La delincuencia desbordada en el Perú parece que no es ajena al presidente de El Salvador, Nayib Bukele, uno de mandatarios con mayor aprobación en el continente. El gobernante en su cuenta de Twitter compartió una pregunta dirigida principalmente a todos los peruanos: “¿Plan Bukele en Perú?”.
Los casos de sicariato, extorsiones y robos en motocicleta se han vuelto parte de la realidad nacional. Ante el incremento de delitos y la poca o nula acción de las autoridades, desde diversos sectores se piden acciones como las tomadas por Bukele, quien acabó con el terror de ‘las maras’ en El Salvador.
Por ello ante el pedido de la ejecución del plan Bukele en el Perú, el propio Nayib Bukele decidió consultar en su Twitter sobre la posibilidad de aplicar su estrategia contra la criminalidad en el país. “¿Plan Bukele en Perú?”, dejó la pregunta en formato de encuesta.
Al respecto las respuestas con el sí fueron mayoritarias. “Como peruana mil veces sí; pero no hay un político con la valentía de expectorar primero a la Corte Interamericana de derechos Humanos”, “A los ahijados de Juliana Oxenford no les gusta esta encuesta” y “Soy peruano y creo que tu plan aquí funcionaria. La idea es eliminar todo tipo de amenaza en las calles. Porque esto está desbordado”, fueron algunos comentarios a favor.
A pesar de que el método del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, para combatir la delincuencia había despertado elogios del presidente del Poder Judicial, Javier Arévalo, e incluso del primer ministro, Alberto Otárola, la presidenta de la República, Dina Boluarte, mostró tener una opinión diferente.
“La situación de El Salvador tiene su propia particularidad, y los peruanos tenemos que tejer nuestra propia historia. Nosotros, de la mano con nuestra policía, y de acuerdo con las políticas y lineamientos del Gobierno, haremos, conforme a nuestra peculiaridad y particularidad de nuestro país, haremos frente al crimen organizado”, aseveró la mandataria.
De esa manera, Boluarte cerró la puerta a la propuesta que previamente había sido respaldada por el primer ministro, Alberto Otárola, quien afirmó que “se podrían” adoptar ciertos métodos.
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