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Voluntarios enseñan a surfear a niñas de San Juan de Lurigancho y Chorrillos quienes conocen por primera vez el mar

En la clase de surf participaron niñas de entre 8 y 13 años. Ellas vencieron sus miedos en compañía de voluntarios de Telefónica, Flama y Alto Perú.
"Es una herramienta transformadora que permite vencer los miedos y contribuir al desarrollo integral de la persona, brindándoles habilidades y confianza para enfrentar los desafíos de la vida”, destacó Daniel Rojas, coordinador de los Voluntarios Telefónica.

A puertas de iniciar el verano, más de 20 niñas de San Juan de Lurigancho y Chorrillos cumplieron su sueño de conocer el mar y disfrutarlo al convertirse en surfistas, gracias a la labor de los voluntarios de Telefónica en alianza con las organizaciones Flama y Alto Perú. La clase de surf, que se llevó a cabo en la playa Sombrillas, permitió a las menores superar sus temores y conectarse con la naturaleza.

“Creemos firmemente que el deporte es un medio poderoso para empoderar a niños y niñas, especialmente en aspectos socioemocionales. Es una herramienta transformadora que permite vencer los miedos y contribuir al desarrollo integral de la persona, brindándoles habilidades y confianza para enfrentar los desafíos de la vida”, destacó Daniel Rojas, coordinador de los Voluntarios Telefónica.

Flama es una organización sin fines de lucro que trabaja para empoderar a niñas y adolescentes a través del deporte.

La sesión de surf comenzó con una limpieza de playa, actividad que beneficia al medio ambiente e inculcó valores esenciales a las niñas, como la responsabilidad y el cuidado del planeta. Luego, las niñas participaron en dinámicas para integrarse y conocerse mejor.

“Al finalizar la clase, las niñas que inicialmente sentían cierto temor al sumergirse en el mar superaron un desafío que trascendió lo individual, conectándose también con la naturaleza. Experimentaron una sensación de satisfacción, y es muy probable que hayan logrado un aumento significativo en su autoestima, gestión emocional y sensación de seguridad. Este crecimiento personal fue facilitado por el trabajo en equipo, la participación en juegos y la propia actividad en el mar que llevaron a cabo”, manifestó Leyla Perea

Flama es una organización sin fines de lucro que trabaja para empoderar a niñas y adolescentes a través del deporte. Desde 2018, ha llevado a cabo diversas actividades, impactando positivamente a más de 1,600 niñas.

Explorando el mar

Durante esta actividad, no solo demostraron gran satisfacción las niñas que participaron de las clases, sino también los voluntarios. “Brindar apoyo a quienes lo necesitan nos llena de alegría, especialmente cuando estamos involucrados en una actividad que nos apasiona. En mi caso, nadar y hacer surf me motiva y facilita la experiencia en el mar para otros. Hemos construido confianza en niñas que no tenían contacto previo con el agua, y presenciar cómo ganan ánimo y habilidad para enfrentarse al mar es verdaderamente gratificante”, expresó Gonzalo Málaga, Voluntario Telefónica.

Por su parte, Daniela Plaza, voluntaria de la misma compañía, destacó que la experiencia fue muy enriquecedora. “Conectamos con la naturaleza junto a ellas. Cada niña es única. Al principio algunas menores tenían mucho miedo porque habían tenido una mala experiencia con el mar o era la primera vez que lo conocían. Sin embargo, al ver que otras superaban sus temores, se animaban a sumarse”.

Cabe destacar que la colaboradora tiene su propio emprendimiento denominado “Sunsetgirl” que está activo desde el 2020. Este se centra en la venta de ropa y accesorios para mujeres, y a través de esta actividad financian clases de surf para niñas en situaciones vulnerables.

Las beneficiarias de la actividad también compartieron sus impresiones. “Yo tenía muchas ganas de venir hoy día, me levanté muy temprano. Al comienzo tenía mucho miedo porque anteriormente me había ahogado y por eso al inicio tuve muchos nervios. Pero gracias a los instructores pude vencerlos. Fue una experiencia increíble”, afirmó Naomi.

Por su parte, Camila de 11 años también compartió su experiencia: “Es la primera vez que conozco el mar y surfeo. Me divertí más de lo que pensé. Aprendí a subir a la tabla, luego los pasos para ingresar surfeando al mar y al final entramos junto con los instructores”.

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