En un espacio que antes era una chanchería, cinco mujeres lo limpiaron y acondicionaron para darle vida a la ‘Terraza Lomera’, un patio de comidas en el cerro ‘Lomas El Mirador’, en pleno corazón de San Juan de Lurigancho.
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Allá arriba, donde muchas personas suben para cruzar el ‘Puente Tibetano’, cinco tolditos acaparan la atención por sus deliciosos platos. Encontrarás desde pollo a la parrilla, chaufa amazónico, chancho a la caja china, cebiche, papa rellena, salchipapas, pollo broaster, anticuchos y una variedad de cocteles heladitos perfectos para el calor.
Abren los fines de semana desde el mediodía hasta las 8 de la noche, o hasta que el último visitante baje del famoso puente colgante más alto de Lima. Trome las encontró y conversó con tres de ellas. Edelmira Shupingahu, Amparo Villalta y Estefany Larraín nos cuentan cómo empezaron este negocio.
Sazón parrillera
Edelmira Shupingahu lleva tres años vendiendo pollo a la parrilla y broaster en la ‘Terraza Lomera’. “Antes del puente colgante no había tanta acogida, solo venían los que hacían caminatas. Ahora sí rayamos con las ventas de comida. Al día sacamos alrededor de 20 pollos a la parrilla y en las noches despachamos pollos broaster”, comenta la vecina.
Este dinerito extra que lleva a la casa, no solo la ha empoderado como mujer y madre de familia, también le ha demostrado que con esfuerzo todo se puede hacer. “Gracias a esto he pagado la matrícula de la universidad de mi hijo, es una felicidad muy grande”, cuenta entre lágrimas.
Comida y cocteles
¡Experta en bebidas alegres! Amparo Villalta se encarga del chancho a la caja china y su esposo de los cocteles que refrescan a los visitantes que bajan del puente colgante (tienen desde mojitos, piña colada, Machu Picchu y daiquiris, entre otros tragos).
Aunque estudió terapia física y rehabilitación, el bichito por emprender un negocio de comida siempre estuvo ahí. “Poco a poco hemos ido implementando el ambiente para que se vea así de lindo. Hemos llevado cursos de atención al cliente y normas de higiene. Tengan por seguro que aquí van a comer buenazo y animarse con los traguitos que preparamos”, cuenta la mamita de tres niños.
De la selva su sabor
Conocida por su chaufa amazónico bien taipá y refresco de cocona, Estefany Larraín, natural de Amazonas, llevaba varios años trabajando en pollerías junto a su esposo. “Antes del puente colgante, nosotros solo vendíamos refrescos, gaseosas, aguas y marcianos. Pero ahora tenemos de todo, en el día sale el chaufa amazónico y tallarín saltado, y en la noche anticuchos y salchipapas para que acompañen sus traguitos”, dice Estefany.
Como buena emprendedora, en corto tiempo quiere empezar a vender pollos a la brasa. Sus hijos de 7 y 5 años también se ganan su dinerito con la venta de marcianos, además son quienes más la ayudan en las tareas domésticas.
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