Fue traicionado por la persona que menos esperaba. En el 2019, Santos Bernardino Chávez Alvarado (43), padre de tres hijos, fundó su empresa del rubro de la construcción y contrató como secretaria a su amiga Greimy Gonzales Goycochea (26), a quien conocía de un trabajo anterior, sin imaginar que ella e integrantes de una banda lo secuestrarían para robarle su camioneta y retirar 10 mil soles de sus tarjetas bancarias.
‘Berna’, como lo llamaban sus seres queridos, fue visto por última vez a las 10:30 de la mañana del lunes 11 cuando salió de una fábrica del Cercado de Lima tras una inspección. Manejaba su carro Suzuki gris.
“Su pareja lo llamó por WhatsApp a las 4:30 de la tarde y él le dijo: voy a descansar un rato y voy a casa”, contó su hermano Wilmer.
Esa noche y el martes el celular de Chávez estaba apagado. Lo prendían por ratos. El miércoles su señora María Vera dijo que iba a denunciar el caso. “Al rato le llegó un mensaje donde le decían ‘no hagas denuncia, estoy bien, si denuncian me puede pasar algo. Dame 15 días para solucionar el problema’. Al parecer, se hicieron pasar por él para despistarnos y no poner la denuncia”, acotó el pariente.
El jueves se hizo la denuncia en la comisaría de Cieneguilla, distrito en el que vivía.
La noche del viernes, en San Martín de Porres, policías del Pelotón Cobra intervinieron al peruano Luis Alberto Azáldegui Carreño (27) cuando manejaba el vehículo de Chávez.
Ese fue el primer paso para esclarecer el caso pues, según fuentes policiales, el sujeto delató a Greimy, a quien conocía del colegio porque viven en la misma zona.
La madrugada del sábado, la Divise intervino a la mujer. Ella dijo que el lunes fueron a tomar a una playa y después lo arrojaron a un basural cercano al peaje de Ancón.
Dio la dirección y la Policía encontró el cadáver en descomposición. Los deudos lo reconocieron por la ropa. Habría muerto ‘pepeado’.
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