El 12 de enero de este año, mientras grupos violentistas causaban sangre y caos en el país, invadían carreteras y querían tomar aeropuertos, el golpista —el causante de todo eso— recibió en su celda la sospechosa visita de uno de sus hombres de más absoluta confianza: .

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La conversación duró apenas 25 minutos. Es un misterio lo que hablaron, pero después de dicho encuentro, el empresario constructor la emprendió contra la presidenta Dina Boluarte, quien reemplazó constitucionalmente a Castillo.

Shimabukuro afirma que él financió la campaña a la vicepresidencia de Boluarte el año 2021. Sin embargo, reconocidos especialistas en temas electorales sostienen que la presunta responsabilidad recaería en el partido Perú Libre, que llevó en la plancha presidencial tanto a Pedro Castillo como a Dina Boluarte.

Lo que dice este señor se ha convertido en ‘palabra santa’ para varios medios y plataformas web que apoyaron la candidatura de Castillo y ahora le hacen un evidente cargamontón a la mandataria.

Lo que se obvia decir es que el empresario es investigado por la fiscal Marita Barreto por pertenecer al llamado ‘Gabinete en la sombra’, que Castillo constituyó para ejecutar sus corruptelas que hoy se investigan. Ese selecto grupo lo integraban sus sobrinos, Alejandro Sánchez (el dueño de la casa de Sarratea) y sus exministros Walter Ayala y Juan Silva.

Shimabukuro pertenecía al cogollo más íntimo de Pedro Castillo, ahora la quiere pegar de moralista”, me dice un agente del grupo especial que lo investiga.

José Fernández Latorre, el exjefe de la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI), ha narrado ante la fiscalía que, en una oportunidad, por orden del presidente, recibió en su despacho a su sobrino Rubdel Oblitas, quien llegó acompañado de Shimabukuro y Walter Ayala. Le pidieron ¡medio millón de dólares! para pagarle a un ‘asesor extranjero’ y 150 mil soles para que un reportaje periodístico no saliera. Él se negó rotundamente.

El mismo Fernández dijo que jamás designó a Shimabukuro como representante de la DINI en Palacio, como hasta ahora erróneamente se sostiene. A Fernández le falsificaron su firma para ese ‘nombramiento’.

Hay más. El lunes de la semana pasada, Carlos Jaico, quien fue secretario general de la Presidencia y renunció a los tres meses, reveló en RPP detalles desconocidos del empresario. “Shimabukuro no desempeñaba ningún papel. Verlo merodear por los pasillos de Palacio era algo increíble. Ese señor no tenía formación académica. Y sobre todo, que se le endilgue que era ‘un hombre de inteligencia’ era un insulto para la función pública. (…) Al fin y al cabo nos dimos cuenta de que únicamente era el lleva y trae, el chismoso del día, que llevaba cosas”.

Lo que dice Shimabukuro hay que tomarlo con pinzas. En el periodismo de investigación existe una regla de oro: la palabra de una persona sin credibilidad debe ser confirmada muchas veces. Lamentablemente, varios colegas la han olvidado. Nos vemos el otro martes.

*Los artículos firmados y/o de opinión son de exclusiva responsabilidad de sus autores.

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