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Contar con un plan de inclusión familiar en un hogar con personas con discapacidad severa es muy importante y unas de las principales preocupaciones del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis). En el Perú hay más 3.2 millones de personas con discapacidad, según el Instituto de Estadística e Informática (INEI).

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En este grupo, existen peruanos que tienen alguna discapacidad severa y que además viven en pobreza o pobreza extrema, a este último apunta el programa que, actualmente, entrega una pensión bimestral de 300 soles a las 106 mil 628 personas con discapacidad severa en condición de pobreza, inscritas en su padrón a nivel nacional.

¿QUÉ ES UN PLAN DE INCLUSIÓN FAMILIAR?

Nadya Villavicencio, asesora de la alta dirección del programa, señala que los hogares que tienen integrantes con discapacidad severa requieren no solo de soporte emocional, sino de la generación de hábitos de convivencia, a fin de que todos los miembros se sientan parte del hogar.

La funcionaria sostuvo que el hogar debe de convertirse en el primer espacio de oportunidades para desarrollar la autonomía, el ejercicio de los derechos; así como promover la inclusión y el acceso a los servicios de las personas con discapacidad severa.

“La familia es el principal recurso de apoyo y cuidado de la persona con discapacidad severa. Se trata de un equipo”, señala.

¿QUÉ HACER EN CASA?

Villavicencio señala que, desde el programa Contigo, se realiza la labor de acompañamiento a las personas con discapacidad severa, a sus cuidadores y familias.

Midis: Todos los miembros de la familia deben participar brindando soporte emocional y generación de hábitos de convivencia. (Foto: programa Contigo)
Midis: Todos los miembros de la familia deben participar brindando soporte emocional y generación de hábitos de convivencia. (Foto: programa Contigo)

En este marco, una de las tareas que trabaja el programa social es el llamado Plan de Inclusión Familiar (PIF), que es una herramienta para que la persona con discapacidad planifique cómo lograr sus metas y, a su vez, su elaboración sea un espacio para que la familia lo reconozca como sujeto de derechos y lo hagan partícipe de las actividades del hogar.

La funcionaria explica que este plan, preferentemente, debe ser elaborado con la participación de todos los integrantes de la familia. Precisa que el plan está enfocado en la persona con discapacidad por lo que su participación es crucial y de ser el caso de que no exprese voluntad, debe contar con el apoyo de su cuidador en todo momento. “El diálogo y los acuerdos son cruciales”, refiere.

El programa Contigo, prosigue Villavicencio, cuenta con facilitadores sociales en cinco provincias en los departamentos de Tumbes, Loreto, Huancavelica, Huánuco y Ayacucho que visitan los hogares de los usuarios del programa y los acompañan y guían en la elaboración del Plan de Inclusión Familiar. Solo el año pasado, lograron ayudaron a elaborar 530 planes.

¿Y CÓMO HAGO MI PLAN?

Villavicencio señala que para elaborar un Plan de Inclusión Familiar es necesario el compromiso de los integrantes del hogar. Añade que durante la elaboración del plan no debe haber elementos distractivos como una televisión o radio encendida y se debe evitar el uso de celulares. Apunta de que se trata de una tarea seria, en favor de la persona con discapacidad.

“El Plan de Inclusión Familiar no es una agenda de actividades, es un sueño y compromiso que adquiere el usuario, su cuidador y su hogar”, agrega la funcionaria.

El proceso se inicia con la elaboración gráfica de los “mapas parlantes”, el primer mapa es un dibujo de la situación actual de la persona con discapacidad, donde se incluye su percepción de lo que tiene y cómo se siente en este momento en su familia (diagnóstico) para luego pasar a otro mapa donde la persona con discapacidad plantea sus sueños, metas y anhelos de ella y de su familia a través de dibujos (visión).

A partir de estos “mapas” se puede identificar el perfil de la persona con discapacidad, identificar sus medios de vida (capitales con los que cuenta) y se diseñan metas individuales y familiares (de manera conjunta entre la persona con discapacidad severa y sus familiares) con la finalidad de mejorar su calidad de vida.

“La idea es explorar los medios de vida y sus aspiraciones. Este ejercicio ayudará al reconocimiento de sus habilidades, sus actitudes y comportamientos para tomar decisiones y plantearse metas con la finalidad de mejorar su calidad de vida”, indica la especialista.

Este ejercicio lúdico, en el que participan todos los integrantes de la familia, da paso a que, posteriormente, se identifiquen con precisión las metas de vida a alcanzar, pero estos objetivos deben contar con fechas claras, refiere Nadya Villavicencio. Un detalle más, añade, hay que identificar los aliados para que el plan se cumpla. Los aliados pueden ser los propios miembros de la familia o de la comunidad.

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