Mi gente linda de La Fe de Cuto volvemos como cada semana a esta esquina para contarle algunas de mis historias en la pelotita. En los últimos días vi con preocupación noticias sobre la pelea de Paolo Hurtado y mi sobrino Jefferson Farfán. Uno es mi hijo de cariño y el otro es mi sangre, como todo ustedes lo saben. Esa pelea es la comidilla de todos en el Perú. Fue a un round, en verdad fue a dos rounds, dicen los que están bien enterados del tema, hubo insultos, golpe y sangre.
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Ya cada uno sabe lo que sucedió, lo que pasó. No es la primera ni será la última pelea que haya en un vestuario o en un equipo de fútbol. Lo sé por experiencia. Pero voy a dar mi punto de vista sobre lo sucedido. Es más, voy a ir más allá de dar mi opinión. Pero primero voy a predicar con el ejemplo que es lo que deben hacer ahora ambos jugadores por el bien de ellos y del club que los acoge del cual ellos son hinchas. No voy a hincar a nadie, menos ser cizañero en esta situación.
Para que me entiendan mejor. Viví una situación similar en el año 2011 en Juan Aurich cuando tuve un encuentro con Jesús ‘Chasqui’ Álvarez. Situación que se hizo pública. No voy ahondar más en el tema. Pero saben una cosa, no se pueden quedar con ese rencor, eso hace daño al alma. Es nocivo quedarse con ese odio para toda persona.
El tiempo ha pasado y ahora con el ‘Chasqui’ Álvarez nos une una gran amistad. Hoy hablamos seguido y en su momento le pedí disculpas por lo sucedido. En aquel momento me dejé llevar por el cizañero de Roberto Guizasola, pero no tengo excusa, yo cometí el error y lo asumo.
Esas situaciones las he vivido también en otras oportunidades en otros clubes. Pero una vez que se desvanece o evapora esa ira hay que dar paso a la reflexión. Eso hizo que hoy por hoy tenga una linda relación con el ‘Chasqui’ Álvarez.
Entonces, con esa experiencia les puedo aconsejar tanto a Hurtado como a Farfán dejar de lado los egos, la soberbia y abrir su corazón para reflexionar. Uno no puede vivir envenenado. El odio te envenena el alma. Piensen en ustedes, como personas y sinceramente se sentirán mejor. Recuerden que son ejemplo para los jóvenes. Todos nos equivocamos y es de grandes es reconocer y perdonar. No solo es un tema que los afecta a ellos como persona sino también acá se puede ver afectado su Club Alianza Lima.
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Desde este humilde lugar, les invoco superar la rencilla, dar vuelta la página por el bien de ellos y de su club. Ambos se equivocaron, es momento de dialogar. Lo digo ya con mis 46 años y algo tengo de experiencia.
Nos vemos el próximo lunes.
El regreso de Paolo Hurtado a Alianza Lima no cayó de buena manera a Jefferson Farfán, referente victoriano, con quien arrastraba un antecedente extrafutbolístico de sus días en la selección peruana. El primer incidente en su regreso a Matute se dio durante su presentación al plantel, cuando el ‘Caballito’ se quedó con la mano estirada al intentar saludar a la ‘Foquita’.
La incomodidad de ese momento buscó aplacarse, desde la administración, con una reunión entre ambas figuras. Ambos jugadores fueron convocados en una de las oficinas del club, pero el diálogo de parte de Jefferson Farfán fue ofensivo hacia Hurtado y solo respondió con golpes para el goleador, en una bronca que solo terminó con la intervención de la seguridad del estadio victoriano.
La pelea entre Jefferson Farfán y Paolo Hurtado reveló que el vestuario de Alianza Lima estaba dividido dos bandos, Uno liderado por el argentino Hernán Barcos, quien comandaba al grupo de jugadore extranjeros y una de las jóvenes promesas como Jairo Concha. En la otra esquina está el grupo de Jefferson Farfán, junto al Wilmer Aguirre, Christian Ramos y otros jugadores de las canteras. Finalmente, están algunos jugadores que han decidido mantenerse independiente y expresar sus reclamos de manera directa con el DT del equipo como Josepmir Ballón.
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