
El caso del suboficial PNP Julio Calderón Díaz, abatido en un operativo realizado el 12 de junio en San Juan de Lurigancho, acaba de dar un giro alarmante. Según reveló un informe de la Unidad de Investigación de América Noticias, existiría una grave irregularidad en el manejo de la bala que lo mató, lo que podría comprometer el futuro de toda la investigación y la eventual sentencia del caso.
De acuerdo con los documentos, la bala extraída del cuerpo del agente, según el informe forense del 13 de junio, estaba “homogénea y ligeramente deformada”. Sin embargo, apenas cuatro días después, la pericia balística policial concluyó que el proyectil ya presentaba otro peso, estaba más deformado y resultaba “inaprovechable” para determinar de qué arma salió. Una diferencia inexplicable que encendió las alertas.

FISCALÍA APUNTA A POSIBLE CAMBIO DE EVIDENCIA
Ante la gravedad del hallazgo, el Primer Despacho de la Fiscalía Penal de San Juan de Lurigancho – Zona Media ha requerido el acta de lacrado, la cadena de custodia y las imágenes de rayos X realizadas durante la necropsia. También exigió la lista con los nombres de todos los que manipularon la prueba entre el 13 y 17 de junio.
Todo esto, con un objetivo claro: establecer si alguien habría cambiado la bala para entorpecer la investigación o proteger a un implicado.
El principal acusado del crimen es Paul Galicia Chacón, también suboficial PNP, quien se encuentra con prisión preventiva por 18 meses. Galicia confesó haber disparado durante el operativo, en medio de la confusión, al no identificar a sus colegas. Sin embargo, la alteración de la prueba clave —el proyectil— podría debilitar la acusación por homicidio consumado, e incluso abrir una nueva línea sobre la autoría del disparo mortal.
“CAMBIAZO” PODRÍA REDUCIR PENA
El penalista Dino Caro fue claro: “Cambia la bala que se pericia, y por lo tanto, cambia el resultado. Esto es un problema grave para una condena por homicidio, pero no para una tentativa, cuya pena es menor”. En otras palabras, el futuro judicial del caso pende de una prueba que ya no se puede analizar.

La tragedia ocurrió en plena intervención contra presuntos delincuentes armados, en un estado de emergencia que convirtió a SJL en un campo de guerra. Tres agentes resultaron heridos y uno —Calderón Díaz— perdió la vida. En el lugar, se hallaron armas, drogas y hasta explosivos.
Galicia no es el único implicado. Elio Mundaca, Luis Córdova y Humberto Apayco también están procesados por homicidio calificado. Pero si se confirma la manipulación de la evidencia, todo podría cambiar.
Hoy, la Fiscalía intenta reconstruir minuto a minuto qué pasó con esa bala. ¿Quién la tocó? ¿Quién pudo haberla cambiado? ¿Por qué motivo? ¿Se quiso encubrir algo dentro de la propia institución? Preguntas sin respuesta que, por ahora, solo agrandan el dolor de la familia de Calderón Díaz, que clama por justicia.
La verdad, tarde o temprano, saldrá a la luz.
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