LO TENÍA TODO PLANIFICADO. Descubierta por la Policía, Domitila Moncin Pérez terminó confesando ante los agentes de Homicidios todo el plan que puso en marcha para acabar con la vida de su esposo, Héctor Cornelio Gozar Navarro, un empresario del sector de reciclaje en Villa El Salvador.
Primero había contratado a un brujo para que lo mate con un supuesto conjuro, pero fue estafada. Entonces, en complicidad con su hermana, contrató a su sobrino quien, a cambio de 30 mil soles, estranguló al empresario. Una historia de maltrato familiar y codicia, mucha codicia.
En un primer momento, Domitila puso en práctica toda una estrategia de victimización, fingiendo un dolor profundo por la repentina perdida de su esposo. Pero detrás de esa imagen cargada de llanto y desconsuelo, en realidad se escondía una mente fría y calculadora que planificó cada detalle del violento asesinato de su propio esposo.
En su afán por deshacerse de Héctor, Domitila recurrió a un brujo, quien le prometió eliminarlo mediante un conjuro. Desesperada por ver resultados, entregó una suma considerable de dinero al hechicero, quien no cumplió su promesa.
En complicidad con su hermana, Domitila contactó a su sobrino, ofreciéndole 30 mil soles para que acabara con la vida de Héctor. El joven aceptó la propuesta.
El sobrino de Domitila estranguló a Héctor en su propia casa. La fachada de dolor de Domitila se derrumbó cuando la policía descubrió las pruebas que la incriminaban.
La mujer y su cómplice, su sobrino, fueron detenidos y puestos a disposición de la justicia. Enfrentan ahora la posibilidad de una larga condena.
Una historia que describe nuevamente como la codicia por el dinero puede llevar a planear y ejecutar la muerte de un ser querido, en este caso a su esposo y padre de sus dos hijos adolescentes que hoy se quedaron sin padre y sin su madre, tía y hermano y primo ya que le esperan muchos años tras las rejas.
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