Mi gente de ‘La fe de Cuto’, luego de saldamos una deuda pendiente que teníamos con Paolo Maldonado, uno de nuestros primeros invitados de este humilde programa que ahora vuelve para soltar todo ese aguadito que se quedó guardado en la primera entrevista.

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En la charla, Paolo Maldonado recuerda sus inicios en Universitario de Deportes, la hazaña del Cienciano y su paso por la selección peruana en la campaña de Francia 98, con Oblitas. Arrancamos, mi gente, no se olviden que la fe es lo más lindo de la vida.

¿De dónde eres?

De la región de Moquegua, que nunca vas... no fuiste a mis 50 años y vas a ir a Moquegua.

Es que eran los 60 años de mi hermana Gladys por eso no pude ir...

Pero uno tiene que ser honesto y dices que no ibas a llegar... la vida no es de intenciones. Me hubieras dicho y nadie te espera. Pero a ti te gusta hacerte la vedette, para que piensen que te están esperando, a ti no te espera nadie.

¿De qué barrio?

La casa de mi abuela estaba a una cuadra de la Plaza de Armas y al costado del cine Moquegua, ese era mi barrio desde que nací hasta los 9 años, que me fui a Ilo. Ahí he vivido parte de la primaria, luego nos fuimos a Ilo por trabajo de mi viejo, luego otra vez retornamos a Moquegua. Estuve unos 6 años en Moquegua y unos 9 años en Ilo y luego vine a Lima a finales del 89. En Moquegua fue mi barrio y en Ilo era el campamento de Southern, era como una Villa ‘privada’, donde solo vivían solo los hijos de los trabajadores, funcionarios, empleados, obreros, ahí teníamos todo, hospital, colegio, zona mercantil, supermercado. Esa mina era americana en ese momento y el inglés cuida mucho la mano de obra, los gringos vivían allá, entonces todas las cosas que consumían los gringos las traían acá, teníamos todas las comodidades, nosotros nos ganamos con eso. Tuve una niñez espectacular en ese sentido.

¿Cuál era tu chapa en el barrio o en el colegio?

En Ilo me decían ‘cara de guante’ y en Moquegua, ‘chueco’.

En Moquegua empiezas a jugar al fútbol...

En el colegio. Había un club el Club Atlético Huracán, hasta ahora está vigente, tenía división de menores y en sexto de primaria jugué ahí, habían tres categorías que entrenaba mi papá. Mi papá es profesor de educación física pero siempre ha jugado fútbol y siempre tuvo su escuela de fútbol, más en Ilo pero en Moquegua hicimos como una división de menores del Club Atlético Huracán, casi todos éramos primos. Ahí jugaba al fútbol y en el colegio, los interescolares, pero en mi colegio, en Moquegua, solo había una sección por año, no se podía jugar fútbol solo fulbito, además, solo era primaria. Como fuimos una de las promociones más queridas, el colegio hace por primera vez un primero de media, mi promoción fue la primera de secundaria en la historia del Juan XXIII. Participábamos en atletismo, que campeonamos 50 metros, y en fulbito sí campeonamos, eso en Moquegua. Ya en Ilo, en 3ro, 4to y 5to de secundaria ya jugábamos fútbol, en la selección del colegio y en la escuela de mi viejo, que era ‘La Academia del Chueco Maldonado’.

Tú en el 89 te vienes a Lima, ¿cómo fue ese comienzo en el fútbol?

Fue alucinante, yo vine a estudiar. Inclusive ya habíamos venido años anteriores para poder seguir una carrera, yo quería ser ingeniero industrial... me matriculé en la Sigma, puro números, álgebra... me inscribí en la academia, postulé y en ese ínterin yo no vengo a jugar a fútbol, yo ya había jugado allá en La Liga pero en el interescolar me va a ver Chalaca, que jugábamos en Ica, pero eso quedó allí. Él va a ver esa final, estaba ya de entrenador en la sub20, comentó que había un jugador que había sido elegido el mejor jugador y que posiblemente después lo iba convocar a la selección sub17, pero eso nunca pasó. Yo vine a Lima a estudia r y en ese momento, más o menos marzo, el Gato me lleva a la U en el 90. De ahí yo hago ese cambio, igual seguía estudiando, estudié en el IPAE un par de años y ya entro a la U en marzo, en menores, y no paré más. Cuando uno llega de provincia es un impacto fuertísimo.

Fuerte...

Era una ciudad muy tranquila, sin tráfico, las distancias eran cortas, a todos lados ibas caminando, todo estaba cerquísima. Acá, cuando vengo nos vinimos a la casa de mi padrino, en La Molina, por la casa del Loco. Vivimos allí un tiempo y luego mi tío, cuando salía a trabajar porque trabajaba en la avenida Argentina, me llevaba a la academia Sigma que quedaba en Lince. ¿Sabes cuánto nos demorábamos? Eran 45 minutos, para mí eso ya era chocante.

La distancia...

Ahí estuvimos como unas semanas nomás y luego nos vinimos a la casa de una hermana de mi mamá, que estaba la casa vacía, por el Parque Fátima en Chorrillos. De ahí yo me tenía que ir solo desde Lince, tenía que agarrar la 20, desde Chorrillos hasta el Centro de Lima, eso tenía que hacer de lunes a viernes. Un día me duermo y aparecí en Plaza San Miguel, en esa época era el paradero de los buses, no había nada, no había celular tampoco, en la casa de mi tío no había teléfono, no sabía qué hacer, tuve que esperar que salga otro bus y que me regrese y bajarme en Huaylas, ya no fui a clases. Estás solo, la gente es otra, no conoces a nadie, era jodido. Esas cosas al principio me tambalearon pero ya después uno se comienza a acostumbrar, pero al principio fue bien jodido.

Paolo Maldonado - Volante (USI)
Paolo Maldonado - Volante (USI)

PAOLO MALDONADO Y SU LLEGADA A UNIVERSITARIO DE DEPORTES

¿Cómo se dio tu llegada a la U?

Por el Gato, por la amistad que tenía con mi viejo, él me lleva a la U con la categoría 74. Estaba Jair Vásquez, Fernando Oblitas, Jerico, Pepe Espinoza, toda tu mancha estaba ahí. Yo llego ahí, el Gato me lleva a entrenar en Rinconada. Mi tío me recoge y en ese tiempo mis papás se habían regresado a Ilo, estaba solo en Lima y estaba en una casa pensión, a media cuadra del Rebagliati, una señora que era de Camaná, súper buena gente, ahí me dejó mi vieja. Yo caminaba dos cuadras y ahí estaba la academia, no gastaba nada. El Gato va y me recoge un día y me lleva a entrenar, yo enero, febrero y parte de marzo había estado hueveando, no había salido a correr. Tenía 16 años, podía correr. El grueso de ese grupo venía de años trabajando y eran figuras, eran los titulares y yo sentía, cuando entrené en los partidos de práctica, que tenía con qué defenderme y dije ‘acá yo la hago’. El Gato también sintió lo mismo porque cuando me vio, obviamente no iba poner a alguien que lo iba hacer quedar mal... eso fue lo más importante porque el Gato tuvo los huevos, no solo conmigo, sino con muchos, de hacerlos entrenar, de llevarlos a la primera. Muy pocos entrenadores podían hacer eso en esa época porque el jugador de fútbol, de la U, tenía que ser ya consolidado o por lo menos tener un cartel, cierto pergamino. Yo siento que no lo defraudé porque al toque agarré una sub-20, agarro la U... yo jugué poco en menores, de ahí nomás paso rápido, él era coordinador de menores y cuando lo sacan al Ciego, él queda de entrenador. Luego empieza mi carrera en la U.

Universitario de Deportes: Paolo Maldonado sueña con el título
Universitario de Deportes: Paolo Maldonado sueña con el título

¿Cómo fueron tus primeros años en la U?

Imagínate entrar a ese camerín... cada jugador tenía un pasado, una historia, un peso establecido, estaban Chaveta, Perico Requena, Roberto, el Puma, Leguía, Chato Araujo, Chucho, Balán, Pinocho Vargas, después llega Baroni, Tomás Silva, estaba Salar, Bravito, tu mellizo Barco, varios... toda esa gente, gente de peso. Ya era lo máximo estar en el camerín o por lo menos participar en el entrenamiento, aunque te pusieran a mover el cono, ya eras feliz... que te den la ropa... a mí me daban una ropa más grande, igual te la tenías que poner y bacán.

¿Cómo hacías?

El inspector Gadget era la caga... qué le ibas a reclamar, nos decía ‘agarra si quieres’, polo y short nada más te daba. Pero yo siempre he sido bendecido porque Pajita siempre me trató bien.

¿Qué recuerdas de tu debut en la profesional?

Un pánico con felicidad.

¿Quién fue tu padrino?

No me cortaron el pelo, creo que porque le tenían miedo al Gato. Y eso que en ese tiempo todos éramos medio pelucones, recién veníamos de la época de la Quinceañera, eran los 80, era el look medio de moda que duró casi hasta el noventa y tantos. A mí no me cortaron el pelo gracias a Dios, me hubiera muerto. Yo debuto con Muni, empatamos 1-1, no me acuerdo a quién expulsan, me hizo entrar el Gato y ahí debuto, eso debe haber sido setiembre del 90. Imagínate el pánico, una sensación rara... estaba el Puma, Roberto y Germán.

Tú estuviste en la U del 90 al 96...

Al 97, en el 98 me voy a Grecia. El 91, 92 campeonamos y luego ya comenzaron a llegar más extranjeros, Tomás Silva, Baroni, Marcelo, Jorge Amado, toda la batería brava, ya ese camerín eran recontra pesado, pero nos trataban bien, hemos sido privilegiados como digo, esa gente que era líder o que manejaba el camerín, por lo menos a la mayoría que yo he visto, te dejaban esa tradición de buen camerín, eso tú también lo has disfrutado y era espectacular.

LIMA, 02 DE JULIO DE 2000

INAUGURACION DEL ESTADIO MONUMENTAL DE UNIVERSITARIO. EN LA IMAGEN (I) MARCO CIURLIZZA Y (D) PAOLO MALDONADO.

FOTO: ENRIQUE CUNEO / EL COMERCIO
LIMA, 02 DE JULIO DE 2000 INAUGURACION DEL ESTADIO MONUMENTAL DE UNIVERSITARIO. EN LA IMAGEN (I) MARCO CIURLIZZA Y (D) PAOLO MALDONADO. FOTO: ENRIQUE CUNEO / EL COMERCIO

En la concentración con el León Rodríguez ¿cómo la pasabas?

Como yo era la última rueda del coche porque era el más chibolo, tenía que concentrar con él porque nadie quería. Yo normal, total... pero sí, no tenía pareja.

Tenía pistolas...

Estaba más quemado. Cuando yo vivía en el Lolo, en las tardes, después de hacer la siesta salíamos a huevear un rato y llegaba el Puma y Martín, con el León, los dos estaban con armas

¿El Puma también?

El Puma también... se pusieron en el medio del Lolo a disparar a los paneles, a los anuncios publicitarios, yo he visto, nadie me ha contado. Mira su vacilón de estos viejos huevones, disparaban de verdad, yo estaba chibolo... adentro nadie te decía nada. Tenían complejo de francotiradores.

En el año 92 te vas a jugar en Sudamericano con la selección peruana en Medellín...

Ahí me convoca Chalaca. Chalaca me llevó a vivir a su casa unos días, acá en Pueblo Libre, porque en ese tiempo, yo vivía en el Lolo y la sub20 entrenaba en el Claretiano. Yo llego a entrenar allá al Claretiano y puro negro y negrones ah... estaba Kanko, Dani Avilés, Víctor Zegarra, Pablo, Flavio, Machi, un gentón... voy a la ducha y me dio miedo, al otro día no fui a entrenar... pregúntale a Chalaca... no fui a entrenar...

¡Qué hablas!

Chalaca me tuvo que ir a buscar después, nunca le dije la verdad, ya después fui... ya ni me acuerdo cuál fue la charla, pero perdí el temor.

En el 93 de fuiste a Argentina a pasar una prueba...

Con Bernardo Grifa, a Rosario. ¿Te acuerdas del profe Ferraresi? Él era coordinador allá, tenía mucha amistad con Bernardo Grifa. Me voy con Antonio como representante, estuvimos casi como dos semanas, me fue bastante bien, fue julio del 92. Yo tenía que haber regresado en enero pero ya como viene Markarián y me inscribe en la Copa Libertadores ya no regresé a Argentina, pero como que ya había pasado la prueba y me dijeron que regrese a fin de año porque quedarme ahí en agosto, ya se había cerrado el libro de pases y hasta fin de año ya no podía competir, me podía quedar entrenando, pero regresé a Lima. Ya no regresé, jugué la Copa Libertadores y luego me quedé en la U. Yo no lo moví ni el club tampoco, consideraron que me iban a utilizar y eso quedó ahí.

Cuando te vas de la U a Grecia, es la primera vez que sales con contrato formal...

Fui al Skoda, ahí donde jugó Papo Pirulo, Piero Alva también. Hice contrato tres años pero me regresé a mitad de año nomás, vi la plata y me regresé, pero el único contrato que tuve afuera.

¿Qué pasó?

Yo no tuve paciencia para esperar un poco más, yo me desesperé porque no jugaba y yo priorizaba jugar, ya estaba muchos meses así y no tuve paciencia y me regresé básicamente por un tema de no aguantar. A esto se sumó también que habían estado mi esposa y mi vieja allá como mes y medio y cuando se regresan, yo no salía en lista, cuando ya estaba bien para jugar, eso me desesperó, por eso pateé el tablero, devolví la plata y me regresé.

Vienes a Perú para jugar por Municipal

Ahí nos encontramos con una batería pesada, estaba el Loco Ubilluz, Dulanto, Camioneta, Carlitos Silvestri. No cobrábamos pero con el Loco Quiroga la pasamos muy bien, también estuvo Amaral, uno de los técnicos que más confianza nos dio. Él vívía en La Paz con Benavides, ahí vivía en un segundo piso, toda esa esquina era su sala y tenía vista a Benavides y a La Paz, vivía ahí con Claudio. Después de jugar los domingos, si ganábamos, íbamos a pasear, a hidratarnos a Bizarro y pasábamos por la esquina a gritarle, un bullón. Salía Amaral a callarnos y nos hacía subir para que no lo sigamos jodiendo. Al otro domingo, la misma vaina. Es que nosotros lo jodíamos de ‘Peter’, años que no lo veo al profe Amaral. Luego se tuvo que ir pero era muy buena persona.

Tu segunda etapa en Universitario

Regreso el 99 y ya me quedo hasta el 2002 y agarramos la época del tricampeonato, la mejor época de la vida de la U.

En el 2003 te vas a Melgar...

Fue unos meses nomás, fue uno de los equipos más complicados, no como institución sino la gente que manejaba Melgar era muy complicada. Yo también busqué la salida y me fui a Cienciano que Freddy Ternero y Juvenal me estaban pidiendo, justo agarro la segunda parte del año que es la Copa Sudamericana, agarramos toda esa campaña, espectacular, pero primero estuve en Melgar. Ahí estuvo también el Loco Ubilluz, el Chino Pereda, Dulanto, de arquero no recuerdo quién más estaba, pero esos cuatro que estuvimos en la U, estuvimos en Melgar, la pasábamos genial esos meses allá, fue bacán, pero como te digo, la gente que manejaba el club era bien complicada. Tú sabes que terminábamos de jugar y nos íbamos a Ilo, estaba a dos horas y media, era verano, cuando llegábamos teníamos denuncia por abandono de trabajo, o sea no podías salir de Arequipa, puedes creerlo...

¿Abandono de trabajo?

yo muy pocas veces he contado eso, es una locura. Tenías que pedir permiso para salir del perímetro de Arequipa, teníamos denuncias en la comisaría. Una locura terrible, o sea no podía ir a ver a mi papá, no podía ir a ver a mi familia. Yo vivía en un condominio en Cayma, entrabas por una puerta, una cochera, la zona de seguridad estaba lejísimos de los depas. Tocaban el timbre, yo no les abría la puerta, contestaba por el intercomunicador y no los dejaban entrar, ese tipo de cosas, todos los días, por eso me arranqué. Una locura...

Paolo Maldonado era el chacotero de todo grupo y tiene varias que contar.
Paolo Maldonado era el chacotero de todo grupo y tiene varias que contar.

¿Cómo fue ese ampay del famoso ‘Trencito’?

No era yo, estás huev... Eso fue por la culpa del Loco Ubilluz, yo me estaba yendo a mi casa y había sacado el carro, habíamos salido de Larcomar y el compadre estaba caminando por la iglesia que está en Armendariz, se para en la pista y dice ‘para, para, para’. Paré y cometemos el error de hacerle caso para irnos abajo, en vez de irnos a mi casa. Ahí abajo habremos estado máximo una hora, tomamos unas seis cervezas y ahí fue todo el chongo. Nosotros hemos llegado y apenas llegamos esos del al frente hicieron la llamada ganadora y nos vacunaron rico porque la hicieron bien. Oye, pero hay una parte que no sale o no sale tanto porque una parte yo quiero cambiar la música y para no abrir la puerta y meterme y sentarme, estoy en la vereda y me tiro, me meto por la luna nomás, cambio la música y después hay un momento que ahí el Loco Ubilluz creo que orina, eso tampoco salió, menos mal.

Paolo Maldonado y su ampay haciendo 'trencito'.
Paolo Maldonado y su ampay haciendo 'trencito'.

Luego te vas a Cienciano en 2003, el campeonato histórico de la Copa Sudamericana

Freddy sí pasa de espacio cuando hace esa terapia, tenía muy metido el tema mental y cuando esta empresa hace esta terapia, yo no pasé, pero sí algunos pasaron. Freddy tenía ese concepto tan metido que sí te lo transmitía, yo no tenía mucha paciencia para eso. Cuando él hablaba era distinto, pero cuando hablaban estos patas... casi nos obligaban a ir, pero a los 15 minutos yo ya empezaba a joder, a tirar papelitos, pero cuando hicieron esta de acá fue un tema un poco más serio, dio resultado porque el tema mental fue muy importante.

Jugadores del Cienciano celebrando el cuarto gol anotado por Paolo Maldonado, Cusco 25/09/2003. (GEC Archivo)
Jugadores del Cienciano celebrando el cuarto gol anotado por Paolo Maldonado, Cusco 25/09/2003. (GEC Archivo)

Fue una hazaña

Fue un equipo peruano... para empezar en ese momento quería nivelar la sudamericana con la Copa Libertadores entonces la Conmebol elige a dedo a Santos, a América de Cali, a River, como para darle nivel a la Copa y acá sí nosotros tuvimos que clasificar primero con Cristal y luego con Alianza, eliminarlos, acá no fue a dedo, todo fue un tema de rendimiento. Lo que yo más rescato de ese grupo fue que en esos partidos básicamente de visita no hubo casi ningún jugador o nadie me parece que en el argot deportivo podamos decir que aflojó, o sea se desarrollaba de la misma forma que se puede haber desarrollado en Cusco o acá en el campeonato local, trasladaba todo lo que podía dar en ese nivel, yo creo que ahí está el detalle para todo, cuando tú no desarrollas tu nivel en ese tipo de exigencia, de lo que tú puedes dar, ahí viene el problema porque no estás dando y ahí tiene que ver mucho el papel mental, que no te la crees, la falta de confianza, y nosotros cuando nos mirábamos dentro de la cancha con esos monstruos, eran planteles campeones de la Libertadores varias veces, cuando estás en el tú a tú y ves que no hay mucha diferencia te la tienes que creer y me parece a mí que eso pasó con nosotros... A veces teníamos que suspender los entrenamientos porque no había ni cancha, en esa época también ya estaba la huelga de la agremiación, no había ni torneo doméstico, varias cosas en contra que al final en la cancha... ni entrenábamos... no teníamos ni las condiciones más básica, ni oficina teníamos. Por eso es mucho más valorable lo que hicimos, paralizamos el Perú.

Marcelo Gallardo contra Paolo Maldonado. (USI)
Marcelo Gallardo contra Paolo Maldonado. (USI)

Luego regresas a la U

Sí en el 2004, teníamos buen plantel pero no nos alcanzó. Estaba Marcelo Trobbiani. Mi recibimiento fue bueno porque el hincha se da cuenta del esfuerzo que hace uno. Yo recuerdo la presentación de esa noche crema, fue alucinante, espectacular. El hincha era hincha del club, pero también era hincha personal del jugador, en esa época estuvimos nosotros y eso ha cambiado también, era otro disfrute, tiempos distintos. Antes era un espectáculo, había una confrontación dentro de la cancha y una en las tribunas, era como estar en un parque de diversiones.

Luego te vas a Total Clean

Paupérrimo, no aguanté, estuvimos dos meses nomás y arrancamos. Lo mejor que hicimos fue el partido que le ganamos a Cristal acá. Nos fuimos a tomar con Goyo, con Calín y llamamos a Ospina, le dijimos que éramos radio Caracol de Colombia y que comente el partido y diga cómo nos vio. En ese tiempo podías poner la llamada de privado. El primer día de entrenamiento, inicia el trabajo, el profe estaba por ahí caminando y le digo ‘profe, tengo unos amigos periodistas y me han dicho que lo llamaron de radio Caracol’ y me dijo ‘sí, y les hablé bien de ustedes, estoy muy feliz que se hayan acordado de mí’. Nos reúne a todos y le digo ‘una consulta profe, ‘le hablan de Radio Caracol de Colombia, usted sabe quién fue Radio Caracol... Calín ha sido’, no sabía dónde meterse.

Y de Sport Águila..

Te acuerdas del tio de Iza Motor, era muy amigo del tío de Sport Águila y me dice si quería ir, aunque sea tres días a la semana. El tío me atraca pero Mosquera estaba de entrenador. No es que tenga mala relación con él pero nunca lo había tenido y no me vacila porque en las charlas, cuando entrenaba en Bolognesi, me nombraba, me mencionaba. Yo le digo eso al presidente y me dice ‘olvídate, yo me encargo de eso’. Llegué, me recibió bien le profe, pero ellos habían hecho pretemporada acá como un mes, en la primera fecha perdemos 4-0, era un equipo de Huancayo. Yo juego y me regresé a Lima, tenía que volver el jueves. Lo llamo al profe y me dijo ‘no, yo ya no soy más el entrenador’, a la primera fecha lo sacó. No es que lo quise ayudar, sino que lo quise persuardir al presidente para que no cometa una locura, lo llamo al profe y le digo que ya no hay marcha atrás. Casi subimos, nos quedamos por un punto ese año.

¿Con la selección de mayores cómo te fue?

Bastante bien, estuvimos en el grupo de Francia 98 que no clasificamos por goles, una campaña espectacular con el Ciego.

Paolo Maldonado hace gran torneo
Paolo Maldonado hace gran torneo

Jugaste 13 años en Universitario, tienes cinco títulos con la U, una Copa Sudamericana, dos Sub20, una selección sub23 y selección mayores. Eres una y mugre de José Antonio Pereda, Fonola, Lucecita

Un día, un domingo, yo estaba en mi casa, el Chino estaba por El Agustino desde temprano y me dice que vaya. Eran 8:30 de la noche y yo estaba con mi mujer, voy como a las 9:30, había una actividad, quería sacarlo pero no se quería ir. Logro sacarlo, nos ponemos afuera y de verdad yo ya iba tirar la toalla. Yo tenía un vaso de cerveza, para el lado contrario veo una luz, una cámara y le digo a uno de los chibolos que chequeen, que estaban grabando, los chicos van como para hacerles la bronca y el carro pasa delante de nosotros grabando, yo voy a mi carro, los he seguido pero todas esas cuadras tenían unos rompemuelles grandotes, el carro del Chino era más chato que el mío. El Chino estaba sano ya, pero igual dije ‘la cagada’. Nos paramos por el Jockey y el Chino ya estaba con los ojos grandes, como nuevo. Creo que lo llama a Jorge Soto como para frenar, pero por último ya fue. Eran como las 11 de la noche y me fui a mi casa. Al día siguiente estaba todo asustado, era una beterraga.

Luego sigues tu carrera como entrenador

Sí, estudié en la Escuela de Entrenadores de la Federación en 2013, 2012, me gradué en 2014, luego hice las prácticas en la reserva de la U, después en el comando técnico con Chemo, con Oscar, con Chale, luego saqué la licencia y en 2019, cambia el Instituto de Entrenadores, se convierte en Futec e hicimos un uso para la licencia pro, para dirección técnica y de alguna forma todavía estamos vinculados todavía con fútbol de menores

¿A qué te dedicas ahora?

Ahora hay un club que se llama Lolo Fernández, tiene cinco categorías, una sede principal, muchas franquicias en Lima, como 7 u 8 y participa en la Copa Federación, tenemos un tema que se está solucionando, yo estoy como coordinador, este año vamos a jugar fútbol femenino para tentar, vía Copa Perú, vía Liga de Ate, porque este es el último año que por Copa Perú en fútbol femenino puedes llegar a Liga1 directamente. Estamos trabajando, tenemos un plantel de chicas, 16 chicas de un nivel que esperemos nos pueda permitir llegar.

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