A Pocas horas de que el Gobierno oficializara el estado de emergencia en Lima y Callao, la criminalidad volvió a dar un golpe letal. En solo una noche, cuatro personas fueron asesinadas en distintos distritos de la capital y el primer puerto, pese a la medida que busca frenar la violencia. Las víctimas: una jaladora de combis, un reciclador, un chofer de bus y un conductor de camioneta, todos abatidos por sicarios.
El primer crimen ocurrió cerca de las 7:00 p.m., en pleno óvalo de La Perla, Callao. Allí, una mujer conocida como ‘La Chata Dinamita’ fue interceptada por dos sujetos en moto, quienes la acribillaron en plena hora punta, mientras ejercía su trabajo. La Policía llegó a recoger pruebas, pero los atacantes lograron escapar.
La violencia no se detuvo. En San Juan de Miraflores, un reciclador fue asesinado alrededor de las 9:00 p.m. cuando recolectaba botellas y cartones cerca del paradero Electro. Testigos señalaron que los sicarios se acercaron y, sin mediar palabra, le dispararon a sangre fría.
Villa El Salvador también fue escenario de sangre. Allí, el conductor de un bus de la Línea G, que cubre la ruta SMP - VES, recibió varios disparos dentro de su vehículo. Las primeras indagaciones apuntan a que el crimen estaría vinculado a mafias de extorsionadores que operan en la zona.
Cerca de las 10:00 p.m., en San Juan de Lurigancho, un nuevo asesinato sacudió a los vecinos de Campoy. Un conductor fue baleado frente a la iglesia de los Testigos de Jehová, ubicada en la avenida Los Próceres. Nuevamente, los agresores huyeron sin ser identificados.
Hasta el momento, la Policía no ha detenido a ningún sospechoso en ninguno de los casos. Esta ola de homicidios ha desatado la indignación de los ciudadanos, quienes cuestionan la efectividad de las autoridades y exigen la renuncia del ministro del Interior ante la imparable inseguridad que cobra vidas a diario.
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