
Anthony Pezer, un joven peruano-estadounidense de 27 años, jamás imaginó que tomar un taxi en Punta Hermosa tras salir de una discoteca le cambiaría la vida. Eran las 6:30 de la mañana del 26 de enero cuando abordó un vehículo manejado por Ítalo Giuseppe Hanco Campos, de 23 años, sin saber que estaba entrando en la trampa de una red criminal que opera como reloj suizo: drogan, secuestran por horas y despojan a sus víctimas de todo lo que tienen.
Pezer perdió la conciencia pocos minutos después de subir al taxi. Cuando despertó, estaba tirado en un terral, confundido, golpeado y sin idea de lo que había ocurrido. Lo que siguió fue una pesadilla: su celular había sido vulnerado, sus cuentas bancarias vaciadas, sus criptomonedas transferidas, y su cadena y reloj Rolex —herencias de su difunto padre— habían desaparecido.
A pesar de contar con pruebas, videos de seguridad y registros bancarios, las autoridades actuaron con indiferencia. Ante esta situación, Pezer tomó la justicia en sus manos y comenzó a investigar por su cuenta, hasta llegar al responsable: Ítalo Hanco, alias ‘El Cochinito de Punta Hermosa’, un taxista con denuncias previas por fraude y robo agravado, según mostró un reportaje del dominical ‘Panorama’.

SE IBA DE SHOPPING CON DINERO ROBADO
Gracias a cámaras del Jockey Plaza, Pezer logró identificar a Hanco y a su pareja, Sonia Caja Conde, utilizando su celular desbloqueado para realizar compras en tiendas como Calvin Klein, Tommy Hilfiger y Lacoste. En los videos se ve al taxista haciendo compras con total descaro, mientras su acompañante se prueba ropa y bromea con él. Incluso pagaban con billeteras digitales vinculadas al celular robado.
Esa mañana, mientras Pezer permanecía drogado e inconsciente, se realizaron transferencias por más de 800 dólares a un local fantasma en Surquillo. Días después, Hanco lucía su nuevo outfit en redes sociales. La cadena y el reloj también fueron vistos en poder del delincuente, según reconoció el propio afectado tras acudir a los negocios donde se hicieron las compras.
Pero la cadena de delitos no acabó ahí. Pezer siguió el rastro del dinero y detectó transferencias a otras cuentas, entre ellas una vinculada a Nayeli Cornejo, nombre que más adelante aparecería en los casos de otras víctimas. La evidencia apunta a una red criminal estructurada, con roles definidos y modus operandi reiterado.
Pese a la contundencia de los indicios, la Cuarta Fiscalía Corporativa Penal de Surquillo solo ha calificado el hecho como hurto simple y no como crimen organizado. Hanco fue detenido en marzo por apropiarse de dos celulares, pero liberado rápidamente, ya que no tenía requisitorias vigentes.

MÁS VÍCTIMAS, MISMO TAXISTA, MISMO MÉTODO
Movido por la indignación, Anthony Pezer logró contactar a otras víctimas. Una de ellas es Gianfranco Torres, ingeniero de 27 años, quien cayó en la misma trampa el 16 de febrero. Salió de la discoteca IN —a pocos metros de Amarea—, abordó un taxi que parecía confiable y minutos después perdió la conciencia. Horas después, descubrió que habían vaciado sus cuentas por un total de 48 mil soles.
Desde su celular, también se realizaron llamadas sospechosas al banco para desbloquear tarjetas. A pesar de responder mal las preguntas de validación, los delincuentes lograron acceder a sus fondos. Tres transferencias, una de ellas a nombre de Nayeli Cornejo, terminaron por conectar su caso con el de Pezer.
Otra víctima, Enrique Medina, vivió algo similar el 19 de enero. Luego de salir de una discoteca y comer algo en la calle, fue abordado por un sujeto que se ofreció a llevarlo en taxi. Era Ítalo Hanco. Lo siguiente que recuerda es haber despertado en plena carretera, empujado fuera del auto. También perdió más de 30 mil soles y desde su celular manipulado escribieron a su madre, a su tía y a su ex pareja, pidiéndoles hacer transferencias de dinero.
En todos los casos, la mecánica es la misma: las víctimas pierden el conocimiento, el agresor accede a sus teléfonos con reconocimiento facial, y durante horas los despojan de todo lo que tienen, incluso activos digitales con doble verificación de seguridad.
RED CRIMINAL SIGUE ACTIVA
Para Anthony Pezer, lo más frustrante ha sido la lentitud de las autoridades. A casi seis meses del ataque, la carpeta fiscal no ha avanzado y solo se ha realizado un acto de investigación. “El 4 de julio vencen los 240 días que da la ley para formalizar el caso, y seguimos sin resultados”, señala el joven con desesperación.
Mientras tanto, ‘El Cochinito’ sigue libre. A pesar de las múltiples denuncias, no registra requisitorias, y se pasea por Lima luciendo ropa de diseñador, comprada con dinero ajeno. Sus redes sociales son una vitrina de impunidad, y su abogado parece tener vínculos estrechos con la Policía o la Fiscalía, según sospechan las víctimas.
“Solo en el Perú te roban, te secuestran, te drogan, y tú mismo tienes que convertirte en detective para encontrar al culpable”, resume Pezer, cuya historia se ha vuelto símbolo de lucha contra la inacción estatal. Su caso pone en evidencia la existencia de una red de secuestros exprés en playas del sur, que permanece operando impunemente cada verano.
Ahora, el llamado es claro: ¿Cuántos ‘cochinitos’ más deben seguir robando vidas y patrimonios antes de que la justicia despierte?
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