abrió las puertas de su intimidad para una exclusiva entrevista con Cuto Guadalupe en el programa de Trome ‘La Fe de Cuto’. El ‘Káiser’ contó anécdotas de su paso por Europa y por la selección peruana, pero no pudo dejar de hablar de su infancia en un picante barrio del Callao.

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En ese sentido, reveló el primer apodo que le pusieron, antes de ser reconocido como el ‘León’ y el Káiser’. “En mi barrio, nunca me voy a olvidar, que me decían de pequeño ‘basurita’. No sé por qué me pusieron esa chapa pero me llamaban así en mi barrio, sobre todo la familia, ya los amigos escuchaban y repetían”, explicó el futbolista.

Carlos Zambrano contó que cuando creció, le preguntó a sus familiares por el por qué de esa ‘chapa’ y le explicaron que era por su mal comportamiento de niño. “Mis tíos me dijeron que desde pequeño nunca hacía caso, me decían algo y hacía lo contrario y siempre decían, ‘este es una basura’, y como era pequeño, quedó ‘basurita’”, comentó el León.

Además, el futbolista aseguró que sus padres supieron encaminarlo bien pese a vivir en un barrio muy peligroso, Gambetta Alta. “Viví ahí mi infancia hasta los 14 años, hasta ahora voy de vez en cuando”, comentó.

EL LEÓN REVELA QUE SE QUEDABA CON EL VUELTO DE LA FOQUITA

El popular ‘Cuto’ le consultó sobre un mito que viene circulando en torno a su amistad con la ‘Foquita’. Y es que se rumorea que el ‘Káiser’ se quedaba con los vueltos de su compañero cuando lo mandaba a comprar comida rápida. “Él (Farfán) ya estaba en monto, ya venía del PSV ya consolidado. Yo ganaba 300 euros neto y mandaba para mi familia la mitad”, se justificó al mismo tiempo que confirmó las especulaciones.

Carlos Zambrano reveló que Jefferson Farfán le daba 100 euros para comprar McDonald’s al menos dos veces a la semana. “Tampoco era que el ‘negro’ me diera 500 euros, me daba 100 y el McDonald’s salía como 30 o 40 euros, a veces quedaba 30 euros de vuelto y yo le decía, ‘negro, acá está tu vuelto’ y él me decía, ‘agarra nomás’”, reveló el León.

En ese sentido bromeó y aseguró que muchas veces metía la mano a su bolsillo para sacar el dinero de Farfán pero nunca salían los billetes. “Comíamos dos veces a la semana y ya habían 60 euritos, 100 euritos... es plata”, agregó entre risas.

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