Una de las decisiones más difíciles de tomar es la de terminar una relación, especialmente cuando hay niños involucrados. Sin embargo, en épocas de fiestas navideñas, las decisiones de vida suelen apresurarse, y hay que estar seguros y ver la manera más honesta de dar ese paso, sin herir a la otra parte.
Según las estadísticas globales, en Navidad y semanas después de Año Nuevo, el número de separaciones y pedidos de divorcio se incrementan. Y esto, para los psicólogos, tiene una explicación. Sucede porque, a medida que se acerca el cambio de año, las personas suelen hacer un recuento de su vida, lo bueno, lo malo, y piensan en qué harán para mejorar en el año que recién empieza.
Si vienes arrastrando una incomodidad, tienes muchos problemas con él o ella, ya no se entienden como antes o vives agobiado por muchas circunstancias, la decisión de separarte puede precipitarse. Recuerda que un divorcio no es algo que surge de forma espontánea.
Para informar tu decisión, primero díselo en persona y sé sincero y educado, no cruel. Piensa en cómo podría reaccionar la otra persona (llorar, desesperarse, ponerse agresiva...). Explícale por qué es mejor alejarse, háblale de las cosas buenas, no señales las fallas del otro para explicar por qué no funciona la relación.
Después de aceptar que el cambio es inevitable, comenzarás otro recorrido, el de la aceptación.
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