Hoy que volvieron las clases y los padres nuevamente recorren librerías y mercados para completar su lista de útiles escolares, hay un nombre que se repite constantemente y que se encuentra entre las marcas que combinan bien precio y calidad: Artesco. Pero ¿sabes cómo se inició esta empresa peruana que actualmente tiene presencia en 16 países de Latinoamérica? Acá te contamos su historia.
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La idea de formar la empresa nació gracias a la necesidad de adaptarse a las nuevas leyes del entorno. Era la década de los 70 y el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado había prohibido las importaciones extranjeras. Enrique Mollá, por entonces un joven de 18 años, tomó una decisión para seguir surtiendo las librerías de su padre en el centro de Lima: fabricar sus propios productos.
Con la ayuda de un amigo que le hizo el primer molde para la inyección del plástico y usando una máquina artesanal que le construyó su padre, produjo sus primeras reglas en la cochera de su casa.
“Siempre fui muy proactivo; me gustó el concepto de negocio y de trabajo desde que tenía 12 años. A muy temprana edad me apasionó todo lo que tenía que ver con el área industrial”, respondió el empresario en el 2018, año en el que ganó el Premio LEC - Líderes Empresariales del Cambio.
Enrique entonces dejó de lado la universidad y se enfocó en su pequeño negocio. Tiempo después, sus hermanos se le unieron y el 4 de Noviembre de 1976 se funda ARTESCO S.A, iniciando sus actividades como empresa fabricante de reglas y folders plásticos.
Las siguientes dos décadas fueron complicadas para todas las empresas peruanas., Enrique Mollá tuvo que ingeniárselas para conseguir financiamiento para mantener a flote su compañía. Varias veces los bancos le rechazaron créditos porque no tenía avales, así que buscó amigos que le hicieran préstamos. Fue ahí cuando comprendió que el prestigio es el principal activo de un emprendedor.
Visitó a varias personas y logró que algunas le dieron insumos a crédito. Por ejemplo, Viplastic Perú le proveyó vinil para que confeccionara fólderes. Como él cumplió sus obligaciones, los tratos continuaron. Lo mismo pasó con los clientes, quienes al notar que Artesco era puntual con sus pedidos, empezaron a comprar mayores cantidades.
Poco a poco, la empresa empezó a crecer y contratar a más trabajadores. Sin embargo, en 1997, tuvo su primera gran crisis: los distribuidores que le adquirían sus productos quebraron en bloque y le dejaron de pagar. De esta manera, tuvo una deuda de 6 millones de soles, equivalente a todo que ingresaba a la empresa durante un año por aquella época.
Para poder cumplir con sus trabajadores y proveedores, tuvo que hacerse préstamos e hipotecar su casa. Porque, según sus propias declaraciones, el éxito de una empresa radica en el respeto y la consideración que se tiene hacia sus trabajadores.
“Más que por su gerente, el éxito de las compañías sólidas recae en toda su plana. Yo les debo mucho. Y si hablamos de errores, uno gravísimo que cometen muchos empresarios es distanciarse de sus orígenes y de sus trabajadores, olvidarse de que todos somos una familia. Eso lo tengo muy presente”, comentó Mollá en una entrevista para El Comercio.
En 2018, Artesco realizó una alianza estratégica con Staedtler, compañía alemana dedicada a la fabricación de instrumentos de escritura y dibujo, con el objetivo de crecer en el mercado peruano y en el exterior.
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La empresa peruana empezó a producir en el país útiles escolares y de oficina bajo la marca Staedtler para, posteriormente, exportarlos. Así, en el 2019 enviaron a Alemania estuches geométricos, en octubre de 2021 despacharon sus productos en Brasil y en 2022 exportaron a Ecuador y Argentina.
A pesar de los años de pandemia en los que las clases fueron virtuales y la venta de útiles cayó, Artesco logró seguir creciendo con la reactivación del año pasado y, actualmente, está presente en otros 16 países de Latinoamérica, desde México a Argentina.
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