Mi gente de La fe de Cuto, una semana más con ustedes. Luego del divertido programa con , estrenamos un nuevo episodio de colección con nada más y nada menos que Carlos Orejuela, quien nos cuenta detalles de sus inicios en el futbol y algunas de sus más entrañables anécdotas.

Mira también:

El ‘Flaco’ ha paseado su fútbol por los tres grandes y más. Su carrera es amplia, pero también está marcada por las lesiones que sufrió. En un momento de la charla, Orejuela recordó que arrastró una lesión en la espalda por la que tuve que seguir tratamiento hasta en Argentina y de sus diferentes desgarros.

Además, señala que en una ocasión recibió elogios de Diego Maradona y pensó que le estaban bromeando. Arrancamos, mi gente, no se olviden que la fe es lo más lindo de la vida.

De qué barrio eres

Barranco, toda mi vida, desde los 5 años. Viví en La Victoria desde los 4 años hasta los 5 años y medio y con mi hermano Jorge éramos los únicos dos hinchas de la U en el barrio donde vivíamos, no era tan picante pero sí medio fuerte, en la cuadra 2 de Iquitos. De lo que es ahora Polvos Azules , ahí hay como un hospital, antes había como una cancha de fulbito y ahí yo jugué por primera vez. Viví ahí año y medio y luego me fui a Barranco.

¿Qué nos puedes contar de tu infancia en el barrio?

No me puedo quejar, tuve una típica infancia de barrio, mi barrio era bien picante, Torre Paz en Barranco antes era fuerte, había callejón de un solo caño, yo entraba ahí porque estaba el veterinario de mi perrita, pero venían los policías, se peleaban con los rateros a pistolazos, a los 10 años me apuntaron por defender a un pata, mi mamá no sabía, pero mi infancia fue así, divertida. Jugaba en la pista con los mayores fútbol y también trompo, canga, escondidas, todo... yo tengo ahí un amigo que también es conocido, Rodrigo Sánchez Patiño, el actor, somos amigos desde ahí, solo que él en esa época le tenía más miedo a los del barrio, yo lo defendí toda la vida de chicos. Éramos él, su hermano Eduardo, Bruno y Manolo, yo iba con Manolo que era hincha de la U, esos cinco éramos desde muy chicos amigos en el barrio. Yo vivía ahí con mi mamá, venía a las 10 de la noche a silvarme para llamarme a la casa, me silvaba de la ventanita de la casa y se escuchaba hasta el barrio. Eran 10 de la noche y teníamos 11 años... no le gustaba que saliera días de semana, no sabía lo que pasaba en el parque que era duro. Yo jugaba fútbol, es más cuando tenía que jugar y venían a recogerme, yo le decía que me llevaba a la perra al parque, pero la dejaba ahí y me iba a jugar. Mi mamá se molestaba porque la perra llegaba llena de caca. Había un bicicletero que estaba con los bravos y me decía, te doy un sol de la apuesta y cinco soles por jugar y un chaufa de Choy, que costaba dos soles cincuenta, decían que también era de ‘miau’. Me daba todo eso por jugar y me agarraban a patadas a los 10 años hasta los 13 años, ya aprendí, sabía lo que eran las patadas. Como mis amigos no jugaban fútbol, con ellos jugaban béisbol. La hermana de uno de ellos nos traía guantes, bates. Jugábamos entre barrios. Ellos no les prestaban a nadie. Un día vinieron con una pata de silla como bate. No me puedo quejar de mi infancia, he vivido todo. Mi papá era duro, no viví con él, era de La Victoria, como tenía barrio, sabía lo del barrio y me castigaba siempre.

¿Cómo fue tu etapa en el colegio?

He tenido tres colegios. Estuve en el San Francisco, en Miraflores, en la avenida Arequipa, me iba solo porque mi mamá tenía que trabajar, tenía 10 años. Mi hermano me lleva 8 años y el otro hermano que tengo me lleva 11, nadie sabe cómo estaba en el Markham. Mi otro hermano y yo estábamos en el San Francisco, el baño del Markham era todo nuestro colegio. Nadie sabía cómo estaba él ahí. Por eso cuando nos vamos a La Victoria, él no fue y se fue a la casa de mi abuela en Miraflores. San Francisco era un colegio chiquitito, yo me iba solo, jugábamos con hojas que les ponías cinta scotch y hacías una pelotita y jugabas. Jugabas todos los grados a la vez. Me trepaba a los techos, el director me castigaba. Una vez me fui del colegio a los 10 años con unos amigos de Surquillo que eran más pirañas que yo. El director nos descubre porque uno del salón habló, nos metía palo grueso, me dijo ‘o palo o tu papá’, yo preferí el palo, tenía 10 años. Ahí estuve hasta 5 de primaria. Luego me fui al San Julián de Barranco, que ya no existe, ahí campeoné por primera vez jugando fútbol a los 11 años. Se iban a ir a Chile el siguiente año y yo no voy porque salí jalado el conducta, mi papá me castigó. Me quedo ahí hasta segundo de media. En esa época te pegaban los profesores un poco. Un profesor me metió un cuadernazo y le digo ‘tsss’, me jaló la patilla y me dijo ‘tu papá me ha dicho que te puedo pegar’... fui a mi casa, tenía 14 años y mi papá venía a verme los fines de semana, no sabía si decirle porque igual me iba pegar, pero me arriesgué igual. Le conté y le pregunté si le había dicho a los profesores que me podían pegar. Al día siguiente fuimos al colegio y me dijo que llame al profesor, el profesor no quiso ir a hablar con mi papá. Yo ya había pagado una cuota para lo de Chile, que al final no nos devolvieron. Mi papá empezó a discutir con el director, una discusión fuerte y me dice ‘sal, espérame afuera’. Salió y me dijo ‘vamos a la casa que tenemos que buscarte colegio’. Le había pegado al director de todas maneras. Al final me dejaron terminar el año y al año siguiente me voy al Pedro Ruiz Gallo, otra cosa, un colegio grandazo, mixto, ahí terminé mi quinto año de media. El trato era diferente, había hasta la letra I. Yo estaba en el paraíso. Me quedé ahí, participábamos en campeonatos interescolares. Campeonamos, llegamos bien lejos. Luego me voy a probar en el Alcides Vigo en menores, tenía un amigo.

¿Cuántos años tenías cuando fuiste a jugar al Alcides Vigo?

Tenía 16 o 17 años. Me pruebo, me fui con una camiseta de la U. Luego me dicen que tenía que entrenar martes y jueves y los partidos que eran sábados. Yo estaba en quinto de media, los martes siempre en el colegio tardeábamos, fumábamos, tomábamos. Ya había muerto mi papá y mi mamá ya no podía más, no tenía fuerza ya. Jugué ahí, fui al Vigo, fui un par de veces a entrenar, al Correo, al Rímac, era lejísimos, tenía que gastar pasaje, iba y no iba pero los sábados iba a los partidos. Tomaba y fumaba pero rendía. Metí como 17 o 18 goles, a todos menos a la U. Terminó el año, me preguntaron qué quería ser y yo la tenía clara, quería ser futbolista, mi mamá no quería y me manda al banco a una entrevista, tenía un tío ahí. Yo no sabía ni computación ni inglés, me mandó a cortar el pelo. Tenía a mi papá incinerado en la casa, abro la tapa y le digo ‘si tú crees que yo no tengo chance de ser futbolista, hazme aceptar ese trabajo’. Voy con mi terno, me entrevistan y me preguntan si sabía de computación. Le dije que no sabía y me dijeron ‘no importa’. Me dijeron ‘qué pasa si mañana te digo para que empieces’ y yo le digo ‘lo pensaría’. Mi mamá me regañó diciéndome que yo había dicho que no quería trabajar. Ahí me fui a probar a la U. Le dije a mi mamá ‘yo quiero ser futbolista’ y me dijo ‘tú ves cómo vas hacer’, mis hermanos ya trabajaban en bancos, ya daban plata a la casa porque vivíamos en un cuarto los tres. En Vigo pido mi carta y me dijeron que querían que me quedara, les mentí, les dije que tenía una lesión. Me voy a la U porque me dijeron que estaban probando gente, habían como 200 personas. Preguntaron quién era delantero y yo levanté, estaba Zuloaga, que me llama. Meto cuatro goles, nunca había jugado pero sabía posicionarme y era muy rápido. Fui al día siguiente, ya eran 80 nomás, y me aceptan y viene el colorado Otoya y nos dicen para jugar contra la sub20 de la U, los más bravos. Llegamos 1-1 y yo meto el gol y nos dicen ustedes nos quedan y los demás no. De ahí entreno con Chumpi y luego viene Zuloaga, que nos entrena casi todo el año. La U me empezó a pagar a mitad de año 60 soles mensuales, solo para el pasaje del día. Entrenábamos en una chancha por el aeropuerto porque el profe quería ver el mundial. Tomaba mi combi, me quedaba dormido. A mitad de año, estaba entrenando en Campomar porque ya llegó Omar Jorge y todo cambió, y me dijeron ‘vas a ir ahacer partido de práctica al Lolo, en primera’. Yo ya tenía a todos como ídolos porque yo era barrista, tenía foto con todos. Voy al Lolo, como el menú ahí, no quise dormir, estaba nervioso. Yo no sabía que a los de primera no podías golpearlos, el Puma era el peor, si se la quitabas te iba agarrar... entro faltando 20, comienzo a jugar. El Puma me la quita, se la vuelvo a quitar, la cubro y viene Falachi, la cubro y le doy en la garganta. Luego corro contigo en una, como veo que no te podía alcanzar, me meto al otro lado y te tropiezo, no te caíste. Falacci me dice ‘no puedes golpear con el Puma, al Cuto no le hagas esto, por mí no te preocupes’. Así entrené tres veces más, ustedes campeonan, me meten al camerín, disfruto de un título, disfruto del título en el camerín, llamo a mis hermanos, el Pompo les dio beso en la boca a los dos. Al siguiente año me hacen hacer pretemporada en primera, con Company, pero a él no le gustaba ningún chibolo, de los 10 que subimos nos bajaron a todos y nos dijeron que íbamos a jugar para la U de América, jugamos con Chale y Reyna que eran los entrenadores. Todos firmamos y Marquiño no quiso firmar porque decía que algún momento iba a jugar en primera así que mejor jugaba en la sub 20 de la U, por si en algún momento lo llamaban. Al final campeonamos, teníamos un equipazo. No subimos pero al siguiente año me llaman a primera de nuevo y ahí ya me quedé. Todos los días me pegaba el Puma. Una vez jugué contigo y me pisaste la cabeza. Me dijiste, ‘así vas a aprender más’. La gente no cree pero te agarraban a patadas todos los días. Me quedé en la U hasta el 2002 porque viene la lesión del 2001 en la espalda.

Carlos Orejuela en La fe de Cuto
Carlos Orejuela en La fe de Cuto

¿Qué pasó?

Fue algo raro, en 2001 en pretemporada. No me curaba. Me fui a Argentina con el Puma que se operó de la rodilla, yo me quedé con el Chino Pereda que ni lo conocía y me dejó en su casa como tres semanas, le voy a agradecer toda mi vida. Me quedé en Argentina, me hicieron de todo, acupuntura... regresé y al final me interné un par de veces y de nuevo me vino el dolor, no jugué hasta finales y juego los cuatro últimos partidos, que meto mi primer gol en primera. Ahí tengo una anécdota con José Guillermo, con Chemo, era mi ídolo, los tenía en póster a todos, lo tenía a póster a Dulanto. Chemo fue el que me corta el pelo y no me regala nada, se van a Bélgica y regresa en 2001 y le digo ‘Chemo ¿y mi regalo?’ y me da un par de chimpunes nuevos de Adidas y me dice ‘anda cámbialos’, fui, los cambié por mi talla. Al día siguiente jugábamos, me los pongo, nuevecitos. En el segundo tiempo, se la doy a Chemo, y me la devuelve y meto mi primer gol con los zapatos que me había regalado el Chemo y el Puma me mete un patadón para lesionarme en la celebración. Para mí fue espectacular. Acabó el 2001 que no nos fue muy bien, empezó el 2002, no teníamos plata, en la U no te pagaba nadie, era un desastre, horrible. El 2002 empezamos con Capa y de nuevo me viene lo del dolor de espalda, dejé un tiempo, volví a entrar, jugué un par de partidos, me expulsan al minuto, me caigo y me pisa Manzanón Hernández y lo pateo de reacción y nos botaron a los dos. Vuelvo a jugar el siguiente partido y meto gol con Aurich el día que Chemo le mete cabe el árbitro y se cae, fue de casualidad y la U estaba empatando 0-0 y el árbitro lo bota, venía como de tres partidos sin ganar, ya decían que lo viejos no ganaban partidos. Me meten en los últimos minutos, la centra el Chino Pereda un corner, le gano a Chiquito de cabeza y gol, te imaginas, todo el estadio retumbó. Fui corriendo a festejar, me saco la camiseta para festejar, en ese tiempo tenía a mis sobrinas, y viene el Puma y me agarró de los pelos como 30 segundos. Ganamos y seguí. Me expulsan de nuevo, jugamos clásico, perdemos 1-0 y Manzanita, que habíamos tenido un pleito en el 99, le metí una cachetada y el árbitro me sacó roja. El otro se va, se ríe y también lo expulsan, le metí otra cachetada y me botaron. Ahí me viene el dolor en la espalda y me llevaron en el carro de policía, en la camioneta hasta mi casa, como paquete, no me pude mover por dos días, quise dejar el fútbol. Ahí pensando dije ‘me costó tanto, mi papá era el único que quería que juegue, mi mamá ahora está emocionada y me voy a rendir... pero ya tengo año y medio, no me voy a rendir, voy a intentar por última vez, voy a intentar’. A mi hermano le habían dicho que había una crema de uso veterinario para caballos, un analgésico. Mi gran amigo Augusto Guifra, me bajó en pantalón y me frotaba los glúteos, me dormía, se iba a su casa, regresaba, me levantaba en la mañanita, me volvía a frotar y me llevaba al entrenamiento hasta el Monumental, él se iba a trabajar, me iba a recoger y me llevaba a mi casa, todos los días. En un mes se me fue el dolor de la espalda. Le metimos una fe terrible y jugué. En un momento le dije, ‘hay que vivir juntos’, compramos la cama de dos plazas y poníamos una separación y dormíamos así. Luego compramos otro colchoncito, ya era parte de la familia, estuvo como dos años conmigo.

En el 99, cuando no ganaba nada de plata, mi mamá estaba molesta, me voy a trabajar en McDonalds. A Christopher Gianotti, que también es conocido, le dije para buscar trabajo, primero fuimos a Bembos pero querían que nos cortemos el pelo, llegamos a McDonalds, a Chris no lo aceptaron porque era menor de edad. Me amarraba mi pelo como Gorrión, como en la novela, y empecé a trabajar. Me pagaban dos soles la hora, qué iba decir, si mi mamá no me iba dar un sol. Freí papas, limpié waters, nada de asco, trabajé un tiempo, luego me pusieron en caja, venían mis amigos a destruirme. Yo trabajaba de seis de la tarde hasta las 12 de la noche, en la mañana iba a entrenar. Nunca les dije que jugaba fútbol. A los tres meses me llama Nole y me da 200 soles, nunca había visto dos billetes de 100. Se había enterado que trabajaba en McDonalds. Me dijo, ‘vas a firmar con Pancho y vas a ganar 600 soles’, firmé y renuncié a McDonald’s.

Un día ganaste un concurso para ir a la academia de Teófilo Cubillas a los 12 años

Sí, mi papá tenía mucha suerte en los concursos de Monterey, Escala, depositaba los sobres, había uno de chocolates Winter, llenó su sobrecito y ganó y me dijo que tenía que ir a entrenar una semana a la escuela de Cubillas, fui con mi mamá, me vio jugar Cubillas, le gustaba pero no había más allá en ese momento. Me dijeron para ir a probarme en Alianza pero yo era muy hincha de la U, era medio complicado.

Desde los 13 años ibas a la barra oriente

Sí, íbamos a Oriente primero. En el 86 me lleva mi hermano, tenía seis años, a los 11 me cae un botellazo y me rompen la cabeza en el estadio, viendo un partido de Perú, un amistoso, me llevaron en ambulancia al Casimiro Ulloa a cocerme, mi hermanos tenían 14 y 17, mi mamá se quería morir. A los 13 años mis hermanos me dicen, ‘vamos a ir ahora a norte’ y comencé a ir a norte desde los 13 años. Me sentí muy bien, era otra pasión. Fui al estadio, a norte, fue en el 2002, ya jugando en la U, que la U le gana a Cristal con gol de Panadero Díaz, yo estaba en norte, no pude jugar por la espalda.

Yo nunca había ido a norte de Monumental y mi sobrino tampoco y le dije ‘vamos’. A norte puedes irte hasta con celular, en mi época llegabas con un sol y te lo quitaban. Ahora el trato es diferente porque te reconocen. Nos fuimos al medio, sin polo, fue U vs. Cristal y en un gol de la U, no me acordaba de las avalanchas... me descuidé de mi sobrino y me empiezo a caer, estaba asustado, le pongo la mano a un pata que todavía estaba aguantando y este se cae, me fui y me rompí la canilla y el brazo, pero más estaba preocupado por mi sobrino, dónde estaría enterrado, se estaba riendo con mis amigos que lo habían protegido, yo estaba todo ensangrentado. Ya nos reimos, hubo un video que se hizo medio viral.

Cómo le pediste antes los autógrafos al Puma, antes del 98 cuando vas a jugar al primer equipo

En el 96, cuando iba a norte, había la Feria del Hogar, yo iba y estampaban polos y justo estamparon un polo de caricaturas de todos los jugadores de la U. Me fui por Oriente, por la tía que vendía, no sé cómo abrieron la rejita y me metí y les digo ‘miren mi polo’, se mataron de risa y les pedí autógrafos y me tomé fotos con todos ellos. Llegué a mi casa emocionadísimo. Desde ese momento decía ‘algún día voy a estar ahí’ y pasó a los dos años.

¿A ti te hace debutar en primera Chale?

Sí, Chale con Reyna, ahí en el Lolo, para colmo empatamos 0-0 y me sacaron en el primer tiempo. Jugamos contra Pesquero.

Carlos Orejuela en La fe de Cuto
Carlos Orejuela en La fe de Cuto

¿Qué se te viene al recuerdo del tricampeonato?

Fuera de Chale que lo tuve en Segunda, y Reyna, los dos, muy agradecido. El profe Chale me adoraba. Del 2000 me acuerdo de una anécdota con Esidio, con Edu, te acuerdas que nos dábamos 1500 dólares si le ganábamos a Alianza, para mí era más que un sueldo, era millonario, estar en banca era 750 dólares. Me toca ir en el bus y le digo a Edu, ‘quiero ganar ese premio, tú eres el bravo, hazme ganar el premio’, me dice ‘ya, pero si yo meto gol y ganamos, vas conmigo a la iglesia’, qué le iba decir que no, aparte era un tipazo, le digo ‘si me haces ganar yo voy a la iglesia si quieres a las 6 de la mañana’. Ganamos 1-0 con gol de Edu. Me dice, ‘el martes vamos a la iglesia’, tuve que llamar a un amigo para que me acompañe porque no iba ir solo. Llegamos a la iglesia, había pastor que te ponía las manos arriba, cerrabas los ojos, cantabas, te desmayabas, dos horas duraba y seguía, no acababa nunca y el pastor comienza a pedir plata... pidió 20 mil soles. Estaba Edu y Pajuelo y como que no fue nadie, llegó hasta 5 mil, Edu y Pajuelo, normal para ellos. Pedía 500, 100, llegó hasta un sol el pastor, todo el mundo dio. Yo le digo a Edu, ‘te quiero mucho pero ya no resisto’, aparte que me aburrió, piden plata mal, ni siquiera te pasan como en la Católica con la limosna, aparte era fuera del diezmo... estás loco, qué le voy a regalar mi plata, se la regalo a mis hijos, a mi familia. Dejé de ir a la iglesia e igual la U siguió ganando.

Tú estás cuando Piazza regresa

Claro, regresa con Sotil que lo quería vender en 10 millones de dólares... está loco, ya no era lo mismo, aparte en la U no había plata, acuérdate, campeonamos en el Apertura y al día siguiente parecía que habíamos descendido, cinco meses sin cobrar. Nos llamaban por un adelanto, la gente subía, te daban un sobre, abrí mi sobre y 50 dólares, no estoy menospreciando, pero cinco meses no cobrábamos, era como que te dieran 5 soles... un día en Puma... estuvimos arriba desde la mañanita hasta la noche y no nos pagaban, nos dieron un porcentaje después, que el Puma venía y compraba pollo para todos, por más que a mí me agarraba a patadas, a los demás no... ahora cuando lo veo le digo, ‘patéame ahora, vas a ver cómo vas a rebotar’.

En el 2003 te vas a Sport Boys con Sampaoli

Sí. Yo llego a Boys en el 2003, en enero, la U entre comillas me había dicho que no me quería renovar, había un dirigente que era un desastre, me he olvidado su nombre, se quedó con 15 mil dólares míos. Te acuerdas cuando firmabas de menores en el primer equipo, Alfredo González te daban el contrato, como era un contrato no tan profesional, a fin de año te daban un bono de 5000. Yo el último año ganaba 2000 dólares y un bono de 15 mil... un día me entrevistan y digo ‘este señor me ha robado mis 15 mil dólares’ y me mandó una carta notarial a mi casa para que me rectifique y le mandé una carta notarial diciéndole que no me iba rectificar nada y volví a salir al día siguiente a decir ‘por más que me mandes carta notarial, es verdad’. Me enteré porque cuando voy a la U, ya me habían sacado prácticamente, te dan tu informe de lo que te debían y yo tenía una deuda con los 15 mil, digamos que ran 30 mil dólares, y me dan una que sí era, me la quitan y me dan otra y faltaba la prima, les pedí la prima y me dijeron ‘qué prima’, no me quisieron pagar. El siguiente año, antes de irme al Boys, para no entrar a la agremiación me dijeron ‘nosotros te vamos a pagar todo esto’ y dije ‘ya, firmo, antes de irme a juicio’, por eso me voy a Boys. Era un dirigente, no me acuerdo su nombre, era medio loco, te grababa las conversaciones, no era Revilla, era el otro.

De ahí me voy a Boys y cuando me voy en enero, iba ser papá, cinco meses de enamorado y me dan la noticia. Le cuento a Piero, él ya había sido papá unos meses antes, y me dice ‘está recontra embarazada’. Fui a que le hagan el examen y voy a recoger el resultado con dos amigos y le digo ‘ustedes vayan, yo no quiero escuchar’. El doctor les hablaba y voy de sapo y el doctor me dice ‘está recontra embarazada, ya tiene 2 meses’. Tenía 22 años, llegaba a Boys, ganaba 1000 dólares creo, no sé cómo me alcanzaba. Tuve que hablar con los papás, ella tenía 17 años. Hablé con los papás, dije que me iba hacer cargo. Dicen que los bebes llegan con un pan y pucha, mi hija mayor, Ana Paula, llegó con baguette, me llamaron a la selección, el mejor jugador, estuve ahí en mi punto máximo con el pelao, el pelao me ponía siempre, se peleaba conmigo, era así, por más que sea amigo tuyo, para el entrenamiento... un día llegué 10 minutos tarde porque me quedé dormido, nunca me había quedado dormido, todo el entrenamiento me tuvo dando vueltas a la cancha, dos horas. En su cumpleaños le tirábamos huevazos, lo tirábamos a la tierra. Nos invitaba a su casa en la Javier prado para ver un video y nos hacía entrenar antes en su casa, no tenía ni una pizza en su refrigerador, pero sí la tenía clara, cuando conversábamos con él nos decía, ‘yo algún día voy a ser entrenador de Argentina’, no le creíamos.

Carlos Orejuela en La fe de Cuto
Carlos Orejuela en La fe de Cuto

¿Qué se te viene a la mente de ese momento con Sampaoli?

El pelao era muy exigente en los entrenamientos, era fuerte. En la pretemporada hacíamos tres turnos, te despertabas a las 6:30 para entrenar a las 7, sin desayuno, solo tu juguito, una vez dimos como 72 vueltas y el pelao te ponía por tiempo. Íbamos a la playa a correr, tú ibas adelante. Nos encerró tres semanas sin salir y los domingos venía tu familia en la tarde, porque en la mañana entrenabas, a verte. Y si en el transcurso de la semana te dolía la barriga o querías amagar con las pasadas de 800, nos decía que el domingo las pagábamos y si no, no veíamos a nuestra familia, teníamos que entrenar doble turno. En la mañana era ese turno, a las 11 gimnasio y en la tarde táctico. En esa época era correr nada más.

Al año siguiente te vas a Cristal

Yo en 2004 voy a Cristal con Wilmar y me fue bien, nos fuimos como 9 de Boys que hubo el famoso cuadrangular de 3, que solo jugó Cienciano, Aurich y Sullana, si hubiéramos jugado nosotros... hubo la huelga para la agremiación. Cristal para mí, me choca un poco en el sentido que venía de Boys y de la U de un camerino donde era joda, es decir, música, estábamos sin polo, al Puma a veces le daba la locura y corría calato. En Boys, yo no era de escuchar salsa, yo era rock alternativo, ahí comenzamos a escuchar salsa en los camerinos. Llego a Cristal y en el camerino de Cristal no había música, cuando entrenabas nadie se podía sacar el polo después del entrenamiento, corrías en silencio y yo soy jodido, estoy acostumbrado a hablar y hablar y me callaban. Tuve un altercado con el Chino Benavides que ya se volvió gerente... me chocaron esas cosas... si hablaba un poco como que te iban callando. Llegué un día a entrenar con buzo, me miraron mal, se fijaban en quién tenía el mejor reloj, el mejor carro. Venía el enfermo de Erick y si veía que alguien tenía un buen reloj y carro, al día siguiente se compraba uno mejor. Un día Jorge Soto trae un celular que se había comprado en Estados Unidos, ese nunca lo pudo tener y se puso a renegar. Así era Cristal, a mí me parecía raro porque yo iba a entrenar como me daba la gana. Como grupo me cagaba de risa... bien chévere, jugamos la Copa Libertadores y clasificamos primeros, Boca nos elimina en octavos... más piñas, nos tocaba cualquiera y pasábamos, nos tocó Boca porque en esa época éramos siete grupos, hubo un impar y en el sorteo, Boca quedaba primero y nos toca... de Tévez, de Clemente Rodríguez, de Casini, un Boca que había campeonado la Libertadores y que quedó subcampeón ese año y eso que le estábamos ganando hasta el minuto 80, 2-1 tranquilos, nosotros jugábamos hasta el fondo... fue impresionante porque con Cristal me tocó jugar con Rosario antes, yo no sentí que la cancha de Boca se mueve, pero lo que sí me impresionó fue cuando jugamos con Rosario, todos saltaban y comenzaron a tirar fuegos artificiales, nos pasaban por la cabeza en pleno partido, pararon el partido 10 minutos, a los 85 nos empatan y casi se cae el estadio. Nos toca Boca pues y nos gana al minuto 85 nos meten el gol y nos voltea 3-2.

Maradona habló de ti...

Sí, en Perú tú sabes que son mentirosos en esa época más aún y había salido que Maradona habló bien de Orejuela, que había jugado un buen partido, que había sido el mejor en el primer tiempo, yo no creía. Llegué a Argentina después del partido de vuelta y vienen los de Fox y me preguntan por lo que dijo Maradona, ahí dije ‘entonces es verdad’. Estaba mal, lo habían internado ahí nomás, no por salud sino por las drogas, en una casa de reposo y aún así comentaba el fútbol, no pude ir a verlo. Yo me emocioné y para mí fue hermoso, de ahí me desgarré y al tacho el fútbol.

Tú has padecido mucho de desgarros...

De 10 centímetros, tenía que parar mínimo dos meses, en esas épocas no te curaban así nomás, te decían 21 días no hagas nada, ahora no, ahora en mes y medio te pueden sacar, te hacen masajes, te hacen hacer pesas, te meten el plasma, todo es más rápido

Tu debut con la selección peruana fue contra Venezuela

Justo los dos partidos, el primero que fue mi debut contra Venezuela en Estados Unidos, mi hermano me fue a ver porque era hincha mío. Ganamos 1-0. Luego en un partido oficial fue también contra Venezuela en el Nacional, las Eliminatorias, quedamos 0-0. Entré y me comió la ansiedad y nadie te enseña a respirar, el aire no me entraba.

¿Qué te dijo el Patón Bauza?

El Patón cuando llega, era un buen entrenador, me dice ‘Carlos, por qué no estás en Rosario, si estabas para jugar allá’, yo le dije que no sabía nada y luego me enteré que habían pedido un préstamo de 600 mil... quedó ahí y se acabó, el fútbol son oportunidades. Me sorprendió cuando Bauza me dijo. Yo sabía que mi hermano estaba en contacto con un representante para ir a Rosario, me iban a pagar poco, casi como Cristal pero uno se va porque es el momento para hacer algo mejor.

Luego te vas a Cienciano

Sí, con Juvenal. Yo no quise ir porque mi hija recién había nacido y era muy bebita para llevarla a Cusco. Me hizo un buen contrato y voy. Ganamos todo el local e hicimos 14 puntos. Teníamos un buen equipo. El único lugar que realmente llenaba las tribunas era Cusco, 40 mil personas.

A mí Alianza me quería en el 2003 porque había hecho una buena Apertura con Boys. En 2005 me llaman desde octubre y dije no y pasó noviembre y me vuelven a llamar... Llego a Lima y hablo con Cuchi Souza y me dice que me quería pero no quería que diga que era hincha de la U. Firmo un precontrato... termino con Cienciano, me voy, llego al primer entrenamiento y lo llamo a mi hermano y le digo que no me hallaba, al final bajé, me puse la camiseta de entrenamiento. Hubo fotos, pero ponía la camiseta ahí nomás, en el primer partido oficial me la tuve que poner, me costó. No quería cantar, Pepe se molestaba conmigo y me decía que aunque sea aplauda, ya aplaudí. Viene el Pato, el bravo de la barra de Alianza y me dijo ‘sabemos que eres de la U, pero no digas nada’ yo le dije ‘mi hinchaje no va cambiar, yo voy a jugar como profesional defenderé los colores cuando me toque’. No sentí presión de eso, olvídate. Todos los partidos me gritaban ‘gallina’. Llego el clásico y fue lo mismo. La U nunca ha tenido un recelo conmigo porque se daban cuenta. Jugué, campeonamos pero no jugabamos contra la U porque la U pierde contra Cienciano en Trujillo. Imagínate si hubiéramos jugado, hubiera sido durísimo para mí, pero sí la pasé bien, la hinchada nunca me trató mal en el sentido de venir a hacerme la bronca. Una vez un día los de la barra entraron con pistola, Santiago Salazar les pegaba a todos y Santiago, jugamos un partido con Melgar en Arequipa y nos gritaron, ‘la próxima vez los vamos a reventar’ y Santiago les dice ‘tú te crees bomba, vamos afuera a conversar’. El tío les pegó. Al día siguiente vamos a entrenar, abren la puerta y entran unos 30 con pistolas, el entrenador se estaba muriendo, les pusieron la pistola en la cabeza a varios y le gritaban a Santiago para que se vaya, Santiago se quería pelear con cada uno. Al final Pepe habló, apaciguaron las cosas y quedó ahí.

En 2007 te vas a Cristal con Sampaoli, ahí te peleaste con todos

El Pelao ya era como mi papá. Me llama a Cristal y le digo ya, de Alianza me voy a Cristal tranquilo, me querían pero preferí irme a Cristal. Me dijo, ‘yo voy a revolucionar Cristal’, le dije ‘Cristal es jodido, no puedes hacer estas cosas, todavía hay gente que es fuerte’. Saca a uno de sus jugadores, no sé por qué lo saca, lleva al Chasqui, a un argentino, a Mendoza, lleva a un grupo que no eran para ser líderes, para mí. El entrenamiento en Cristal seguía igual, no había música. Llegamos al primer día y nos hacen correr 800 metros y venían y me decía, ‘dile al pelao para hacer fútbol’. Estamos corriendo en Chincha y yo no dejo de hablar y Jorge Soto me calla y me dice ‘en Alianza ni hablabas’, yo ya había tenido un altercado con él, es un tipo raro. Me adelanto al grupo, tenía 26 años, paro al grupo y le digo ‘escúchame Jorge, primero estamos en 2004, segundo, llámalo a tu hermano Pepe y pregúntale si yo no hablo y la otra es que no soy chibolo, si yo te tengo que meter goma y me voy mañana de Cristal lo hago’. Luego viene y me dice ‘sorry’ y le digo ‘no pasa nada pero no seas pendej... no me quieras tirar a la gente, si me tengo que ir me voy’. Al final no pasó nada. El Chasqui creía que era igual que yo, parrilla el primer día, el Chasqui se viene a pelear con Jorge. Su primer partido contra el América que perdimos 5-0, temblaba el Chasqui. Chasqui se va a mitad de año, se van casi todos, de ahí se va el pelao y me quieren renovar 5 años porque querían cambiar ‘la raza celeste’, querían que yo induzca a ese tema. Yo dije ‘ya normal’, fuimos al camerín y yo le digo a Jorge Soto, ‘por qué no te vas a Alianza’, no me importó nada. Después vino Oblitas, jugué un par de partidos y ya no jugué más, cinco años, no fueron ni cinco días más, se acabó con Cristal. Me fue bien

TE PUEDE INTERESAR

SOBRE EL AUTOR

Somos el equipo deportivo de Trome. Conocemos el fútbol peruano y hemos recorrido el mundo para cubrir todos los deportes imaginables. ¿Torneos? Todos. La Liga, Premier League, Liga MX, Torneo Argentino, Brasileirao, MLS, todo.


Contenido sugerido

Contenido GEC