Muchos asiduos al gimnasio recurren al consumo de esteroides o sustancias combinadas con éstas para estimular el desarrollo de sus músculos y desempeño atlético, desconociendo el impacto negativo que se genera en su organismo.
“Los esteroides anabólicos tienen efectos secundarios peligrosos: mentales, emocionales y físicos, siendo este último un aspecto importante que hace que estas personas recurran a la cirugía plástica para corregir excesos y cambios no deseados”, señaló el doctor Enrique Chau, cirujano plástico.
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¿Qué son los esteroides? Los hombres segregan hormonas sexuales masculinas como la testosterona que, entre otros aspectos, promueven el desarrollo natural del músculo esquelético. Lo que hacen los esteroides anabólicos (nombre de la sustancia sintética de testosterona) es suprimir la producción natural de testosterona para sustituirla en elevadas dosis por la fuente química de anabólicos.
“Por tanto, debido a la gran diferencia de producción de testosterona que el cuerpo genera de manera natural, estas sustancias combinadas al entrenamiento físico, promueven en gran escala el desarrollo de características masculinas, tanto en hombres como en mujeres, causando cambios reversibles e irreversibles en el organismo”, indicó Chau.
CONSECUENCIAS PARA LA SALUD
Frecuentemente los varones se ven afectados por aspectos irreversibles como el exceso de volumen en las mamas (ginecomastia) y la calvicie. Además, estudios han comprobado que se produce una disminución en la producción de espermatozoides, encogimiento de los testículos (atrofia testicular) e impotencia.
En el cuerpo femenino, se produce la masculinización como el aumento del vello, engrosamiento de la voz, crecimiento del clítoris, disminución de los senos y grasa corporal, piel áspera, cambios en el ciclo menstrual. Al igual que en los varones, algunos de estos aspectos se vuelven irreversibles.
Asimismo, el abuso de los esteroides ha sido asociado con enfermedades a la piel como acné, quistes, fallos renales, enfermedades cardiovasculares y hepáticas, coágulos en la sangre, problemas de crecimiento en adolescentes, infecciones como hepatitis o VIH/SIDA (si se inyecta con técnicas no estériles). Por otro lado, desde el punto de vista emocional y mental, también pueden causar cambios en la conducta como ira, agresión, manías, delirios o paranoia.
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