierra nos llega la mala noticia de que la aerolínea que nos iba atraer había cerrado sus operaciones. En cristiano: había quebrado. Y nosotros nos quedamos en el aire.
Fue un momento tenso. ¡Estábamos a horas de la Navidad! Ya nos imaginábamos pasar las fiestas lejos.
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A todo nos cambiaron los ánimos. Pasamos de la alegría a la incertidumbre. La gente estaba desesperada. La situación llegó al límite, al punto de que tuvo que intervenir la Embajada de Perú en España y se pudo fletar un chárter, uniendo fuerzas con Ecuador.
A ese avión subimos ambas selecciones y muchos otros pasajeros que se habían quedado varados por la aerolínea que había quebrado.
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Felizmente regresamos a tiempo a Lima y pudimos pasar noche buena en familia. Pero nunca olvidaré que dos futbolistas ecuatorianos perdieron el vuelo chárter.
Pero ahora será diferente, llegamos en tiempo de buen clima. Ojalá sea un presagio de buenos resultados. Estén atentos a mi cobertura con la selección peruana, mi gente. Y ya saben: la fe es lo más lindo de la vida.
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