Mi gente de ‘La fe de Cuto’, no descansamos ni en Semana Santa. Luego de las dos ediciones especiales con Gisela Valcárcel volvemos con todo al mundo de la pelotita. En esta edición, te presentamos la entrevista con José ‘La Bala’ Moisela, quien ha paseado su talento por los principales clubes del Perú: Alianza Lima, Universitario y Cristal. Una charla esperada.
‘La bala’ nos cuenta sus anécdotas en los principales clubes del Perú, así como su experiencia en Argentina cuando fue fichado por el Belgrano. Además, cuenta cómo fue trabajar con La Pepa Baldessari, Jorge Sampaoli y una historia muy particular con Pepe Soto.
Así que ya saben, mi gente, arrancamos con la entrevista a ‘La bala’ Moisela que lo estaban pidiendo hace mucho tiempo. Sigan reflexionando esta Semana Santa y no se olviden que la fe es lo más lindo de la vida. Dale play.
¿Quién te pone la chapa ‘La Bala’?
Me la pone un periodista de El Bocón en ese tiempo. Dentro de los partidos que yo ya estaba jugando en Cristal, que eran muy seguidos, hice como tres o cuatro goles seguidos y los hice de tiro libre, y un día vino y dijo, ‘donde tú pones el ojo, pones la pelota’, ‘La Bala’ me pone, y así empezó. Suero creo que se apellida, Miguel Ángel Suero, a veces antipático pero buen tipo. A veces nos teníamos que reunir con él y le decíamos, ‘tú estás acá todos los días, nosotros te ayudamos y tú estás que nos matas’, bueno, él hacía su trabajo, es su chamba también.
¿De qué barrio eres?
Yo soy de la Perla, yo soy de Benjamín Doy, manzana 7, por el Ministerio de Marina, toda mi vida he vivido en esa zona, que en esa época era hermoso porque los campos libres pues ¿no? No habían rejas, no había nada, tú podías jugar a las 5 de la mañana, ahora hay rejas, ahora todo te alquilan. Pero ya uno con el tiempo, cuando camino con mis hijos, ellos no entienden por qué yo saludo a todo el mundo, y es que uno jugaba desde antes del óvalo de La Perla hasta acá a la vuelta del ministerio, y te conocías a toda la gente, gente mayor y de mi edad.
¿Dónde te inicias en la pelotita?
Yo inicio en Cantolao, en el año 1988, cuando todavía no tenía lo de Fertisa, era categoría 79 y no era mi categoría, y ahí es donde vengo a compartir desde esa edad con Carlo Lobatón, es mi promoción, con Neuhaus, porque no había nuestra categorías. Ellos entrenaban en Araoz Pinto, era un terral, ahí lo conozco también a Valdivia, que hasta ahora pichangueo con él, Tapia, muy talentoso él, pero así inicio en Cantolao. Pero cuando ya aparece Fertisa, ahí recién se apertura mi categoría. Llegaban a montones, el predio era el predio, cinco canchas de fútbol, lindos recueros.
¿Cómo así llegas a Cristal?
De Cantolao, hasta los 15 años ya viene el tema del preselectivo. Nosotros por un punto no clasificamos y no participamos en el subselectivo para selección sub17. Nos quedamos en el aire, dijimos ‘qué hacemos’, y viene el primer entrenador que quiere que yo participe en ese torneo, el profe Bolaños, era en ese tiempo entrenador de la U, ya me había chequeado. Va a mi casa para que yo participe con el Deportivo Municipal, que ya había clasificado, y yo fui a entrenar hasta Villa, entrené ese día y al día siguiente, llama a mis papás y les dice que lamentablemente a Muni lo habían separado del torneo. Me quedé en el aire de nuevo, y Club Deportivo Zúñiga me llama, con el profe Peralta, me llama y habla con mis papás para que yo participe con ellos. Ellos entrenaban en la Videna, cuando todavía la Videna no se estrenaba, año 95. Así participo en ese preselectivo y ahí ya el profe Mellán habla con mi papá, que también ha sido futbolista, le dijo que me quería ver el día lunes. Yo fui al club con una camiseta que tenía mi viejo ‘Calvo’ y su short azul, le quité el uniforme porque me gustaba. Llegó me presento y el profe me dice que me den ropa, de arranque, me preguntó sí había llevado mis dos fotos y la partida, generalmente primero te analizan y luego te dicen esas cosas, pero conmigo fue de arranque, así empiezo. Así participé de esa selección sub17 y luego jugué en el Sudamericano.
¿Por qué jugaste en el Sporting Cristal B?
Eso fue en 99, pero para terminar el 98 yo salgo en lista para jugar contra Cienciano en Cusco, fue en un abrir y cerrar de ojos, nunca olvidaré que estábamos ajustados y nos prestábamos los zapatos. A Andy Salinas le digo que me preste, y me dijo que ya, me los llevé, pero no había llevado vendas porque antes no se usaba. Cuando viajo y me estoy cambiando, el profe, el Coyote, me pregunta por mis vendas y Miguelito Linares me trajo una venda nuevecita de tela, y así empieza el partido, yo iba debutar. Ahí estaba Miguel Rebosio, no pude debutar porque en el primer tiempo estábamos perdiendo 3-0. Llegando a Lima nos toca Boys y lo mismo me dice, ‘vas a debutar’, prepárate, yo ya ni dormía. Tuve que esperar, pero hubo un partido que le lanzan un piedrón a Esidio entonces cortan el partido y me llevan al Estadio Nacional, con Kukín en cancha, a puerta cerrada y empatamos faltando 11 minutos. Eran equipos de peso, en nuestro tiempo era difícil subir.
En el 99, ya no era Sport Agustino, sino era Cristal B, que no podía ascender. Nosotros subíamos a primer equipo y luego bajábamos en segunda división. Ese equipo llegó a tercer lugar, linda experiencia, el equipo era maravilloso.
¿Cómo llegaste al Muni?
La anécdota fue... yo ya tenía 19 años, ya había pisado primera división, yo ya sabía que era capaz, pero en el 99 yo pensé que subía para hacer pretemporada con el equipo, pero me dijeron para el siguiente año. Pero ese año tuve una reunión con don Jaime y con la señora Kathy, que me dijeron que continué, seguí ese año pero nos proponen que la única forma para que te miren en el primer equipo, era campeonar a final de año, y así fue, campeonamos en prejuvenil, juvenil, sub 20 y nos quedamos en tercer lugar en segunda división. Esperaba la llamada para el próximo año pero nada. Voy a club, converso y no fui a entrenar como tres días, y me llama don Jaime para preguntarme y les expongo el tema, que ya veo que el tiempo pasa, yo soy cabeza de familia, y tengo que ver otras prioridades como trabajar. Yo tenía 19 o 20 años. Me dicen que vaya al club y rápido me dicen, ‘te quedas a tomar desayuno, descansas porque te vas en la tarde a hacer una prueba con Muni’. Me quedé y en la tarde nos mandaron para allá, yo y Manuel Merino, nos regalaron zapatillas, vendas. Entreno en Muni y quedo en Muni, la siguiente semana debuto en Arequipa contra Melgar, la experiencia espectacular, íbamos ganando 2-1 con gol de Matellini y en el segundo tiempo yo me barro con Atinoco, él remata y a mí me choca en la canilla y se mete, 2-2. Siguiente acción de juego, faltando cinco, un centro de ellos, un desvío nuestro, me choca en la mano y penal, gol de Alfredo Carmona, 3-2, yo me quería morir, así fue mi debut. Me voy al bus cabizbajo, mi gran amigo Pancho Pizarro, me levanta del cuello y me dice ‘muy bien, no me agaches la cabeza’. Eso me levantó, me reconfortó. Así empieza mi historia en el fútbol profesional.
¿Alguna anécdota con La Pepa?
Con La Pepa hay miles, pero nunca me voy a olvidar... estábamos en Huacho y jugábamos con Alianza, estadio lleno, y nos prometen que nos iban a pagar. Nosotros no entrenábamos por las deudas. Creíamos que nos iban a pagar el 70%. Termina el partido, creo que empatamos. Regresamos al hotel, estábamos cenando y esperando. La Pepa decía, ‘ahora llegan’, y nunca me voy a olvidar, un carro pasa pero en retroceso, abren la puerta y así como en película, tiran la maleta y el carro sale. La Pepa gritaba por su plata, se llevaron el billete. Nosotros los correteamos, al día siguiente, ocho de la mañana en el edificio del presidente, nunca se apareció. Y así estuvimos casi todo el año. Igual es perjudicial porque el campeonato no paraba, no había agremiación. Entrenábamos con el asistente, el que no quería entrenar no entrenaba, pero pasaba factura porque lo que tú quieres es que te observen para el próximo año. Ahí también estaba Roberto Valenzuela... una de Vale Vale, estabamos jugando contra Huanca, en Huancayo, y pedía oxígeno. Era un tanque arriba, para moverlo es dificilísimo, en esa época era rapidísimo, un camión era.
¿Cómo regresaste a Sporting Cristal?
A mitad de año, regreso a Cristal y empezábamos la Melconorte y nos toca con el equipo de Kansas City, en ese equipo estaba el arquero de la selección de Estados Unidos, Jacinto Rodríguez también, era un roble. Espectacular el estadio, el ambiente, y ese fue mi primer partido que debuto. Con Cristal debuto en Estados Unidos que ganamos 2-1 y el fin de semana nos toca Alianza, y creo que ganamos 2-1 en el Estadio Nacional, esos fueron mis dos partidos inaugurales en Cristal y así empecé. Ya después termina el 2001, continuo en 2002, había la posibilidad de mantenerme en el equipo. Ahí llega Autouri, en 2002, y ese 2002 fue fantástico con nosotros porque campeonamos. Ahí sí fui más regular, jugué casi todo el año, más de 30 partidos, hice varios goles, me da la posibilidad de seguir en la selección en 2003. En 2002 tuve mi primera Copa Libertadores, 2003 también Copa Libertadores, 2004 también campeonamos en el Clausura con Cristal, ese año me fue tan bien bien que hasta brasileño me dijeron.
¿Tuviste un enfrentamiento con Pepe Soto?
En Cristal, cuando recién estaba subiendo, cuando eres el menor eres el primero en ingresar, te cambiabas y tenías que esperar a los más grandes para salir en conjunto. Yo estaba esperando en un rinconcito, tenías a saludar a todos porque te metían tu cocacho, igual era cuando terminaba el entrenamiento, tenías que esperar. Cuando entro al camerino, yo no tenía sandalias, entra Julinho y estaba el cabezón Carmona y me dicen que agarre unas que estaban ahí, que no eran de nadie, si ya no había nadie. Me pongo las sandalias y me voy a la ducha y entran, abren la puerta y era Pepe Soto, metiendo chacota y en eso preguntó por sus sandalias, se hicieron los locos. Me abre la puerta, yo estaba solo y me pregunta por las sandalias, no me dijo nada... pero le entregué, agarró a sallonarazos a Julinho.
¿Cómo fueron tus enfrentamientos con Sampaoli en la San Martín?
A mitad de año fue. Llega ‘Chemo’ a Cristal a mitad de año y habla conmigo, directo, y me dijo que no estaba dentro de sus planes. Pero para eso yo ese 2005 no firmé con Cristal, me voy a Bolognesi de Tacna con Sampaoli, ahí lo conozco, un enfermo, era una locura, el hombre vivía fútbol. Te sacaba tu flyer de tu partido de 20 minutos de todas las acciones positivas y negativas, todo el día se la pasaba analizando el partido de cada jugador y lo hacía en un cassete, después venía la reunión grupal. Él lo veía como chamba, era su trabajo, igual era el preparador físico. Yo llego y en ese tiempo, con el tema de los descansos, a mí a veces la rodilla se me trababa, la única forma era descansar tres días, láser, inyecciones, hielo, no les importaba, así me decía Decio. Éramos como 10 lesionados porque la chamba era... pedía velocidad. Después ya me pasó, continué y Cristal iba jugar la Copa Libertadores, y David Soria se lesiona y ahí me llaman. Yo retorno al club, nos tocaba Boca y creo que hubo un acercamiento en 2004, cuando nosotros pasamos a la siguiente ronda y justo nos tocó Boca, si nos tocaba otro equipo, creo que pasábamos, pasamos primero en el grupo, el equipo caminaba solito, pero Boca era Boca.
Cuando llego a San Martín estaba con el tema del descenso, y la única manera de salvarlo era campeonando o siendo subcampeones, y subcampeonamos, dejamos el descenso y encima nos metimos a la Copa Sudamericana. Pero después, en las transacciones, ya había una conversación antes con Alianza y con la U, ahí conozco a don Alfredito González.
¿La Trinchera Norte te ajustó tras un partido?
Lo agarraron a Manzana, también me querían agarrar a mí. Es que cierran en Monumental, yo estaba saliendo, Manzana estaba delante mío y me tocan la luna, para reunirnos con nosotros, y conversamos en la segunda planta y se lo comieron más que todo a Manzana. Nuestro equipo era bueno pero no nos daban los resultados.
¿Cómo fue tu anécdota con Chemo Ruíz y Jorge Amado Nunes?
Yo concentraba con Chemo Ruiz, conversando con él y entró Jorge con sus asistente y comenzaron a buscar, se tiraron abajo de la cama, abrieron el ropero, pensaban que habían mujeres, decían que olían a las mujeres, nosotros no entendíamos, y decían que les habían dicho, hasta abrieron las cortinas, las ventanas, se quedaron un rato a conversar para ver si salía algo y se quitaron. Pero entraban a las 11 de la noche, se metían en la mañana, tarde o noche, hasta durmiendo, no podías meterle llave a la puerta.
¿Cómo fue tu etapa en el Belgrano de Argentina?
Fue algo rápido. Me mandaron un flyer que ya estaba en la página del club y que tenía que viajar en dos días. Yo ya había hablado con Alfredo, tenía que dejar algo por el pase, pero que eso no iba estar estipulado en contrato. Hicieron la transacción a los dos días ya estaba en Córdova. El recibiemiento de los peruanos fue, ellos viven al frente del estadio de Belgrano, me dieron anticuchos, rachi... fue bacán el recibimiento de la gente. De frente al bus porque nos fuimos al Mar del Plata. En la primera fecha me toca Rosario Central en el Chateau, estadio lleno, pero el profe en la concentración me dice que no voy a debutar, quería que vea el mecanismo y el ambiente.
Ese partido empatamos 3-3. Siguiente fecha y al profe lo sacan, el que viene, como estábamos en los partidos de práctica, me tocaba Independiente de Avellaneda, respetó lo que íbamos trabajando y ahí fue mi debut, con Independiente. Cuando termina el partido ellos me abrazan, jugué bien, hice mi chamba, bien peruano. Ya en la tercera fecha, nos toca San Lorenzo en casa, yo era parte del equipo titular en la práctica y en el segundo tiempo me cambian y me mandan al equipo B. Me quedé en banca... se acerqué al profe y de arranque me dijo que yo estaba ahí por el otro profe, pero él conocía a los que estaban abajo, simple me lo dijo. No me sacaba en lista y el asistente me invita a jugar a reserva y por ese lado la empecé a agarrar, empiezo a hacer goles, jugamos contra Estudiantes de la Plata en La Plata y le hago el gol a Albújar, que después fue el arquero de la selección argentina, de cabeza, nunca había hecho un gol de cabeza. Ganamos 1-0 con ese gol, ahí la prensa empezó a apretar. Nos toca River en casa y el estadio estaba lleno, nosotros le ganamios 4-1, jugué bien en ese partido y ahí comienza más la presión. En la siguiente fecha me llevan contra Argentino Junior a Buenos Aires a jugar, ingresé 25 minutos, casi en el segundo tiempo, en el siguiente partido salgo contra Racing pero en casa y después de tumbo en tumbo, a veces salía, a veces no salía.
El partido que sí me lapida fue contra Gimnasia Esgrima, me ponen faltando 30 minutos, querían que juegue de volante, yo estaba con unas ansias, yo sabía que era el momento, estadio lleno, pelota que venía, iba al arco, estaba preparado, me sentía bien y viene una bendina pelota, el lateral pasa, le entrego el balón, centra, queda el rebote y yo le digo de sano, quédate ahí y yo te hago la cobertura, hago la cobertura y así como nos pasó el autogol de Paraguay, misma situación, agarran centro a pie, al raz, pasa el balón, ya me había pasado en la U, y yo la piso y el delantero lo tenía a metro y medio, miro y dije ‘no, qué se va tirar’, y se avienta de atrás, cuando sigo corriendo, mete la pierna, choca al palo y gol, 1-0, faltando tres minutos, yo me quería morir, trágame tierra y eso fue... llegamos al camerín y ya no salí en lista en las dos fechas que faltaban. Hablé con el profe y ya me las olía, ya ni en reserva iba y ya caballero. Y viene el bendito Chiclayo.
¿Cómo llegaste a un club de Suiza?
En Aurich, me voy a Suiza, me voy a Liechtenstein, el principado de Suiza. Ya con lo que me había pasado en Argentina, ya tenía contactos, pero fue rápido. El contrato estaba en otro idioma, hablo con Cuto y te digo que había esa posibilidad, pero lo raro era que me dijeron un año, lo normal eran 3 años, y encima me dicen que cada año me van a dar tal porcentaje. Como siempre, uno queriendo lo mejor, me arriesgué, ya tenía 28 años, ya estaba jugando acá, lo peor que podía pasar era retornar y seguir jugando. Cuando yo voy, ya sabía lo que estaban cocinando por detrás, cuando tuve que dejar por la carta pase, este equipo, ellos dicen ‘ok, no hay problema’. Un día me llaman a las 7 de la mañana y me dicen no vayas a contestar el celular, ya está llamando la prensa de allá. Contesté, cómo es la intuición, y me dicen ‘¿ya?’ ya tenían la plata, el doble. Ahí les digo, ‘ya está bien’, le digo que me mande la plata a mí y yo le pago a Edwin. Pasó el tiempo, yo ya sabía lo que estaba sucediendo. Viajó allá, me recibe un representante y de arranque me dice, mañana juega el equipo, pero yo no iba jugar y ¿si me lesiono? vengo con 14 horas de vuelo. Hablo con el entrenador y me dice ojalá puedas jugar mañana, yo dije, no hay problema, voy a jugar, pero no me voy a comer 14 horas para no jugar. Jugué ese día, llegué al club, un sueño, porque encima el estadio, estaba el palco era del príncipe de Austria porque era hincha de ese equipo, y la bandera del club tenía su bandera y la bandera del reinado, lindo, lindo, misma película. Voy a jugar, llego temprano, el entrenador era un suizo que había jugado un tiempo en España y hablaba un poco de castellano, no quería que juegue de lateral, quería que juegue de volante, y yo venía en Aurich bien, yo venía bien, en un momento me iban a llamar a la selección y no se dio, y ese partido juego bien. Después que juego viene el entrenamiento, durante esta semana en cualquier momento te llegaban con el contrato. Yo tenía una semana para ver el tema del contrato, y ellos me lo dieron el domingo, y mi visa terminaba ese lunes, fueron a las 7 de la noche del domingo con el contrato, todo reducido, hasta le tenía que poner gasolina al carro. Ya tenía a mis hijos, a mi señora, pedí un departamento y me dieron un cuarto chiquito de noventa metros, igual el carro, no era una camioneta, era un autito, pero eso sí, todo tenía que pagar yo, y qué mandaba a Lima ¿400 dólares? y ¿con qué vivía?, porque la vida en Europa era carísima, y donde yo estaba era más caro.
¿Cuáles fueron los últimos clubes en los que jugaste?
Ya después paso a Alianza en 2009, que quedamos subcampeones, y ya después me voy... había la posibilidad de regresar a Aurich, pero me quedé en Lima en Total Chalaco y ahí lamentablemente descendimos porque teníamos un buen equipo, hasta mitad de año estábamos sextos, pero ya después hubieron ahí sus inconvenientes, siempre el tema de liquidez, comenzaron a no pagar, como tres meses nos debían y hasta ahora nos deben, fuimos al descenso. En 2011 había la posibilidad de ir al León de Huánuco y yo dije que no, me quería quedar en Lima. Y en 2011 me voy a Inti Gas, en Ayacucho, pero fue bravo, primera ciudad de altura a la que iba. Cuando llegué faltaban dos semanas para el campeonato e igualito entrené esas dos semanas y jugué el primer partido y ganamos 2-1. Con ese grupo igualito llegamos a la Sudamericana, era la primera vez que yo llegaba a la Sudamericana con Ospina, que también tuvo sus altas y bajas, algunos inconvenientes por el tema económico, que a veces se demoraba, pero el grupo era unido y felizmente llegamos a la Copa Sudamericana.
¿Cómo entraste al Boys en 2012?
Yo renové contrato con Inti Gas pero un día llevo a mis hijos al colegio, yo estaba en Lima de vacaciones, y me encuentro a Mario Gómez en la puerta del Claretiano, y me dice que estaban haciendo una banda para el Boys. Pero el tema de estar en Lima, a cinco minutos de mi casa, mi familia, mi papá jugó en el Boys, primera vez en mi vida que me podía levantar un poco más tarde, encima mis amistades el Callao. Fui, hablé con los directivos de Inti Gas, expuse mi tema y me lo aceptaron y así es como llego a Boys. En Boys, hasta el partido inaugural, de presentación, que después ya toman la decisión de sacar, sacaron como a 8, casi los que habíamos llegado, dijeron no va más, me quedé en el aire. Jair Buitrón empieza a entrenar en Copsol, que estaba en segunda, y él me avisa que si quería entrenar y ahí estaba el profe Roberto Arrelucea, y me quedé ahí, terminé ese año en Copsol. Nos faltó un punto para tratar de ascender. Habían otras posibilidades pero fuera de Lima, pero yo ya estaba viendo que era el momento de estudiar, de ver otros aspectos, tenía 32 años, no era lo mismo.
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