Dio su vida por la de los demás. Al ver que al camión cisterna que manejaba se le vaciaron los frenos en una bajada de San Juan de Lurigancho, Gregorio Ayma (44) alertó a gritos a todos para que no se crucen en el camino hasta que se empotró contra un árbol. El hombre murió porque al lanzarse del vehículo se golpeó la cabeza contra la vereda.
Eran las 10 de la mañana y la unidad, de placa ADC-782, con remolque AKH-986, salió de su empresa, ubicada en la cuadra cuatro de la avenida Canto Bello. Transportaba residuos sólidos. A los pocos segundos, Ayma se dio cuenta de las fallas mecánicas y empezó a gritar.
‘¡Ábranse, Cuidado!’ eran los gritos desesperados del chofer que buscaba a toda costa no matar a nadie. Los transeúntes corrieron y los mototaxistas se hicieron a un lado para no ser arrastrados.
“Ha descendido buen tramo hasta que en la cuadra uno de dicha vía, al parecer, vio el árbol y tal vez ha pensado que era lo único que lo podía sostener y decidió chocar porque ya iba a llegar a la avenida Las Flores de Primavera y ahí había bastante gente y carros. Si llegaba a esa avenida iba a ocurrir una tragedia”, comentó un vecino.
En el trayecto, la cisterna embistió una mototaxi, cuyo dueño Dante Palma, la había dejado estacionada. “Yo vivo al frente de donde fue el accidente. Fui a desayunar y escuché los gritos. Asomé por la ventana y vi a mi moto que era empujaba por la cisterna”, dijo el mototaxista.
Antes del impacto, Ayma se lanzó pero murió al golpearse la cabeza. Su familia llegó al lugar y protagonizó escenas de dolor.
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