En su pequeña biblioteca de Madrid, Marco Sifuentes narra de lunes a viernes, a través de las redes sociales, ‘La Encerrona’, un mininoticiero que nos muestra detalles del acontecer político, económico, social y que, bajo el marco de la pandemia, ofrece los avances del coronavirus, de una forma ágil y dinámica.
No. Creo que los indicios de los aspirantes a colaboradores eficaces son bastante sólidos. En ‘La Encerrona’ hemos encontrado contradicciones y mentiras respecto a las adendas, así como coincidencias de fechas. Todo apunta a que es una versión muy sólida y verosímil la de los aspirantes a colaboradores eficaces.
Viendo los antecedentes se va a ganar una temporada en ‘Canadá’, como diría Augusto Thorndike. Por lo menos van a pedir prisión preventiva. No se preocupó por construir un partido o una organización política que lo apoye, algo que le sugirieron para que se presente en las elecciones complementarias del Congreso de este año. Va a terminar solo.
Mal. Tuvo una buena reacción inicial, pero le ganó la confianza de la gente. Se quedó en buenas intenciones, pero de buenas intenciones está hecho el camino al infierno. Se cometieron una serie de errores muy graves, como las pruebas rápidas reemplazando a las moleculares o las medicinas que no servían, entre otras cosas. Eso sumándose a la precariedad del sistema de Salud.
Esas encuestas son un jueguito de un sector muy pequeño de gente, aunque siempre es bonito que reconozcan tu trabajo. Es solo eso.
No es solamente un tema de los medios de comunicación. La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo llama una ‘infodemia’, que es una pandemia de desinformación. Principalmente son las personas que se mandan las cadenas falsas por WhatsApp. Creo que la labor de los periodistas es estar por encima de cualquier persona que se reenvía esas cadenas. Debemos ser diferentes.
Terrible. Va a ser el reino de las ‘fake news’... Ahora también tenemos las ‘deepfake’, que son videos donde, básicamente, puedes crear un discurso en los candidatos presidenciales. Ha sucedido en Estados Unidos con Obama y Trump. La tecnología ha avanzado a un nivel que ha sobrepasado la capacidad de verificación de los seres humanos. Por eso, los periodistas tenemos mayor responsabilidad ante las ‘fake news’ y ‘deepfake’ para las Elecciones 2021.
Forsyth es un fenómeno que se va a desinflar pronto. Lo más importante de la encuesta es la cantidad de gente que no tiene un candidato o que no piensa tenerlo. Hablar de punteros electorales ahora es un poco exagerado. Ya en enero, cuando sepamos quiénes van a postular, ahí la cancha estará más pareja para predecir qué puede suceder. Históricamente al candidato que le ha ido mejor en el año anterior, no le ha ido bien en el año electoral. A Forsyth no le convenía figurar tan pronto porque va a ser confrontado como candidato presidencial y se va a demostrar que no tiene mucho sustento debajo de él.
Vizcarra es popular por dos cosas: primero porque representa la ruptura con una vieja clase política, que es un poco lo que hizo Alberto Fujimori cuando cerró el Congreso. Creo que hizo bien en cerrarlo, pero esta popularidad que tiene es un rezago de la gente porque eliminó a todos estos congresistas que no queríamos. Recuerda que el antifujimorismo era el partido más grande del Perú, que ahora está sin agenda y lo único que le queda es aferrarse a Vizcarra. Y lo segundo es porque los peruanos premian un poco esa reacción inicial que tuvo en la lucha contra el coronavirus, que fue buena, pero una cosa es el compromiso y otra la ineptitud que tuvo.
Es torpe. Es ‘El wasap de JB’. Vizcarra se ha tropezado con ese escándalo que ha revelado cuál es su verdadero rostro. Probablemente cuando se vaya siga siendo el presidente peruano más popular de este siglo. Pero mínimo, por lo que hemos escuchado en los audios, es obstrucción a la justicia. Ese señor apenas se vaya de Palacio de Gobierno tendrá su proceso.
Ni el fujimorismo ni el aprismo van a ser un problema. El Perú ya está en otra cosa. El fujimorismo va a tener una representación importante, pero no más. Hay esta idea de que el peruano vota mal, pero es mentira porque cuando votas te ofrecen opciones muy malas y debes elegir el mal menor. Nos obligan a votar mal, que es muy diferente.
Surgió porque había esta necesidad de cubrir algún tipo de información que estaba recibiendo como alguien que ya vivía en otra realidad. La información no me agarraba tan en frío como sucedía en Perú, que fue muy súbito. En Madrid la pandemia del coronavirus tenía un tiempo. Creí que podía aportar un poquito.
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