Ya pasó el Perú-Colombia, Cuto Guadalupe vuelve con la quinta entrega de ¡Qué tal Cuto!, sus columnas semanales en las que cuenta anécdotas que le pasaron a uno de los exfutbolistas más queridos y carismáticos. Cuto, empecemos:
Nosotros, los del primer equipo de Universitario, entrenábamos en el Estadio Monumental, como era usual. Los trabajos habían sido exigentes y ya habíamos terminado. Ahora tocaba el momento de los estiramientos necesarios luego de la actividad física. Y ahí empezó todo.
Un pelotazo me estalló en toda la cara, en el preciso momento que estaba elongando. Fue tal el misil que me tumbó, me hizo ver pajaritos, caí, me dejó movido. Como un boxeador luego de recibir un derechazo y caer a la lona.
Fueron unos segundos que parecieron una eternidad. No se iba ese ardor en la cara que te causa rabia, impotencia y la sensación de sentirse un tarado. Ni bien recuperé el aliento me levanté cual demonio de Tazmania, cual Leónidas de la película 300 (¡mi favorita!). Solo quería buscar al responsable de tamaña osadía contra mi persona.
Es que era tanta mi ira, mi rabia, mi furia, que más parecía un león, que había escapado de la jaula e iba en busca de mi presa. Reaccioné con las siguientes palabras, disculpen el francés, sabrán comprender que era un momento de ira.
- ¿Quién Chucha ha sido?, grité a toda voz.
Estaba engorilado. Transformado. Era un gladiador capaz de tumbar el estadio Monumental con tal de encontrar al responsable. Todos mis compañeros me miraban asustados. Yo, poseído, seguí preguntando.
- Quién mierda ha sido?
Todos se miraban la cara. Era un silencio total. Era un momento de película, de desenlace.
Nadie decía nada.
Hasta que una voz rompe el momento.
- Oe negro maricón he sido yo, dijo el Puma Carranza.
Obviamente, el ‘Puma’ no había sido, lo dijo para calmar las cosas.
Entonces, sigo mirando a todos, molesto, con ira. Mis ojos encuentran al ‘Loco’ y le digo "¿tú tú fuiste? Él me responde muy apresurado y asustado "No, no, no".
Ante ese panorama tenso y de miedo me dirigí a todos. Grité: "Me voy a enterar de quién es el responsable, esto no se quedará así, pagará las consecuencias, encima del pelotazo es cobarde, arruga". Tras ello me fui a las duchas para meterme un duchazo de agua fría, una buena receta para bajar las revoluciones.
Luego de unos minutos, veo al 'Loco' Vargas que se había puesto mi salida de baño. Era una prenda especial, porque mi mamá Prince me la había confeccionado. Le digo: "Oe, tú qué haces con mi salida de baño?".
Luego de un silencio me responde con miedo, mirando a los lados. "Cuto, no te vayas a molestar, pero fui yo quien tiró el pelotazo y te cayó en la cara". Yo lo miraba molesto, ya estaba más tranquilo, pero el 'Loco' tenía la cara del Chavo del Ocho cuando Don Ramón le iba a dar su golpe. Y siguió hablando.
"No fue mi intención, te pido disculpas", continuó el 'Loco', que aún era uno de los más chibolos de ese Universitario. Lo dijo con una carita y una voz de timidez, de culpable, que me conmovió. Era un gatito inofensivo y yo no soy abusivo. Me ganó la risa, solté carcajadas.
"Ya sácate mi salida de baño, oe, estás todo cochino, ni te has bañado", le dije.
Sucede que la ducha fría ya me había bajado los caballos del Apacalipsis que tenía en la cabeza. Y, encima, me dio risa verlo puesto con mi salida de baño.
Así terminó ese momento. El ‘Loco’ siempre tiene esas ocurrencias para hacer las paces. En ese entonces, como joven del equipo y ahora como experimentado. Eso sí, aquella vez se salvó de que le saque el matamoscas.
Para culminar debo decir que no estoy agarrando de punto a mi compadre Juan Vargas. Lo digo porque esta es la segunda columna que le dedico. ¡pero esta anécdota merece ser conocida! Y ojo, que en esta historia salgo perdiendo. Tranquilo ‘Loco’, no te olvides de que acá el que se pica pierde. Acá va lo que sucedió. “Un pelotazo que me hizo ver pajaritos”.
¡Nos vemos el próximo martes! Les dejo con un video del momento en el que he tenido más miedo, cuando me agarró el huracán en Miami: