Cusco se reactiva a los turistas, después de la crisis política y la pandemia. La Capital Histórica del Perú celebró la milenaria fiesta del Inti Raymi, con un mensaje claro y contundente. Cusco quiere florecer, reactivarse completamente y dejar atrás los fantasmas de la pandemia y las protestas.
Desde tempranas horas del último sábado, el movimiento por las calles del centro de la ciudad, fue dinámico y vigoroso, miles de locales y turistas se preparaban para disfrutar de la teatralización del Inti Raymi, y se apostaban en sus tres escenarios desde horas de la madrugada, a fin de tomar un buen lugar y gozar de la puesta en escena.
“Yo llegué únicamente para el Inti Raymi, me dijeron que era uno de los rituales más importantes en todo Sudamérica y finalmente lo comprobé, he quedado contento y agradecido con esta tierra, Cusco es muy bonito y está lleno de sorpresas”, citó Michael Solís, turista colombiano.
El primer acto es uno de los más esperados durante el Inti Raymi, se lleva a cabo en la explanada del antiguo Templo inca del Qorikancha y es cuando el Inca y la Qoya hacen su primera aparición.
Esta vez la actuación inició minutos después de las 09:00 horas, cuando las aqllas, o mujeres elegidas, hicieron su ingreso a la explanada, marcando el paso para el ingreso de las huestes provenientes de los cuatro suyos: Qontisuyo, Chinchaysuyo, Qollasuyu y Contisuyu, que en la época de los Incas, arribaban a Cusco para la celebración del Inti Raymi, que duraba 15 días en total.
El punto más elevado de esta primera parte fue cuando el Inca, interpretado por el profesor Robert Paucara, llegó hasta la parte más alta del antiguo templo inca para dirigirse a su padre el Inti o Dios Sol, a quien pidió la venia correspondiente para continuar con la celebración y a quien ofreció todos los tributos que habían llevado hasta el lugar los habitantes de todo el antiguo Tahuantinsuyo.
El segundo acto fue bastante especial para los cusqueños, ya que desde la instauración de este Inti Raymi, por el historiador Humberto Vidal, en 1944, es la Plaza Mayor de Cusco, el lugar donde el Inca se encuentra con el alcalde de Cusco, dándose el denominado ‘Encuentro de dos mundos’, cuando ambos comparten experiencias, y el soberano inca le brinda consejos al nuevo gobernante de Cusco, a fin de que lleve a buen puerto a su pueblo, con virtud y fuerza, heredado del tiempo del Tahuantinsuyo.
En esta escena, el Inca le entrega al burgomaestre de la ciudad un Khipu, un antiguo instrumento inca para hacer cuentas y llevar la contabilidad de los ingresos, egresos, alimentos, armas y demás en la época del incanato. El antiguo soberano de Cusco le enseña al nuevo cómo usar el regalo y le brinda consejos para un mejor gobierno.
Ya pasado el medio día llega la hora del tercer y último acto del Inti Raymi, que se desarrolla en la explanada del antiguo Templo de Sacsayhuamán. En este sitio el Inca hace su primera aparición para recibir el informe de sus sacerdotes y capitanes acerca de todo lo ocurrido en los cuatro suyos, posteriormente ocupa su famoso trono o usnu ceremonial, para presidir las últimas ceremonias del día: el rito de la chicha, del fuego sagrado y el sacrificio de la llama.
Pasado todo esto, y luego de haber dispuesto qué es lo que se va a hacer en todo el imperio, el Inca ordena que inicie una fiesta general y el paroxismo de la danza y la música llega a su punto más alto en el ritual de despedida llamado qochurikuy o fiesta de exaltación popular.
De esta manera concluyó el Inti Raymi. Para este año la Empresa Municipal de Festejos del Cusco, puso a la venta poco más de cuatro mil boletos, de los cuales se vendió casi la totalidad, según el último informe de esta institución, los precios variaron entre 80 hasta más de 600 soles.
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