La delincuencia no respeta ni a los muertos. En el cementerio Presbítero Maestro, situado en Barrios Altos, en el Cercado de Lima, unos ladrones saquearon placas y lápidas de distintas tumbas y mausoleos.
Incluso, la placa de bronce que decoraba la tumba del general y expresidente Luis Sánchez Cerro, asesinado en 1933, fue arrancada de su pedestal, causando daños al mármol.
La tumba del exdiputado Augusto Pérez Araníbar también fue objeto de robo, con los asaltantes llevándose la placa de bronce que la adornaba. Los mausoleos del expresidente Óscar Benavides y del mariscal Eloy Ureta no fueron ajenos a la delincuencia, ya que sus placas conmemorativas fueron sustraídas.
Los responsables de la administración del cementerio descubrieron estos robos durante uno de sus recorridos turísticos y, consternados, presentaron la denuncia correspondiente en la comisaría.
Julio Arroyo, representante de la Beneficencia de Lima Metropolitana, expresó su dolor ante el hecho: “Fue un golpe doloroso para todos los que trabajamos en la Beneficencia. Fuimos a la comisaría para hacer la denuncia. El colmo que se lleven unas placas bellas, que son parte del patrimonio nacional, esto le pertenece a cada uno de los peruanos”, expresó indignado.
El funcionario municipal enfatizó que no reciben financiamiento de ninguna entidad estatal. Además, señaló que los cambios de generales en la Policía están obstaculizando la firma de acuerdos para contar con agentes en el cementerio, el cual tiene la categoría de museo de sitio y es considerado patrimonio cultural.
Explicó que, a pesar de estar cerca de asegurar el respaldo de la Policía, las rotaciones frecuentes de altos mandos cada seis u ocho meses complican la consolidación de los convenios. Esto implica reiniciar el proceso justo cuando están a punto de concretar los acuerdos, a pesar de los esfuerzos y trabajo dedicados.
En busca de soluciones, hizo un llamado al sector privado para que contribuya al cementerio Presbítero Maestro mediante donaciones destinadas a mejorar la seguridad, con el objetivo de prevenir futuros robos. Destacó que las pérdidas son difíciles de cuantificar.
“Aprovecho este medio para invitar a las diez empresas más grandes de seguridad de Lima a que nos donen, cada una, dos puestos de seguridad armados, con personal entrenado”, solicitó el funcionario.
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