Los días de violencia desatados por el crimen organizado en Ecuador la semana pasada han puesto en guardia a las autoridades peruanas, empezando por la presidenta Dina Boluarte y su premier Alberto Otárola. Inmediatamente, dispusieron medidas para evitar que lo mismo ocurra en el país.
Las iniciativas anunciadas, sin embargo, son tardías. Desde hace rato, bandas ecuatorianas que asolaron esa nación, como ‘Los Choneros’ y ‘Los Tiguerones’, operan impunemente en varias regiones de nuestro territorio. Especialmente en el puerto de Paita, un punto clave para el envío de cocaína, como bien lo ha afirmado el exministro del Interior, Rubén Vargas.
Esos criminales compiten con los también sanguinarios delincuentes venezolanos del ‘Tren de Aragua’.
¿Para qué irnos hasta Ecuador si aquí, a pocos kilómetros de Lima, ocurrió un hecho delictivo monumental que las autoridades han callado en todos los idiomas?
Nos referimos a lo sucedido en Pataz en la noche del domingo 7 de enero pasado. Una turba de cien personas interceptó a una patrulla de la Policía, que trasladaba a cinco delincuentes que habían pretendido robar minerales del socavón de una mina.
Los agentes fueron rodeados con armas, agredidos y los detenidos fueron rescatados en cuestión de minutos. Los ladrones pertenecían a la banda criminal de ‘Los Parqueros de Vijus’, integrada por venezolanos y ecuatorianos. Ellos controlan la zona minera de Pataz, en contubernio con los mineros ilegales. Ese lugar, hoy por hoy, es tierra de nadie. El Estado está perdiendo el control total. Lo peor, ya muchos han olvidado que en diciembre pasado, en ese mismo sitio, fueron asesinados nueve trabajadores de la mina Poderosa. Y hasta hoy no hay un solo detenido.
¿Por qué nos sorprendemos del poder que tienen las bandas de narcotraficantes en el país vecino y no nos miramos nuestro ombligo? El Perú, lamentablemente, es el segundo exportador de cocaína en el mundo, el primero es Colombia. Los narcos peruanos son los principales proveedores de droga de sus pares ecuatorianos. Ecuador no produce cocaína, es un corredor clave en la ruta hacia el mundo.
Pese a la importancia en el tráfico de cocaína mundial de nuestro país, hasta ahora no ha sido apresado un gran capo de la droga. El último de ellos fue Fernando Zevallos, ‘Lunarejo’. Pero eso fue en el 2005, hace ¡19 años!
Otra banda de narcotraficantes que actúa impunemente en el país es el Comando Vermelho (CV), una de las pandillas más peligrosas de Brasil. Ellos se han apoderado de una zona estratégica de Ucayali —en donde convergen las fronteras de Perú, Colombia y Brasil— a través de la cual realizan enormes envíos de cocaína.
¿Por qué entonces en el Perú no hay asonadas similares a las de Ecuador?, le pregunto a un agente de la DEA. “Porque aquí no los molestan, cuentan con apoyo hasta oficial. No les conviene hacer jaleo para seguir operando tranquilos”. Tal cual. Nos vemos el otro martes.
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