Mi gente de continuamos esta semana con hartooo aguadito. Y es que después de la divertida entrevista con, les traemos una reveladora conversación con Marco Charún León, quien recordó, con mucho pesar, la tragedia del Fokker de Alianza Lima.

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Durante esta charla, ‘Mantequilla’ Charún nos habla de sus orígenes en el Callao y cómo inició, a muy corta edad, en el mundo de la pelotita. Además, revela cómo llegó al equipo blanquiazul y sus más entrañables recuerdos con Los Potrillos.

Finalmente, nos relata sus anécdotas con Miguel Company, Roberto Chale, Kukín Flores, Juan Carlos Amaral y Vitito Reyes. Ponte cómodo y disfruta de la entrevista.

¿Quién te pone la chapa de “Mantequilla” Charún?

Me la puso mi tío, el hermano de mi mamá, mi tío Teófilo León. Tenía 4 años y me gustaba mucho la mantequilla, la comía como queso... me quedé con esa chapa de chiquito. Peloteaba en mi barrio y mi tío me decía ‘oye, Mantequilla, patea’ y todos mis amigos de la promoción... me quedé con esa chapa, por él. Era bien difícil en esa época comer mantequilla, pero yo me escabullía porque mi mamá me la escondía. Me caíga latigazo cuando la encontraba y me la comía, mi tío y mis hermanos renegaban... De chiquito era cargoso, mi mamá escondía la mantequilla en un ropero chiquito... comía mantequilla hasta con bizcocho y a las dos tapas le ponía.

Tienes otra chapa, ‘El Bunbún’

Esa me la pusieron en un partido de Alianza con Defensor Lima, con un gol de tiro libre, mi especialidad... termina el primer tiempo, bajo al camerín y ya estaba Tito ‘El pelao’, y me comienza a decir ‘Bunbún’ porque me decía ‘cómo le pegas a la pelota’.

¿Qué te echabas en las piernas para que brillen?

Grasa me echaba, yo me echaba brillo porque ‘negro brilloso, volante que tiene miedo’. Los shorcitos se prestaban porque eran chiquititos.

¿Cómo habrá ganado con ese look?

Nada, al contrario, todos eran empates o pérdidas, no había ganancia. Es que no podía ganar en todos sitios. Me volteaban la cara.

¿De qué barrio eres?

Del Callao, Carmen de la Legua, ese es mi barrio. Toda mi familia es del Alianza, la familia León. Sesenta mil negros. En ese callejón vivía mi abuela, la mamá de mi tío Perico León, ese es el barrio, el callejón.

¿Cómo eran esas rumbas?

No... 50 mil negros nomás, podían entrar 10 blancas, más no podía pasar, estaba prohibido. Unas jaranas de dos o tres días, antiguamente era así. Ahí llegaron maestros de maestros de la pelota. El que llegaba con zapatillas rotas no podía ingresar, bien a la vestimenta, era elegante, si no bailabas también te botaban a la calle. Era salsa dura y hasta cumbia.

¿Cómo fue tu infancia?

Yo desde los 3 añitos ya era travieso y me gustaba el balón, me iba a la puerta de mi casa a pelotear con mis amigos del barrio. Luego, a los 7 años, mi papá me llevó a jugar a Juventud Milagros, un equipito chiquito pero que le tengo mucho cariño, Barcelona también, en esos dos equipos empecé desde muy pequeño. Tengo grandes amigos allá en el barrio. En Juventud jugué con Pedro Chancatana, que jugó conmigo en Alianza... De ahí fui creciendo, a los 11 años mi papá me llevó a probar a Alianza con el Cholo Castillo, pasé la prueba y me quedé en Alianza. Ahí conocí a grandes amigos, Daniel Reyes, del Callao también, John Cavero, Martín Carrillo, Campos, Montenegro.

Marco Charún en La fe de Cuto
Marco Charún en La fe de Cuto

Tú eres promoción de los Potrillos ¿cómo eran?

Era un buen grupo y teníamos mucha amistad, mucho respeto. Cuando salíamos de entrenar nos íbamos a la panadería al frente de Matute, a comprarnos una cajita de chocolatada, costaba 80 céntimos. Todo el grupo iba, con nuestro pancito. Nos íbamos caminando, lateando, un día llegamos hasta la Plaza San Martín, caminábamos para ahorrar el pasaje. Después de los entrenamientos siempre compartíamos con la promoción. Siempre que ganábamos había un señor que nos daba una pequeña propina. Era muy fuerte para ser titular ahí, adelante nomás teníamos como seis delanteros... En ese tiempo iba la mamá de Escobar, de Medrano, de Reyes, las tribunas eran una bulla, y eran tres, parecían sesenta. Las mamás siempre iban a alentar. Alianza en esa época era una familia, sabíamos manejar el grupo, Daniel Reyes hablaba y nosotros... claro, si era el capitán. Me acuerdo un partido, estábamos perdieron 2-1 y baja el Cholo Castillo al camerín, nos miró, no nos dijo ni ‘a’... y habló Daniel y salió a la cancha y cambió el marcador a 4-2. El Cholo nos miró y nos dijo ‘felicitaciones’, nosotros estábamos gritando, hasta con cajón, luego el Cholo se fue. Nosotros teníamos grandes amistades en Renovación, siempre terminando los campeonatos íbamos, las señoras cocinaban, nos invitaban nuestro almuerzo, siempre nos juntábamos ahí, era como nuestra casa, siempre con su copita de vino.

¿Cómo era el Potrillo Escobar?

Un delantero espectacular, tenía un cambio de rítmo, era un jugador encarador y arriba no le ganaba nadie, tenía una parada de pecho... para mí era un jugador difícil de marcar, manejaba los dos perfiles igualitos, pegaba con la izquierda y la derecha, arriba tenía un salto espectacular. En la promoción jugaba ‘Colibrí' por la izquierda, Escobar y Cavero... asu madre... era una delantera fuertísima, a Cavero también le gustaba encarar, hacían diabluras. En personalidad Escobar sabía lo que era, caminaba en puntitas y sacando el potito. A veces ni te saludaba, se pasaba de largo, pero Daniel lo chapó de la oreja y le dijo ‘qué pasó, acá todos somos iguales’.

¿Cómo era el Potrillo con la chacota?

Él entraba a la broma con nosotros...

En el año 85 te vas al Bolognesi de Tacna, qué pasó...

En ese año promocionan a Escobar, Bustamante, Cavero y al Cholo Castillo le piden jugadores para el Bolognesi de Tacna... para tres equipos de provincia. Yo hablo con mis padres, había decidido irme a Tacna... viajé con Cocho Reina, llego a Tacna y a pasar prueba. Llegué el día viernes, el sábado jugué, el profe me dijo para que arregle, yo quería arreglar en Lima con el presidente, pero no iba regresar por carretera, quería en avión. He tenido mucha suerte en el fútbol porque los presidentes que he tenido en cada club han sido excelentes, no me puedo quejar, los más grandes.

Nosotros fuimos a la Copa Libertadores en Colombia, empatamos 2-2, nos empataron, porque íbamos ganando... casi nos matan por mi culpa en el estadio, es que le metí una patada al masajista del otro equipo... Carlos Kukín Flores también era bien traviesito, con él no se podía ni concentrar, caminaba toda la noche, le costaba dormir, te tocaba la puerta a las 2 o 3 de la mañana, quería conversar con cualquiera... Uno se levantaba a las 8 para el desayuno y él estaba durmiendo. Un día lo correteé por tocarme la puerta a las 3 de la mañana. A mí me hizo una en Huánuco... fuimos a jugar a Huánuco con Boys, terminó el partido, todos al hotel, cenamos y el profe nos dio permiso a las 11:30 de la noche. Me cambié bien bacán y el ‘Flaco’ Puchungo y ‘Agujita’ Basa me dejaron el pantalón como vaquero, lo abrieron, los quería matar. Punchungo y Agujita me decían que había sido Kukín... igual salí, es que ellos no querían que yo fuera, me puse un short y les gané a los tres. Para venirnos a Lima, Kukín no quería subir, sabía lo que había hecho. En la cancha era diferente.

Marco Charún en La fe de Cuto
Marco Charún en La fe de Cuto

¿Es verdad esa historia de ‘Agujita’ Bassa?

Sí, ese negro era loco, lo que le decían lo hacía. Yo le pregunté, ¿cuánto te ofrecieron para hacer eso? y me decía ‘Money es money’. Me dijo ‘cuando metí, me olvidé de jalar, no pudo jalar para sacarlo, se le quedó la aguja’.

Cuando pasó la tragedia en Alianza, lo del Fokker...

Lo más triste, fue una excelente generación, se fueron muchos hermanos, muchos amigos, muchos maestros, Caico González Ganoza, Susoni, Peña, Casanova, Daniel Reyes, Escobar, Braulio Tejada, se fue una generación muy hermosa, muy triste fue, fue una generación muy grande, había todo un futuro, fue muy triste. Yo me enteré a las 7:30 de la mañana por mi tío, yo estaba en mi casa y justo habíamos jugado con la U acá en Lima... no sabes, agarré un taxi y me fui al estadio, el estadio era un cementerio, las familias, los hijos, todo... El entierro de Daniel Reyes, me acuerdo que su mamá dijo, ‘no quiero que lo lleven en la carroza, quiero que lo carguen hasta el cementerio’, de su casa lo llevamos hasta el cementerio a pedido de su mamá, su mamá nunca quiso que llegue rápido al cementerio, le dimos como cinco vueltas, de ahí lo llevamos, cantidad de gente. Una pena grande, hay muchos que no encontraron, al Potrillo no lo encontraron, su mamá, la tía Esther, una madre excelente, Escobar era su salida de ese barrio, la tía decía ‘ya perdí todo’. Alianza era una familia muy unida, Alianza era del pueblo, se nos fueron grandes.

Al siguiente año regresas a Alianza

Sí, de Tacna vengo a Alianza en el 88. El camarín era muy silencioso, ya no había esa alegría, era muy triste, fue un proceso fuerte, recordaba dónde se cambiaban mis compañeros y eso dolía.

Vinieron los chilenos, tocaban la guitarra pero no era igual. ¿Cómo levantas? Juan Reynoso estaba en ese tiempo en Alianza... el camarín era silencio total, pasaron las semanas y poco a poco comenzamos a salir de eso, agarrábamos el cajón, no sabíamos lo que estábamos cantando, pero igual hacíamos bulla, ya salíamos con otra mentalidad pero fue muy fuerte la tragedia de Alianza, para todos, no solo para el hincha de Alianza... yo me acuerdo Chemo del Solar, Roberto Martínez, fueron al estadio, fue muy fuerte.

Qué anécdota tienes con el profe Miguel Company

Un extraordinario, mi papá. Una vez jugamos un partido y yo ni por acá, nos duchábamos y cada uno para su casa... pero salgo por el techo, yo tenía dominados a los perros, eran bravos, salgo y me fui a comer pollo, nos metimos unos espumantes, eso fue en Tahuantinsuyo, yo había dejado mi cama con las almohadas para que parezca que estaba ahí hasta que a Javier Castillo se le ocurre pasar por mi cuarto y se dio cuenta que no estaba, lo llamó al profe. A las 5 de la mañana estaba oscurito, los perros ni ladraban y yo cantaba mi valsecito y comienza a ladrar uno de los perros, alguien estaba sentado ahí, ‘buenos días Charun’, me dijo el profe, yo le dije ‘vengo de misa’, al final le tuve que decir que me fui a una polladita a colaborar, el profe estaba bien sentado en mi puerta, ya me quedé calladito, no canté, hasta la voz se me fue. El profe era ley. Me levantó a las 11 de la mañana y me hizo correr una hora sin parar, me puse dos casacas para botar todo...

Qué anécdota tienes con Jose Carlos Amaral

Cuando Alianza contrata al profe Amaral, llegó y lo primero que hizo fue llamarme, yo pensé que este veía ya sabiendo algo. Terminé de entrenar y entré a buscarlo, comenzó a hablar y le digo ‘profe, qué pasó, ¿he faltado? ¿qué le han dicho?’... al final me hizo trotar porque, según él, tenía cinco kilos de más, le hice caso... lo convencí. Yo me comía la cancha con Vitito, era ‘caballo loco’ porque corría... tenía bien físico...

¿Cómo es posible que Vitito Reyes no baile, si es de Chincha?

Ese negro es bamba, él orgulloso dice que es de Chincha pero es bamba. Lo que sí, ese zambo te saca la ventaja conquistando... es un floreador al mango. Una vez fuimos a la Calle de las Pizzas en Miraflores... el negro es agrandado, se quiere sentar en el mejor sitio, yo le dije ‘oye Vitito qué pasa, tú eres negro, no eres blanco’. Pedimos una jarrita de sangría y me dijo ‘mírame’, yo le dije ‘no te va hacer caso’, pero él se iba seguro y sí pues, ahí me di cuenta. Me dejó sentado solo con mi sangría, yo le silbaba y me dijo ‘arranca, paga tú’. Caballero tuve que pagar, él convenció a la Blancanieves, qué le habrá dicho...

En el 91 te vas a jugar al Boys

Sí, con mi tío Carlos Lasum, que me trajo al Boys. Yo desde los 12 o 14 años siempre fue mi misión debutar en Alianza y jugar en el Boys, toda la vida... Siete años estuve en el Boys... con la Rosada teníamos también un grupo... puros tranquilitos. Cuando clasificamos a la Copa Libertadores nos hace una recepción en Bellavista, cenamos bien bacán, con su orquestita, estábamos felices y Ramón me dice ‘Charún, acá no nos vamos a quedar... dónde vamos a seguir’... era la banda del Choclito, Kukín estaba chibolito, habían dos puertas, nos llevamos dos cajas, Ramón trajo dos cajones más y nos fuimos a mi callejón, nos fuimos de largo y tuvimos que irnos de boleto.

Qué anécdota con Kukín Flores

En la Colonial había una señora que preparaba ceviche, nos fuimos cinco jugadores, yo estaba con mi hijo, le hago caso a Kukín y fuimos. Estábamos liquidando y mi hijo ve una bicicleta y Kukín le dijo ‘sobrino, te gustó la bicicleta’ y se la compra a mi hijo, estaba loco, yo pensé que tenía otras intenciones, que le estaba comprando para que yo me quede. Eran las dos de la mañana, mi hijo estaba durmiendo en el mueble y no me dejaron ir, habían echado llave y las habían escondido. Salí al día siguiente a las 8 de la mañana con mi hijo. Le dije a Kukín, ‘Carlos te mato como me boten de mi casa’. Llegué con la bicicleta y no me dijeron nada, pero le dije a mi hijo que dijera que yo le había comprado y al final dijo la verdad, que su tío Carlos se la había regalado

Qué anécdotas con Roberto Chale en el Boys

Es una leyenda completa, extraordinario. Su hijo de Roberto Chale es Agujita Bassa, era su hijo, donde iba el profe Chale, ahí estaba Agujita. En el Boys estaba Agujita. Un partido nos tocó jugar en el Nacional y Agujita me llama y me dice ‘dice el profe Roberto para ir a comer escabeche a Pueblo Libre, en Sucre, al Queirolo’. Fuimos, el profe estaba contento, era que el tío era dueño de ahí, él pedía las botellas de Pisco Queirolo, el escabeche se volvió líquido, era muy querido en el Queirolo. Cuando me quise ir, me dijo ‘si te vas, te vas del equipo’.

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