La abogada Patricia Benavides. (Fotos: Julio Reaño/@Photo.gec)
La abogada Patricia Benavides. (Fotos: Julio Reaño/@Photo.gec)

A los periodistas veteranos y curtidos en grandes casos de investigación periodística nos llama la atención el desarrollo del caso Valquiria VI, que ha originado la separación de como fiscal de la Nación. Es un calco, por lo mediático, al de Lava Jato.

Desde el primer día de ese proceso, las declaraciones del colaborador eficaz Jaime Villanueva, exasesor de Benavides, se han repartido como volantes a todos los medios de comunicación y se han publicado sin mayor corroboración. Los únicos que tienen acceso directo a esos dichos son la fiscal Marita Barreto y el coronel Harvey Colchado, quienes manejan el Equipo Especial de Fiscales Contra la Corrupción (Eficcop).

Los allanamientos a los domicilios de los presuntos culpables se hacen en la madrugada y en tiempo real se difunden en la prensa. Luego, se reparten videos de las intervenciones, pese a que a las personas filmadas no se les ha demostrado su culpabilidad. Esas imágenes serán imborrables en sus vidas.

Las filtraciones, sin embargo, están permitiendo descubrir flancos débiles de la investigación. Uno de ellos es el caso del exministro de Salud Hernán Garrido-Lecca. Según la acusación, él, junto con el abogado José Luis Hauyón, influyó en la Junta Nacional de Justicia (JNJ) para que Patricia Benavides fuera nombrada como fiscal suprema.

¿Garrido-Lecca tenía tanto poder para convencer a los ¡siete integrantes de ese organismo!? La misma JNJ desmintió la aseveración. En todo caso, si se está creyendo en todo lo que dice el delator Villanueva, los consejeros de esa entidad deben ser separados, como ha ocurrido con Benavides.

Se afirma, igualmente, que dicho exministro actuó para que Benavides fuera elegida como fiscal de la Nación por la Junta de Fiscales Supremos. ¿También convenció a esos fiscales que por unanimidad la designaron?

Lo sorprendente es que el suspendido fiscal Rafael Vela, quien dirigía al grupo del caso Lava Jato, se ha sumado como testigo que “corrobora” todo lo que afirma el delator Villanueva. Y ahora —¡oh, sorpresa!— se acuerda de supuestas presiones que jamás denunció.

El conocido periodista Augusto Álvarez Rodrich expuso con una real crudeza los pasos mediáticos que aplican los policías y fiscales cuando lanzan sus casos. El jueves, en su columna del diario ‘La República’, los describió de esta manera: “1.- Filtración en calidad de primicia a un medio amigo o enemigo de información que sustente el caso que se quiere desarrollar, lo cual prepara el terreno para lo que ocurrirá luego.

2.- Elaboración de un PPT en el que establece una página clave en la que aparece un diagrama de algo que parezca una “organización criminal”. Absurdamente, en el país se cree que, si algo está en PPT, merece confianza. 3.- Juez acepta el pedido fiscal y aplica la prisión preventiva, allanamiento, etc., con frecuencia en la madrugada. 4.- Difusión del caso, con fuerte soporte en algunos medios y ONG”.

El caso Valquiria VI huele mal. Nos vemos el otro martes.

*Los artículos firmados y/o de opinión son de exclusiva responsabilidad de sus autores.

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