Se lucen con armas y amenazan con robar, dañar o hasta matar, pero a la hora de sentarse frente a un juez son unas mansas palomas y se les acaba toda la bravuconería. Dos delincuentes, que fueron detenidos por extorsionar a una familia que remodelaba su vivienda, rompieron en llanto al recibir su sentencia de prisión preventiva.
Miguel Ángel Lan Villaverde (47), ‘Chaparrón’, y Andrés Martín Zegarra (37), André', ‘Los malditos de Tarapacá', que fueron capturados hace dos semanas en Miraflores, en el cruce de las avenidas Benavides y La Merced tras recibir la denuncia de una de sus últimas víctimas, derramaron lágrimas mientras una jueza les leía su sentencia durante una audiencia virtual.
El más afectado fue ‘André', que gimoteaba a todo volumen, pese a que solo unos días antes había amenazado de muerte a una inocente mujer que remodelaba su casa.
Según el comandante PNP José Téllez Palacios, jefe de la Depincri San Isidro-Miraflores, el modus operandi de los sujetos era acercarse a las obras de construcción o remodelación de las casas para entregar, a través de los trabajadores, un número de teléfono a los propietarios a fin de concertar una reunión.
El propósito de los delincuentes era exigirles a los dueños de los inmuebles un número de trabajadores a colocar en la obra y así proceder al cobro de cupos. Una de las víctimas no hizo caso a los requerimientos y su vivienda fue atacada por ‘Chaparrón’ y ‘André', que destrozaron el primer piso, rompiendo lunas y artefactos.
Ante ello, el propietario interpuso la denuncia en la comisaría de San Antonio y los agentes de la Depincri procedieron a montar un operativo. Tras hacerse pasar como dueños del inmueble y concertar una cita, los policías capturaron a los extorsionadores.
TAMBIÉN CAYÓ ‘TITO’
Otro delincuente capturado, que recibió una pena de 6 años y 8 meses fue Carlos Javier Estabridis Ramos (51), ‘Tito’, quien se había convertido en el terror de los dueños de departamentos y oficinas de empresas de Miraflores, San Isidro y otros exclusivos distritos.
‘Tito’, que se lucía en sus redes sociales con un arma, tenía una profusa vida delictiva y no era un extraño para la Policía. Estuvo preso más de dos años en el penal de Aucallama, en Huaral.
Tras recobrar su libertad y según una denuncia policial, habría participado en el hurto agravado de objetos de valor de una oficina, en la cuadra 5 de la calle Shell, en Miraflores, el 1 de abril pasado.
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