Áncash es una de las regiones que también ha sido gravemente perjudicadas por las fuertes lluvias del fenómeno del Niño. Como consecuencia, muchas familias han tenido que abandonar sus hogares, debido a que el agua y el barro se ha acumulado en sus viviendas. En Moro y el valle de Nepeña, por ejemplo, las personas no cuentan con luz ni agua, por lo que han pedido ayuda a las autoridades.
Las lluvias han generado huaicos al extremo de afectar la carretera y dejar aislados a varios caseríos como Capan, Carap, Huanchuy y Cajay.
El temor es latente en los pobladores debido a que el río Loco podría volver a desbordarse para dañar más viviendas y campos de cultivo.
“¡No tenemos luz, ni agua y cuando se acabe la batería del celular ya no podremos comunicarnos! ¡Necesitamos que nos ayuden!”, fue la declaración de la responsable del Centro de Salud de Pichiu, Betty Tito Infantes, en comunicación con el Servicio para el Desarrollo Integral Rural (Sedir).
“La carretera está dañada y no podemos salir para llegar hasta Moro”, expresó la referida profesional.
Pobladores también perdieron sus cultivos
Las últimas lluvias han activado quebradas y generaron huaicos en el distrito de Moro. Como consecuencia, los agricultores han perdido sus cultivos de palta, mango y maíz.
Además, varias familias que habitan cerca del río Loco tuvieron que abandonar sus casas para ponerse a salvo y otras pidieron refugio a vecinos y amigos al quedarse sin un lugar donde vivir.
A la fecha, se sabe que la Municipalidad Provincial del Santa envió un camión cisterna para abastecer de agua potable a los morinos debido a la rotura de la red de tubería. Sin embargo, el apoyo no es suficiente.