El calzado no es solo un accesorio de vestimenta, es una pieza clave para el bienestar de los niños. La ausencia de este recurso puede no solo afectar la comodidad física de las infancias, sino que también tiene un impacto significativo en su salud, educación y bienestar emocional.
Lamentablemente, para miles de niños en Perú en situación de pobreza, poseer un calzado de calidad que les permita realizar sus actividades diarias, no siempre es posible.
En su reciente informe ‘Perú: Evolución de la Pobreza Monetaria’, el Instituto Nacional de Estadística (INEI) dio a conocer que, en el 2023, 9 millones 780 mil peruanos viven en situación de pobreza. Esta cifra reveló un incremento de 596 mil ciudadanos (1,5% de la población) con respecto al 2022.
De este grupo, la incidencia de pobreza en los infantes es alta, afectando al 43,3% de menores de 6 años; 39, 3% a niños de 6 a 11, y 37, 7% de adolescentes de 12 a 17 años.
Frente a esta problemática, es importante conocer cómo afecta la falta de un calzado adecuado y cómo este puede llegar a ser una inversión en el bienestar integral de los niños.
Atender necesidades básicas como el calzado, contribuye a proteger la salud física de los infantes, así como ayudar positivamente en la salud emocional, pues les permite realizar sus actividades diarias con normalidad y disfrutar de su niñez.
Según la psicóloga Alejandra Tamayo, especialista en infancias, “tanto el calzado como la vestimenta de los niños puede impactar en el desarrollo de su confianza, seguridad y estado del ánimo e influye en cómo se siente al enfrentarse a un ambiente social”.
La ausencia del calzado puede tener consecuencias negativas en el desarrollo integral de las infancias y puede exponerlos a una serie de riesgos y desafíos. Desde lesiones en los pies hasta efectos en la autoestima, son solo algunos efectos que puede causar en la vida de los niños. A continuación, te presentamos algunas de ellas:
Cubrir esta necesidad básica en las infancias es vital, sin embargo, no todos pueden contar con los recursos necesarios para adquirir estos artículos. “Lamentablemente, la falta de recursos económicos, el costo elevado del calzado en comparación a la vestimenta y el gasto continuo en calzado por el crecimiento y cambio de tallas dificulta que los niños tengan acceso a zapatos acorde a sus necesidades”, aseguró Lucía Torres, directora de la ONG Caminando Juntos.
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