Aunque parezca broma, no lo es. En medio del aumento de las extorsiones y el temor generalizado por la inseguridad, la presidenta Dina Boluarte y su ministro del Interior, Carlos Malaver, ofrecieron una singular fórmula para enfrentar al crimen: “no contestar el teléfono ni abrir los mensajes amenazantes”.
El insólito consejo fue pronunciado en plena crisis por el paro de transportistas, motivado por el asesinato de un chofer de la empresa Lipetsa, crimen que desató la indignación de un gremio golpeado por las mafias. Mientras los conductores exigían seguridad, la respuesta del Gobierno fue una advertencia tecnológica.
“A la ciudadanía en general: no abran esas llamadas, no abran esos mensajes”, dijo Boluarte. La mandataria pidió que, ante una comunicación sospechosa, los ciudadanos anoten el número y acudan a la Policía. “No contesten, no abran los mensajes, comuniquen a la Policía. La Policía hará la indagación”, insistió.
Lejos de rectificar, el ministro Malaver respaldó sin titubeos a la presidenta. “Lo que ha dicho la señora presidenta es cierto. Vivimos en una etapa donde estamos dependientes de la tecnología y sobre todo del teléfono”, señaló tras presentarse ante la Comisión de Defensa del Congreso.
Malaver fue más allá: “Teléfonos desconocidos, no contesten. No es solo que puedan recibir amenazas; pueden ser llevados a un aplicativo y les vacíen las cuentas o clonen la información del teléfono. La ciberdelincuencia está incrementándose”.
Cuando un periodista le preguntó si la recomendación presidencial era “infantil”, el ministro respondió con evidente fastidio: “No es una respuesta infantil, un poco más de respeto. ¿Usted dejaría entrar a su casa a alguien que no conoce? Esto es igual: hay que tener cuidado con quién se abre la puerta o la ventana”.
El titular del Interior cerró filas con la mandataria: “Estoy en el mismo correlato: hay que tener mucho cuidado a quién le contestamos, porque hay muchos mensajes de carácter extorsivo. Estamos apostando por la cultura de la denuncia”, dijo con solemnidad.
Malaver también aseguró que el paro de transportistas fue parcial y que la Policía actuó de forma preventiva para evitar bloqueos. “Lo que hemos visto han sido intentonas de bloqueo, frente a las cuales la Policía respondió con las herramientas legales que la ley le permite”, sostuvo.
El ministro afirmó que las operaciones policiales se realizaron conforme a ley y que, si se detecta algún exceso, será investigado. “Toda vida humana es importante para la Policía y para el Ejecutivo, sin distinción de nacionalidad”, agregó.
Asimismo, recordó que el Gobierno viene trabajando en medidas como el apagón de más de un millón y medio de chips ilícitos y un futuro decreto para inhabilitar los celulares usados por criminales. Sin embargo, admitió que “aún no se tienen los resultados que se quisieran”.
Malaver pidió no tergiversar sus palabras ni las de la presidenta. “No buscamos minimizar el reclamo de los transportistas. Reconocemos su papel esencial en el país”, sostuvo. Pero lo cierto es que, frente al clamor por seguridad, el Ejecutivo terminó ofreciendo una respuesta que suena más a desconexión que a estrategia.
Porque mientras los extorsionadores siguen marcando y cobrando cupos, el mensaje del Gobierno parece ser uno solo: no conteste el teléfono.
Contenido GEC