La ‘discoteca de la muerte’ donde 13 personas fallecieron asfixiadas la noche del sábado tenía licencia de funcionamiento, pero bajo el rubro de empresa textil, por lo que el local funcionaba clandestinamente y según vecinos que viven en los alrededores, esta realizaban fiestas y hasta conciertos con orquestas en vivo sin los protocolos de sanidad obligatorios. El empresario dueño del lugar aún no es identificado y habría escapado del local apenas vio a la policía llegar para la intervención.
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Esta irresponsabilidad ha sido calificada por la Ministra de la Mujer, Rosario Sasieta, como un homicidio doloso, un asesinato premeditado, ya que por el estado de emergencia sanitaria las discotecas y bares están prohibidas de atender al público, tampoco no se pueden realizar reuniones familiares ni amicales.
Expertos en materias legales han indicado que el dueño de la discoteca ‘Thomas Restobar’ podría ir hasta 35 años a la cárcel acusado de asesinato culposo.
La fiesta clandestina desarrollada en esta discoteca de Los Olivos cuya intervención policial desató la histeria colectiva y el pánico de los asistentes provocó una estampida en donde se empujaron unos a otros con tal de escapar de la discoteca para no ser detenidos ni multados.
Algunos testigos afirmaron que la tragedia en la discoteca de Los Olivos fue ocasionada por la Policía Nacional al lanzar una bomba lacrimógena, pero esto fue desmentido por el Ministerio del Interior en un comunicado.
Videos que fueron viralizados en las redes sociales muestran el instante en que decenas de jóvenes tratan de reanimar a sus amigos y víctimas que yacían al borde de la muerte en el piso de la discoteca. Algunos incluso murieron camino a hospitales y clínicas a donde fueron trasladados.
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Hubo gritos y pedidos de auxilio para los jóvenes que no reaccionaban a los primeros auxilios dados por sus amigos. En otras imágenes se puede observar también la desesperación y llanto de los sobrevivientes al ver los cadáveres de familiares.
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