TERRIBLE. Sin ningún tipo de piedad, dos avezados menores de edad asesinaron a disparos Eduardo Germán Manrique Castro (47), un exmilitar que trabajaba como agente de seguridad y se resistió a robo de sus pertenencias el pasado 12 de junio, en Chincha, región Ica.
Familiares de la víctima aseguraron que Manrique Castro tenía gran habilidad en defensa personal y en el uso de armas de fuego, capacitándose en varias ocasiones para combatir la criminalidad, pero se topó con dos adolescentes que actuaron con total ferocidad contra el agente de seguridad quien se dirigía en bicicleta hacia su casa.
“Tenía precisión, sabía el manejo de las armas. Él era rápido, preciso con las armas. No entiendo qué pasó ese día, lo agarraron desprevenido y, de repente, como eran chiquillos quienes lo asaltaron a mi esposo, no quiso hacer más”, señaló la pareja del fallecido en entrevista con América TV.
“Él tenía formación militar, pero, aun así, continuó especializándose. Siempre le gustó ir con sus compañeros, él los acompañaba. Tenía su entrenamiento en el polígono de tiro. No sé cómo ocurrió esto”, añadió.
Según información recabada por la Policía Nacional, los menores de edad lo interceptaron en horas de la mañana del pasado miércoles, cuando su víctima volvía a casa luego de una jornada laboral.
Testigos del crimen indicaron que los atacantes, de apenas 15 y 16 años de edad, conocidos como ‘Charapa’ y ‘Lechuga’, vestían el uniforme escolar de una institución educativa de Chincha.
Ambos, tras acercarse, intentaron reducir al experto en seguridad, pero, al no conseguirlo, actuaron a sangre fría y no solo le dispararon hasta en cinco oportunidades, sino que también le realizaron cortes en la cabeza.
“Lo cogotean y él, el vigilante, al querer defenderse, saca su arma y le da un disparo a uno de los sujetos, motivo por el cual logran quitarle su armamento. Con su misma arma, le disparan”, sostuvo el coronel Daniel Elías Soto, jefe de la División Policial de Chincha.
La víctima pudo informar sobre los jóvenes que lo habían agredido antes de fallecer por la gravedad de las heridas.
“En todo el trayecto en que venía a la casa estábamos hablando (por llamada de celular), pero, de pronto, escucho palabras soeces. Entonces, pensé que se había caído de la bicicleta, pero luego escucho como golpes, como si estuviera peleando. Me asusté. Después escucho que me dice mi esposo ‘ayúdame, ven, auxilio, me han baleado, pide ayuda’”, contó su esposa.
La información de la víctima fue útil para dar con el paradero de uno de los adolescentes, que estaba herido en un centro médico de Pisco. El delincuente fue llevado a las instalaciones del Depincri en Chincha. Las investigaciones ya han iniciado para dar con el otro menor involucrado en el crimen.
“Estos menores de edad, mayormente, vienen de familias que se han separado, de hogares disfuncionales, donde no tienen mucha empatía, por eso salen rencorosos. Tienen una conducta ya más callada y son captados por gente de mal vivir”, sostuvo el coronel.
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