Brendan Fraser ha vuelto a la palestra de la industria cinematográfica gracias a su gran papel en “La ballena”, película que ya ganó sus primeros reconocimientos en el 2023 y que promete dar que hablar en los Premios Óscar; no obstante, ya en la década de los 90s e inicios de los 2000s había logrado esa fama gracias a la saga de “La momia” (1999), la misma que le dejó varios traumas físicos.
El actor, natural de Indiana, Estados Unidos, logró gran reconocimiento con la trilogía de ciencia ficción que relata las aventuras de una arqueóloga (Rachel Weisz) y su pareja, el aventurero Rick O´Connell (Fraser) mientras descubre el antiguo mundo de la cultura egipcia, que tiene como principales antagonistas a las momias.
Sin embargo, la realización de esta saga fue algo complejo y demandante. Así lo reveló el propio Brendan tiempo después, y es que padeció duras lesiones y hasta casi muere durante la grabación de varias escenas.
Uno de sus trabajos más conocidos es “La momia”, cuya trilogía recaudó 1250 millones de dólares. Fraser declaró que “me armaron con cinta adhesiva y hielo”.
En la primera entrega, en realidad fue asfixiado hasta que perdió el conocimiento mientras filmaba una escena y luego se despertó con un técnico de emergencias médicas llamándolo por su nombre.
Fue durante la escena en la que O´Connell es colgado con una soga en la horca. Él mismo hizo esa escena y para simular realismo, la soga estuvo en su cuello. El propio intérprete señala que de un momento a otro perdió el conocimiento y luego despertó con varios médicos al lado de él. “Como 12 o 14 segundos estuve como muerto, me dijeron los médicos”, contó.
El celeb era de los actores que prefería interpretar hasta las propias escenas de acción. Así, y durante la entrega de las tres cintas, Brendan se expuso a lesiones en la rodilla y la columna vertebral.
Al final de la trilogía, Fraser fue sometido a una intervención quirúrgica para implantarle un reemplazo parcial de rodilla, aunado a que sus cuerdas vocales necesitaban ser reparadas.
Asimismo, también tuvo que hacer una laminectomía, lo que implica que se extrae una parte o la totalidad del hueso de la vértebra del paciente. Esto ayuda a aliviar la presión sobre la médula espinal o las raíces nerviosas. Fueron en total siete años en los que pasó en recuperación e internaciones hospitalarias.
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