Felipe Gómez Sánchez salió de su casa en Ate y jamás regresó. Su misteriosa desaparición ocurrió la noche del 30 de abril del 2022, fecha en que había acordado un encuentro a través de Tinder con una mujer casada en un departamento ubicado en el distrito de La Molina.
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Aquel día, las cámaras de seguridad del distrito lo captaron ingresando al edificio, pero nunca se volvió a tener noticias de él. Desde entonces, la vida de su familia quedó sumida en la incertidumbre y la justicia sigue sin resolver qué ocurrió aquella madrugada.
Felipe tenía 37 años, era ingeniero electrónico y trabajaba en una mina de Moquegua. Alegre y con muchos sueños por cumplir, había planeado estudiar en el extranjero y comprarle un departamento a su madre.
Natural de Cañete y el tercero de cuatro hermanos, vivía entre viajes laborales y visitas familiares. Aquella noche les dijo que saldría por el Día del Trabajo. Horas después, el silencio se volvió insoportable: no respondía llamadas ni mensajes.
Su familia llevaba tres años buscándolo.
EL ÚLTIMO CONTACTO CON SU PAREJA
La última comunicación atribuida a Felipe ocurrió la mañana del 1 de mayo, cuando supuestamente le escribió a Elizabeth, su pareja. Sin embargo, el mensaje resultó sospechoso: “Me han robado, estoy en la comisaría, tengo mi batería en cinco”.
La joven presintió lo peor y acudió a denunciar su desaparición. Con el paso de los días, la familia buscó en hospitales, comisarías y hasta morgues, pero no hubo rastro alguno. “Si no está en ninguno de esos lugares, creemos que mi hermano sigue con vida”, indican sus seres queridos.
Las cámaras de seguridad de La Molina mostraron al ingeniero caminando solo cerca de la medianoche del 1 de mayo. Según la geolocalización de su celular, habló por teléfono con una mujer a esa misma hora.
Se trataba de Cindy Noojosa, su contacto en Tinder, quien reconoció que el ingeniero llegó a su departamento y se retiró hacia las 2:30 de la madrugada. Desde entonces, nada más se supo de él.
Cindy Noojosa, la mujer con quien Felipe pactó su encuentro en La Molina.
EL PRINCIPAL SOSPECHOSO DE LA DESAPARICIÓN
La investigación apuntó rápidamente a un tercer personaje: Jaime Aldo Rodríguez Cabrera, expareja de Cindy Noojosa. Según la Policía, este hombre había alquilado un departamento en el mismo edificio para vigilar cada movimiento de la madre de sus hijos.
Se enteró de que ella frecuentaba a Felipe y, consumido por los celos, habría planificado un secuestro. En su manifestación admitió que instaló cámaras ocultas y que vigilaba de cerca las citas de su ex.
Semanas después, agentes de la División de Búsqueda de Personas aplicaron luminol en el departamento de Rodríguez. El resultado fue perturbador: rastros de sangre en el dormitorio, el lavadero, el inodoro y hasta en un trapo de cocina.
El fuerte olor a detergente revelaba que alguien intentó borrar la escena. Se hallaron además cabellos cortos que fueron sometidos a análisis. Para los investigadores, la evidencia señalaba con claridad hacia un solo responsable.
Jaime Aldo Rodríguez Cabrera, principal sospechoso de la desaparición del ingeniero.
LA CAPTURA DEL SOSPECHOSO Y SUS ANTECEDENTES
Un operativo permitió ubicar a Jaime Rodríguez en Paracas, cuando intentaba mantenerse en la clandestinidad. Fue detenido e incautaron su camioneta y su celular. Sus versiones resultaron contradictorias: primero dijo que estuvo en otro distrito, luego que no había visto a Felipe.
Sin embargo, las comunicaciones y su ubicación lo colocaron en La Molina la noche de la desaparición. La justicia dictó prisión preventiva por secuestro y homicidio, pero meses más tarde recuperó su libertad gracias a un recurso legal.
Rodríguez arrastraba denuncias previas por violencia familiar y psicológica contra su expareja. Una pericia psicológica lo describió con rasgos de impulsividad y agresividad. Pese a todo ello, hoy se encuentra no habido y se desconoce su paradero. Para la familia del ingeniero, resulta incomprensible que un sospechoso con tantas evidencias en su contra haya logrado salir libre mientras la principal pregunta sigue sin respuesta: ¿dónde está Felipe?
EL MENSAJE MISTERIOSO
Dos semanas después de la desaparición, un extraño mensaje llegó a la familia. Una supuesta mujer decía tener las pertenencias de Felipe y ofrecía devolverlas.
Describía con precisión la ropa que llevaba aquella noche, pero sus palabras no coincidían con las imágenes de las cámaras. Para los Gómez Sánchez fue un intento por desviar la investigación, sembrar confusión y retrasar la búsqueda de la verdad.
Parte del mensaje que recibió la hermana de Felipe después de dos semanas de sus desaparición.
UN CASO SIN RESOLVER
El caso sigue abierto, pero la justicia no ha dado respuestas. La madre del ingeniero asegura que vive muerta en vida, soñando con encontrarlo o, al menos, con tener un lugar donde llevarle una flor. “Quiero saber si está vivo o muerto, pero quiero tener un sitio donde hablar con él”, dice entre lágrimas. Su fe es lo único que la sostiene.
Han pasado más de mil días desde que Felipe Gómez Sánchez desapareció en La Molina. Entre evidencias borradas, contradicciones y silencios, su familia solo pide una cosa: conocer la verdad. Porque el tiempo puede pasar, pero la herida de no saber dónde está un hijo jamás cicatriza.
La madre de Felipe no pierde las esperanzas de encontrar a su hijo.
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