Para Theresa Knorr, sus hijos eran niños malvados y semillas del diablo. Al menos así lo relató Terry, una de las que logró sobrevivir a sus torturas. Incluso, llegó a creer que dos de ellos practicaban brujería en su casa. Cuando fue detenida, los expertos que tenía episodios de paranoia.

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Bajo el nombre de ‘La torturadora’, Theresa dominaba su hogar con golpes, intimidaciones y asesinatos. Esto último debido a que mató con disparos y cuchillos a dos de sus hijas. Luego, prendió fuego a los cuerpos y los dejó en una montaña. Luego de varios años se pudo conocer lo que pasó en ‘La casa de los Horrores’.

EL PRIMER ASESINATO DE THERESA KNORR

El 12 de marzo de 1946, en Sacramento, California, nació Theresa Jimmie Francine Cross. Si bien no sufrieron de carencias económicas, su padre tuvo que dejar de trabajar por su diagnóstico de Parkinson. Su madre trató de sacar a su familia adelante, pero luego de unos años falleció. Luego de ello, conoció a Clifford Sanders, con quien se casó en 1962.

Al poco tiempo tuvieron su primer hijo, Howard. Sin embargo, el matrimonio pasaba por peleas basadas en la desconfianza. En un momento estuvo a punto de presentar una falsa denuncia, pero no lo hizo. Luego de eso, Clifford la intentó abandonar. Pero el disparo de una escopeta hizo que cayera muerto antes de salir. Ante los policías, Theresa quiso hacerlo pasar como un accidente.

Theresa Knorr, 'La Torturadora'.
Theresa Knorr, 'La Torturadora'.

El oficial a cargo no le creyó, por lo que la llevó a juicio. Cuando le tocaba subir al estrado para dar su declaración, rompió en llanto, mientras describía su historia. Su psicólogo la ayudó ante dicha estrategia al decir que estaba asustada y arrepentida de lo que había hecho. Además, añadió que era incapaz de perpetrar ese crimen a sangre fría.

EMPIEZAN LAS TORTURAS

Luego de una hora y cuarenta y cinco minutos, el 22 de setiembre de 1964 fue exculpada del asesinato en primer grado. Ese fue el instante en el que nació el monstruo. El licor fue su refugio principal y les echaba la culpa a sus hijos de todo. Para ese momento ya tenía dos pequeños. Al poco tiempo se casó con Robert Knorr y tuvieron a Susan, William, Robert y Theresa ‘Terry’.

Como era de esperarse, ese matrimonio tampoco funcionó. Tuvo otros dos esposos, pero seguía sin consolidar una vida tranquila. A los 30 años, iba por su cuarto divorcio y fuera de control. Con el cuerpo lleno alcohol, descargaba toda su frustración sobre sus hijos con torturas. Los golpeaba, les lanzaba cuchillo, les apuntaba con una pistola y les apagaba cigarros en sus cuerpos.

Theresa se empecinó en hacerles la vida imposible a Susan y Sheila. Sentía un odio especial contra ellas, sobre todo por la belleza que ambas jóvenes tenían y hacían sentir envidia a su madre. Las acusaba de hacer brujería para que ella engordara y pierda su atractivo. En una oportunidad, le echó una olla de comida caliente en la entrepierna de Susan y luego la golpeó.

DISPAROS Y UN ARMARIO

Si bien Susan logró escapar y contarle todo a los policías, estos no le creyeron. Cuando regresó a su casa, le cayó una gran paliza y tuvo más vigilancia que antes. Theresa obligó a sus otros hijos a amarrarla a la cama para recibir azotes. La soltaron después de que juró que no lo volvería a hacer.

Sin embargo, en 1982, luego de una discusión, Theresa le disparó en el pecho a Susan. Le pidió a los demás que la curasen, pero no llegaron a sacar la bala incrustada. Ella pidió que se la extraigan, por lo que su madre la abrió con un cuchillo de cocina. Toda la herida se le infectó y para que los vecinos no la escuchen gritar, la llevó a una montaña donde la quemó con ayuda de William y Robert.

Con la muerte se Susan, los pequeños niños desarrollaron un terror genuino ante su madre. Luego de todo eso, empezó a decir que Sheila le mentía. Pensaba que la joven estaba embarazada y tenía una enfermedad de transmisión sexual, lo cual no era verdad. Como no creía lo que decía, la golpeó todo lo que podía y la encerró en un armario junto al baño.

En ese lugar estaba prohibida de salir, comer o beber. Luego de varios días de gritos y sollozos, se dejaron de escuchar. A la semana, se sentía un hedor que provenía del cuerpo putrefacto de la joven. Para evitar que los vecinos huelan lo que pasaba, William y Robert abandonaron a su hermana fallecida en un ataúd en medio de un campo cerca al aeropuerto de Truckee.

CONFESIÓN Y REMORDIMIENTOS

Al poco tiempo, un vecino de la zona encontró el cuerpo descompuesto y calcinado de Sheila, por lo que dio aviso a la policía. Theresa, pensando que la encontrarían, decidió quemar el armario. Sin embargo, el fuego arrasó con toda la vivienda, excepto el mueble donde había fallecido Sheila. En ese momento, decidieron separarse la madre y los hijos.

Todos se fueron por caminos distintos, excepto Robert que siguió junto a su madre. Nueve años después, con sus vidas rehechas, Terry seguía cargando con un remordimiento. Un episodio de American Most Wanted la hizo abrir los ojos e ir a denunciar a su progenitora. Durante varias horas, le contó el asesinato de sus hermanas al sargento Ron Perea del condado de Nevada.

Cuando revisaron los informes, dieron con el que era similar al relato de Terry. Inmediatamente, dieron con la detención de Robert, William y Theresa. A esta última la encontraron en una casa de Salt Lake City. Se le acusó de homicidio, tortura y conspiración. Si bien al principio quiso librarse al decir que era inocente, finalmente aceptó su culpabilidad.

El 15 de octubre la sentenciaron a dos cadenas perpetuas consecutivas, con posibilidad de salir en libertad condicional en 2027. El magistrado calificó sus crímenes como una “insensibilidad más allá de lo creíble”. Incluso, aparece en el perfil criminal de ‘Índice de Maldad’, calificativo que solo se le da a los peores asesino y psicópatas de la historia.

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