Roberto Holsen no necesita exagerar para contar buenas historias. En su visita a La fe de Cuto, el programa de Luis Guadalupe, el exdelantero de Alianza Lima recordó uno de los episodios más extraños de su carrera: la vez que viajó a Estados Unidos para una supuesta prueba futbolística que terminó con el presidente del club… ¡enmarrocado!
Era 1996 y Holsen, recién ascendido al primer equipo blanquiazul con Julio César Uribe, soñaba con ganarse un lugar entre figuras como Waldir Sáenz, Marquinho y el ‘Kanko’ Rodríguez. Pero lo que se avecinaba no tenía nada que ver con el fútbol competitivo ni con el sueño americano: era una aventura insólita que comenzó con una simple invitación y acabó con un sospechoso vuelo privado.
Todo empezó después de un amistoso entre Alianza Lima y Tampa Bay. Un representante le comentó que un equipo de San Antonio, Texas, con el que habpia jugado la reserva aliancista, estaba interesado en él. “Como tienes visa, te esperan en el aeropuerto”, le dijeron. Lo acompañarían Pedrito García y Jerry Tamashiro. Pero al llegar, Holsen descubrió que estaba completamente solo.
Ahí comenzaron las señales de alerta. “Apareció una persona, me pidió el pasaporte y todo”, contó el exdelantero. Minutos después, lo llevaron a la rampa donde lo esperaba un avión privado. “¡Qué Ronaldo ni nada!”, bromeó entre risas. En ese vuelo también iban dos jugadores colombianos.
El recorrido fue más que peculiar: pararon en Costa Rica y Monterrey, pero nadie le pidió documentos en ningún momento. “Yo dije: ‘Acá pasa algo raro’ y me puse mosca”, recordó Holsen. Cuando por fin llegaron a Estados Unidos, los esperaba una camioneta negra que los trasladó al hotel.
Tras un partido de prueba y una estadía breve, Holsen y los demás jugadores debían reunirse con el presidente del club. Pero lo que vieron al llegar al aeropuerto fue digno de una película policial: “¡Se lo estaban llevando enmarrocado!”, contó entre risas. Nadie les explicó nada, solo que “había tenido un problema”.
Durante una semana, el delantero chalaco vivió en una casa con otros futbolistas latinos que tampoco entendían lo que ocurría. “Yo me quería regresar, pero no sabía cómo”, relató. Finalmente, el presidente Alberto Masías, desde Lima, logró contactarse con un socio en Miami para rescatarlo y traerlo de vuelta al Perú.
De aquella aventura quedaron muchas anécdotas y una lección: no todo lo que brilla es oro. “Fue una experiencia más”, resumió Holsen con su característico buen humor, mientras Cuto Guadalupe no podía dejar de reír con la historia.
Años después, el delantero recordaría aquel episodio como una de las locuras de su carrera. No hubo contrato, ni equipo, ni dólares, pero sí una experiencia inolvidable que demostró que, a veces, el fútbol también tiene guiones dignos de Hollywood.
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