Antes de que Pedro Castillo se convirtiera en presidente, su cónyuge, doña Lilia Paredes Navarro (49), era una esposa abnegada. Una sencilla profesora y pobladora del pueblito de Anguía, Chota. Muy temprano, araba su chacra, ordeñaba sus vacas, cocinaba con leña y daba de comer a sus animalitos que criaba en su vivienda, según registraron reportajes de canales de televisión peruanos y extranjeros.
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Desde julio del año pasado, sin embargo, su vida ha cambiado radicalmente. Como casi siempre suele ocurrir, el poder la obnubiló: Lilia ha creado un poder paralelo y oculto en Palacio de Gobierno. Tan igual como, desde el primer día de gobierno, lo hicieron sus sobrinos, hoy prófugos y buscados por corrupción. En el papel, su función es la de participar en actos protocolares y de asistencia social, pero la otrora profesora cajamarquina está asumiendo un papel que no le corresponde.
Por su despacho –denominado Oficina de Apoyo al Cónyuge del Presidente- ahora desfilan ministros, miembros de Perú Libre y muchas personas que luego de visitarla -¡oh, sorpresa!- consiguen puestos en el Gobierno con jugosos sueldos, como hace unas semanas lo documentó Rodrigo Cruz, el acucioso periodista de El Comercio.
Por ejemplo, uno de los visitantes de Lilia era el abogado Félix Chero Medina, quien hoy es ministro de Justicia. La exfiscal Belisa Malásquez, que también fue a ese despacho, tiene un puesto en la Secretaría General de Palacio de Gobierno. Por si fuera poco, Jorge Alva Coronado, quien hoy reemplaza al prófugo Bruno Pacheco, también trabajó para doña Lilia Paredes.
IRMA ROJAS REGALADO
Una persona clave en la oficina de la primera dama –pero que hasta hoy pocos le han puesto los reflectores- es la directora Irma Rojas Regalado. También es profesora. Su gran hazaña para tener ese puesto es ser íntima y paisana de la esposa del presidente. Todos los que acuden a ese despacho se entrevistan primero con ella.
Con la llegada de su amiga Lilia a Palacio de Gobierno, a Irma Rojas se le apareció la diosa de la fortuna y poder. Cuando era maestra de un modesto colegio del distrito del Rímac, apenas ganaba dos mil soles. Hoy su sueldo es de S/ 13,700. No más pobres en un país rico.
En los pasadizos palaciegos se le conoce como la ‘Mirian Morales’, en alusión a la otrora asesora del expresidente Martín Vizcarra, quien en su época de apogeo hacía y deshacía en Palacio de Gobierno.
“Es hábil y astuta. En poco tiempo ha aprendido el teje y maneje palaciego. Entra y sale de la oficina del presidente y de los asesores. Bruno Pacheco la nombró en su cargo”, me cuenta una fuente cercana a ella.
Lilia Paredes y su paisana Irma Rojas están en su momento de gloria y poder. Como bien dice el dicho popular, “el que nunca ha tenido y llega a tener, loco se quiere volver”. Nos vemos el otro martes.
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