José Alejandro Godoy, politólogo y profesor universitario, acaba de publicar un libro pertinente en tiempos electorales: ‘El último dictador’ (editorial Debate). Es una biografía completa y bien documentada sobre la vida privada y política de Alberto Fujimori, expresidente (1990-2000) y padre de la actual candidata a la presidencia por Fuerza Popular, Keiko Fujimori.
A continuación, una charla sobre dictadura, corrupción, hambre de poder y fracasos. De la política peruana, es decir. Empecemos:
José, ¿cómo le explicarías a un escolar quién fue Alberto Fujimori?
Alberto Fujimori fue un señor que era rector de una universidad estatal y que no había tenido participación política nunca y que de la nada su candidatura despegó y se volvió presidente del Perú.
¿Luego?
Después, cuando es presidente de Perú, hace todo lo contrario de lo que había prometido hacer originalmente en su plan de gobierno. Finalmente, termina apoderándose del poder absoluto. Disolvió el congreso, cerró el Tribunal Constitucional, el Ministerio Público, el Poder Judicial. Si bien, es cierto, luego retornan varias de estas instituciones, las termina controlando y manejando por los siguientes 8 años, hasta que su gobierno cae por un grave escándalo de corrupción y él termina huyendo y renunciando por fax.
José, ¿qué es un dictador?
Un dictador es una persona que ejerce el poder en forma autoritaria. Es decir, alguien que controla el resto de los poderes del Estado, que no respeta el principio se participación de poderes y que termina manejando el Estado a su propio antojo. Lo puede hacer directamente o a través de otras personas. En el caso de Alberto Fujimori no solo lo hizo directamente, sino en sociedad con Vladimiro Montesinos.
¿Y por qué es importante conocer a Alberto Fujimori?
Es importante conocerlo porque el Perú que tenemos hoy, en parte, es hechura de Fujimori en varios sentidos.
Por eso en el libro dice que ‘para entender nuestra historia contemporánea, es necesario conocer a Alberto Fujimori’…
Sí, Fujimori termina siendo un personaje que sigue generando pasiones en la gente. Hay gente que lo defiende a rajatabla, que sigue pesando que fue el mejor gobierno en la historia del Perú. Hay gente que dice que no, que además de haber sido un gobierno autoritario, Fujimori es un criminal sentenciado por casos de violaciones a los derechos humanos y corrupción.
En ese sentido, ¿cómo entender a estas personas que lo defienden, que siguen creyendo en él?
El libro da unas claves para eso, porque primero describe cómo se da la campaña del 90 y en qué contexto. Mira, ocurre en un contexto en la que había una grave crisis económica, una alta inflación, se requería hacer cambios en la estructura económica, y de otro lado también teníamos el problema del terrorismo.
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El haber controlado la inflación es un poco algo que se le recuerda mucho, sobre todo en los sectores más altos. Lo otro es la apropiación de los éxitos sobre el tema del terrorismo, que es el tema que a lo largo del tiempo le va a rendir más en términos de opinión pública.
¿Alberto Fujimori sigue siendo un personaje influyente?
Yo creo que ha recuperado influencia en el entorno de su hija. Fuera del fujimorismo, Alberto Fujimori ya no tiene mayor ascendencia, buscó tenerla una vez que sale de la cárcel, cuando lo indultan, pero creo que se da cuenta de que llega a otro mundo, a un país cambiado, muy distinto del que teníamos en 1990 o 2000.
También un país más joven. Y creo que esa juventud en su mayoría es antifujimorista...
No sé si antifujimorista. Yo sí creo que hay un núcleo activo de jóvenes antifujimoristas, no veo tantos jóvenes pro Fujimori. Pero sí creo que la mayoría de los jóvenes, y lo encuentro en las aulas porque soy docente universitario, no conocen al personaje o tienen una idea muy vaga del personaje.
Un chico que nació después de 1999 o 2000 no ha vivido el gobierno de Fujimori. En esa línea, no han conocido esa época y tienen las únicas referencias del papá o los tíos.
Durante tu investigación, ¿encontraste datos que te volvieron a sorprender o que habíamos olvidado?
Sí, por ejemplo, que Fujimori tuvo que enfrentar una pandemia. No tan fuerte como esta que nos ha costado 100 mil muertos, pero sí una pandemia en la cual él se termina peleando con el ministro de Salud. Y el ministro de la época venía con varias ideas interesantes que finalmente evitaron que el cólera se convirtiera aun peor de lo que fue.
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Fujimori en ese momento, junto al ministro Carlos Boloña, tenía mucho, pero mucho miedo de las consecuencias económicas que iba a causar el tema del cólera, sobre todo en el tema de la pesca y el consumo de pescado. Hay toda una bronca, que se cuenta en el libro.
¿Por qué dices que no manejó bien la pandemia del cólera?
El Ministerio de Salud lo maneja bien, pero él no. No lo maneja bien porque él prioriza la economía sobre la salud. Él termina provocando que el ministro de Salud se vaya porque sugería que la pandemia se debía controlar de tal manera y Alberto Fujimori estaba más preocupado en el impacto que tenía el cólera en el consumo de pescado.
¿Qué consecuencias generó?
La consecuencia fue que la epidemia del cólera se prolongó un poco más en el tiempo, porque justo cuando se va el ministro se inició la huelga médica que duró cuatro meses. Entonces te das cuenta de que sacar al ministro del sector en medio de una pandemia no es lo más inteligente del mundo.
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¿Te lo imaginas enfrentando al COVID – 19?
Lo que pasa es lo siguiente: en algún momento diversas cuentas fujimoristas en redes sociales decían que ‘Fujimori se hubiera inmolado, se hubiera paseado por todo el país’, pero eso era básicamente el efecto de ‘videoclip’ que tiene el gobierno de Fujimori. Él fue el primer autócrata de América latina que utiliza la televisión como medio de propaganda todo el tiempo.
Entonces, ¿cómo crees que hubiera enfrentado la actual pandemia?
A cualquier presidente le hubiera ido mal, por cuestiones estructurales del Estado, pero alguien como Fujimori se hubiera parecido mucho al manejo de Jair Bolsonaro (presidente de Brasil), un manejo muy errático, con cuatro ministros de Salud echados. Con una cifra de muertos mucho mayor y atroz de lo que tuvimos.
Un tema siempre debatido es el lugar de nacimiento de Fujimori, ¿qué encontraste?
Es uno de los temas central del libro. Fujimori nace en Perú, pero no nace el 28 de julio. La ‘pepa’ del libro es que se confirma que Fujimori no nace el 28, sino el 26 de julio.
¿En qué te basas?
En el registro japonés y en los testimonios que algunos miembros de la familia Fujimori le dan al politólogo Yusuke Murakami. ¿Qué pasó? El padre de Fujimori inscribe al expresidente en los dos registros: en el registro civil peruano con fecha 28 de julio y en el registro de familia japonés, con la fecha real, el 26.
¿Por qué el 28 de julio?
Porque en ese momento, a fines de los años 30, había una fuerte xenofobia contra la migración japonesa. Entonces lo inscriben el 28 de julio.
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¿Qué hay de Alberto en Keiko?
Ese tema del autoritarismo, de la ‘mano dura’, es su padre. Incluso cuando lo dice adquiere fisionómicamente el rictus que tenía su papá cuando hacia este tipo de declaraciones.
Luego, ella montándose en el tractor, igualito que su papá cuando hacia campaña en los 90. Es muy evidente la presencia de Carlos Raffo. Ella dice que es consejero, pero si ves las piezas de spots de Keiko, tiene la hechura de Carlos Raffo. Porque los spots apelan, por un lado, a baladas muy sensibles, música suave, conexión sentimental, luego el redoble de tambores, la ‘mano dura’. Es una marca de fábrica de Carlos Raffo, que también lo ves en los spots de Fujimori en el 99 y 2000.
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¿Alberto Fujimori es bueno o malo para Keiko?
Yo creo que es su cruz. Creo que Keiko ha terminado asumiendo que no puede matar simbólicamente a su padre. Ella ya asumió que no podrá matar al padre, que tendrá que cargar con el apellido Fujimori para bien o para mal. Ella a lo que aspira es que reactivando la reconciliación con su padre pase a segunda vuelta y busca una bancada que lo proteja.
Keiko no debe estar contenta con el título de libro: ‘El último dictador’…
Llamar dictador a Alberto Fujimori es técnicamente correcto.
¿Quién pervirtió a quién?, ¿Alberto a Vladimiro o Vladimiro a Alberto?
Los dos venían con los caminos pervertidos, o sea, Fujimori lo llama a Montesinos porque tenía una deuda tributaria por unos terrenos. Lo llaman a Montesinos para que liquide el problema. Él. con sus contactos en el Ministerio Público. liquida el problema en tres días. Y con eso, Fujimori le agarra confianza y lo jala a su equipo de campaña. El inicio de esa simbiosis, arreglándole un problema legal, una complicación legal, muestra la relación que tenían ambos.
¿Keiko Fujimori, con sus intentos de ser presidenta, busca redimir a su padre?
Ella, por lo menos en esta campaña, buscará una bancada electoral que la pueda defender. Veo que sus opciones son muy reducidas porque no solo es la candidata que tiene el antivoto más fuerte, sino que es un antivoto militante.
Ella ha quedado muy mal después de este quinquenio. Cuando uno revisa quiénes han sido los grandes perdedores de las marchas de noviembre de 2020, uno es César Acuña y la otra es Keiko. Ella no se ha podido sacar la imagen de desestabilizadora y no puede desprenderse de la mochila pesada de su papá y ahora las propias…
¿Con la muerte de Fujimori morirá también el fujimorismo?
No lo sabemos, porque el gran problema es que Fujimori no ha jugado una sola carta, ahorita está jugando la carta de Keiko porque es la única que le queda por ahora, pero no sabemos si, llegado el momento, Kenji intentará un retorno a la política. Él ya ha dado muestras de hacer otro tipo de política que Keiko.
Esta es una familia que ha tenido todas las chances del mundo para dejar un legado, un apellido importante en la historia del Perú y las dos veces han sido un desastre.
¿Kenji tiene más chances que Keiko para ser presidente?
Pero puede ser también que al cargar dos mochilas, la tenga más complicada de ella.
¿Crees que Keiko actualmente usa la política para salvarse de la cárcel?
Para salvar la marca. Ella cree que Fuerza Popular le pertenece a ella o a su familia. Ella necesita tener esa marca sobreviviente. En el juicio de la historia, Alberto Fujimori está recontra condenado, pero Keiko espera que en algún momento la historia la termine reivindicando a ella y a su familia, y Fuerza Popular es el vehículo para intentar esa suerte de reivindicación.
Estuvo a punto, dos veces, de tener la presidencia del Perú, y en el momento que tuvo poder ella demostró lo que es capaz de hacer con eso, y es algo que la gente se lo está recordando en esta campaña.
Keiko Fujimori no solamente carga la mochila de su padre, ahora carga su propia mochila.
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