Mi gente linda de ‘La Fe de Cuto’ estamos una semana más en el podcast deportivo más exitoso de YouTube y hoy tenemos a uno de mis ‘guerreros’ en el Juan Aurich, un tipo bravo que hablaba con los puños, pero entendió que la vida pega más fuerte. ‘Coki’ se reinventó, se analizó, estudió y hoy el fútbol gana un coach ontológico con la meta de ayudar a los futbolistas a cOnseguir sus objetivos.
¿Cómo empiezas en el fútbol?
Yo llegué de ‘chiripa’, porque el que jugaba era mi hermano. A él lo buscaban. Un día lo van a buscar a mi hermano y mi mamá dijo: no te quieres llevar a este que molesta y estuve allí todo un día jugando, hasta que le agarré gusto a la pelota. Él jugaba copa Perú en Pisco.
¿Era bueno tu hermano?
El jugó en la categoría 85 con Junior Visa y con Martín Tenemás, en uno de esos viajes que vinimos acá a Lima lo vio el ‘Cholo’ Castillo y a mí también. Nos invita a ver si nos queríamos quedar a jugar y decidimos quedarnos. Una decisión rápida, pero después me di cuenta que era difícil alejarse de la familia, lejos de tus amigos y de tu colegio. De tu costumbre y de tu cultura. Todos los días llamaba a mi mamá, tenía solo 13 años.
Ese era uno de los sacrificios que tenia que hacer. Llamaba a mi casa todos los días. Mamá recógeme no quiero estar acá. No había un día que no metiera mis 50 céntimos para llamar a mi casa.
Hasta que un día mi papá tomó el teléfono y me dijo: te quiere regresar, bueno te vienes pero dejas la pelota y te vienes a estudiar. Me metió un cocacho por teléfono con su lisura y ya no llamaba, solo por dos veces a la semana.
¿Dónde vivías?
En Matute, en la cancha auxiliar, en el segundo piso. Era nuevo y Renzo Benavides, me sacó mi desodorante. ‘Ropita’ Benavides me ‘bautizó’, no se llevaba las estacas porque no podía.
¿Qué, era bravo ‘Ropita’?
Claro le gustaba llevarse chalecos, polos, no había nada que no se llevara. Fui bautizado.
En ese tiempo la gente se ‘recurseaba’ con esas cosas, después las vendía y ya tenías para comer o para tus pasajes.
Seis meses estuve allí en Matute. A las siete u ocho bajaban la palanca de las luces y se iban los trabajadores y no quedaba nadie. Soltaban a unos ‘dóberman’ y no podías salir. La tía ‘Chabela’ te dejaba la comida en el microondas y no había más que hacer allí.
¿Quién te descubre?
Aquí fue el ‘Cholo’ Castillo. Él se sentaba en su silla y decía: este sí, este no, pero le atinaba. Al que le decía que tenía pasta para jugar en Alianza Lima, entrenaba y pasaba la prueba.
¿Qué jugador te marcó cuando jugaste en Alianza Lima?
Juan Jayo. Yo quería ser como él, era la imagen que visualizaba. Era la posición en la que jugaba, era mi ídolo y quería ser como él. Veía cómo jugaba, no lo pude igualar, pero aprendí mucho al lado de le Pepe Soto, Marco Ciurlizza, Chicho Salas y Aldo Olcese que era más pesado. Rinaldo también, pero el que me marcó fue Jayo.
Te fuiste de Alianza en el 2007...
Lo que pasa es que los que siempre jugaban eran Jayo, Ciurlizza. Entonces me fui a jugar Copa Perú por el Unión Cañete, que era la inversión de unos directivos de Alianza Lima. A los que no tenían continuidad los llevaban para allá.
En ese año ocurre el terremoto de Pisco, fue terrible mi viejo casi se muere. Yo lo llamó después del movimiento, me contesta un señor y me dice: tu papá está bien, no era la voz de él. Vuelvo a llamar y ya no contestó.
El corazón se me aceleró y dije: voy a ver a mi viejo. Estaba cerca, de Cañete a Pisco hay dos horas, pero como se había roto toda la carretera hice seis horas. Llegó a Pisco y a mi papá no lo encontraban.
¿Y la persona que te dijo: tu papá está bien’?
Según mi papá y su historia, él dice que fue un angelito de Dios, porque lo único que él se acuerda es que le cae una pared encima. Se le luxó la cadera, la rodilla para un lado, la cabeza rota, fue un episodio terrible.
Cuando llego a verlo, parecí que habían bombardeado el hospital. Estaba tirado en el piso, con la cabeza vendada y su cadera salida. Lo vi y las lágrimas se me caían.
Él me cuenta que ve cómo un ángel lo saca debajo de la pared y lo pone en la pista y lo deja allí. Después cuenta que lo vio la Policía y el Serenazgo. Pero el cuenta que un ángel le sacó la piedra de encima.
Ese año me voy al Total Clean, yo llego y había problemas de pagos. Ese dpa había reunión y se fueron el tío Goyo Bernales, Paolo Maldonado. Se quedó el tío Carty y Roverano. Ese fue mi debut en primera con el Total Clean. Copola Cuellar me encontró ese equipo.
En el 2008 regresas a Alianza Lima
Me quede hasta el 2010, pero siempre con Jayo y Ciurlizza por delante mío, para poderlos mover era que se lesione y no se lesionaban nunca. Pero era mi sueño jugar en Alianza Lima. Tuve algunos partidos, pero nada significativo. Ahí sucede el episodio con Roberto Ovelar.
¿Dónde estaban entrenando allí?
En el Bentín. Y para mi mala suerte estaban allí todas las cámaras. Era el día que entraba la prensa, todos estaban allí. Lo que yo me acuerdo, y volví a ver las imágenes, para ver cómo había pasado, porque lo detalles no me acuerdo.
Lo único que veo es que le jalo el hombro, normal. Una jugada de partido. No es que yo le había metido una barrida o plancha. Lo jalo, el se voltea y me empieza a insultar. Me mentó la madre, yo no me dejé. Era joven, tenía 20 años.
Yo decía: si tienes que marcar tu camino, entonces tienes que hacerte fuerte, si te tienes que pelear, tienes que pelear. Si tienes que llevar para casa (golpes), llevas para casa y no hay problemas, pero el tema es que tienes que mostrar algo diferente.
Él viene y nos empezamos a dar. Yo escuchaba que decían ‘toma foto, toma foto’ con ráfaga me tomaron. Una ráfaga de puñetes que nos cayó. A mí me agarra lo brazos, él se cae y sacó el pie le metí un derechazo.
Estuve arrepentido, pero era lo que tenía que hacer, en una pelea todo vale, pero eso no quedó ahí. Él estaba enfurecido. Va al vestuario se pone las zapatillas y me espera. Yo estaba asustado tío.
El que me ‘apradina’ es el tío Pancho Pizarro, me dijo. Sobrino no vayas al camerín, quédate a mi costado. A donde yo vaya, ven conmigo. Yo le hice caso.
Ese es el mensaje para que el otro lo vea. Te metes con él… automáticamente el otro no va a cruzar esa línea, porque sabe quien es ‘Pancho’.
Yo como Maradona a Reyna me pegué al lado del tío Pancho, se iba para allá me iba con el se iba a tomar agua lo seguía al tío, hasta que termina el entrenamiento y Ovelar estaba en el camerino esperándome.
Entro y el tío Pancho entra detrás de mí y se pone adelante. El tío Ovelar ve que estaba que me defendía y se va a un lado, no hace nada. Lo vio, lo respetó y ahí terminó. Al día siguiente se pasa la euforia y la calentura y quedó todo ahí.
¿Quién estaba como entrenador en Alianza Lima?
Estaba Gerardo Pelusso, estaba el tío Santiago (Salazar) que cuenta que le pegó a uno de la barra. El tío tira golpe, pero era elegante hasta para pelear. Aprendi muchas cosas hasta pelear.
Recuerdo que cuando me suben, el utilero ‘Lobito’, no me daba toalla, me daba un polo XL. Una vez el entrenamiento ya había empezado y tuvo que bajar el tío Pepe para que nos de ropa y poder entrenar. Te tenías que bañar al último, y suerte si alcanzaban el agua caliente.
Cómo es tu etapa en el Juan Aurich, donde nos encontramos.
Los años maravillosos, lo que se me viene a la mente es la gloria en el 2011. Cuando llego lo hago con quinto volante, no era tan conocido. Estaba Rinaldo, el finadito Ricardo Ciciliano, Renzo Sheput, Gavilán, un paraguayo, y yo como quinto volante.
En un momento se lesiona el paraguayo, y yo dije este es mi momento. El equipo jugaba lindo, pero no había quien haga el trabajo sucio, marcar, más defensivo todos eran de buen pie. Me hice fuerte con las características que tengo y no me saca nadie. Me afiance en el equipo B y después paso al equipo A.
Yo me acuerdo que antes de mi primer partido usted me llama y me abre la pueta. Concentraba solo. Ahí me dice que a Diego Umaña le gustaba como entrenaba y me pregunta ‘cómo estaba’. Yo le dije bien, pero tenía miedo. Era un suelo y una responsabilidad de hacerlo bien.
¿Qué te vino a la mente en la final ante Alianza equipo del que tú eras hincha?
Era la oportunidad de poder mostrarle a la gente de Alianza Lima que yo podía jugar. Una sed de revancha para demostrar que podría jugar. Soy hincha de Alianza , pero Juan Aurich me abrió las puertas cuando nadie me conocía.
¿Qué sentiste cuando campeonato y llegamos a Chiclayo?
No esperaba el ‘mar de gente’ que había en Chiclayo. El tiempo que es 10 minutos hicimos tres a cuatro horas para llegar a la Plaza de Armas. Era el sueño cumplido. Mi primer campeonato con participación. En Alianza Lima fui campeón en el 2006, pero no fui partícipe.
¿Qué pasó con el español ‘Vaquero’?
En el 2013 Alianza Lima me pide y yo dije este es el regreso, pero Edwin Oviedo me dice tiene que cumplir tu contrato, además el entrenador Vaquero quiere que te quedes. Hice la pretemporada y empecé a ver que llegaban Junior Visa, Neka Vílchez, Tarek Carranza, llegaba gente en mi puesto. Termino la pretemporada y Vaquero me llama a su oficina y me dice: Molina no te voy a utilizar. Lo único que le dije fue: Eres malo, eso no se hace. Él seguía hablando me pare y me fui. Ese año me prestan al León de Huánuco.
En el 2014 vuelve a Alianza Lima…
Menos mal que ya no estaba ni Jayo, ni Ciurlizza. Yo tenía un campeonato y era poder demostrarme a mí mismo que podía jugar. Estaba Míguez y Neka. Empecé a alternar, no me hice fuerte, no tuve mucha continuidad.
Ahí empieza una historia personal que tengo tatuada en mi brazo, la primera Copa Inca, que jugamos en Perú que campeona Alianza Lima un 22 de mayo ante la San Martín y ganamos por penales. Ahí me entero yo que no podía tener hijos de forma natural.
Un día antes del partido, mi esposa que había estado feliz porque estaba embarazada, pero el médico dijo que tenía que extraer al hijo, porque estaba en un lugar que no es. Toque la puerta del técnico Sanguinetti, para contarle. Ese día fui la clínica y estaba llorando, luego volví a concentrar. Campeonamos, no jugué, pero desde ese día empezó el proceso largo de 8 años hasta que pudimos tener a mi bendición Gia Antonella.
Luego te vas a Ayacucho cuéntame esa del ‘Cholo’ Prado que se comió un ‘Galletazo’
Sí. Pero a Ayacucho yo llego de préstamo de Alianza. Ese 2014, casi terminando me fracturo, tuve siete fracturas en la cara, me rompí el pómulo, el arco orbital y me quedó una cicatriz grande. Tuve el riesgo de que se me paralice el lado derecho pero la doctora hizo buen trabajo.
¿Cómo te fue con el profesor Edgar Ospina?
Lo trajeron para salvar la categoría, para cuatro partidos. Desde que llegó empezó a ‘enamorarme’ me decía: ‘Qué haces aquí, tú debes estar en los partidos en Lima’. Todos los días me llenaba de elogios. Un día me pregunta ¿Cuánto ganas aquí? Me sorprendí y le digo tanto. No, tú debes ganar más, si tú te quedas vas a ganar más.
El último partido, cuando salvamos la categoría me abraza y me dice: gracias ‘Molinita’ hemos salvado la categoría. El otro año vamos a seguir juntos. Yo feliz porque tenía trabajo para el otro año. Pase fiestas en Pisco, yo padrino y cuando empezaba la pretemporada no me llamaban.
Empiezo a averiguar desde adentro que estaba pasando y me dicen: Ospina te bajó el dedo. Yo respondí por qué si él me decía que me quería y que me iba a subir el sueldo. No, ha dicho que con tu sueldo podemos contratar a tres jugadores, por eso me preguntó cuánto ganaba, yo sano le dije. Porfiado le pregunte al gerente si era verdad y me dijo que era verdad. Eso me marcó porque después de jugar en Primera tuve que jugar Liga2.
¿Nunca más te lo cruzaste?
En el 2018 en el hotel donde concentraba con Cienciano, el se aloja en el mismo hotel. Me vio y se corrió. A los compañeros les cuento esta historia y me dicen menos mal que regresarte al cuarto porque justo salió Edgar Ospina y se metió al ascensor. Imagínate si me lo cruzaba.
Cómo viviste la última etapa de tu carrera profesional
Yo me sorprendí con mi retiro, tenía planeado jugar un año más, máximo dos. Creí que en San Martín podía liderar de manera tranquila mi esposa estaba embarazada. No me muevo de Lima.
Pero como el futbol tiene estas cosas, es cambiante, me llama el técnico, Dulio Cisneros, me dice Coky no vas a poder seguir acá. Buen técnico, sabe mucho es inteligente, pero en la San Martín tiene una política por los menores, para ellos los jugadores grandes son un gasto.
Es duro dejar la profesión, te acostumbras tanto a la vida deportiva concentraciones, viajes, pretemporadas y después levantar y hacer otro tipo de cosas, te choca. Toca adaptarte a la vida, porque te quedas atrás sin saber que hacer. Ahora estoy en otra faceta, preparándome en conocimiento.
Yo he tenido que pasar un proceso de coaching, tú ves mi vida y ha sido de pundonor y no caerse, pero no veo en el fútbol un acompañamiento y hay un vacío y por eso me enfocó en ayudar al futbolista, que va mas allá de un recurso una venta, dónde queda el valor humano.
Soy ‘Tu compañero ausente’, ausente porque ya no estoy dentro del vestuario, pero sigo siendo tu compañero para cualquier para lo que quieras conversar conmigo. Todos buscamos un objetivo, pero no sabemos cómo alcanzarlo, algunos ni tiene objetivos.
A los jugadores que se van al extranjero en lugar de llevarse a la cocinera, al que le corta el pelo, que se lleven mejor a su coach personal, porque no. Fuera del Perú es difícil y no tienes con quien conversar. Es una inversión.
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