A la mitad del siglo pasado, por una mujer que se convirtió en la enemiga número uno del país. Felícitas Sánchez se hizo conocida como la ‘Ogresa de la Roma’. Este alias se lo ganó por los diversos crímenes que cometió, como el de realizar abortos clandestinos en su hogar, traficar con menores y ser asesina serial.

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En 1890, Felícitas nació en Cerro Azul, Veracruz, México. Durante su vida activa como asesina serial se presume que mató a más de 50 niños en la colonia Roma de la Ciudad de México. Sobre su infancia se conoce muy poco, solo que tuvo una relación tormentosa con su madre, lo que derivó en una psicopatología.

Durante los primeros años del siglo XX, se graduó de enfermera y luego se casó con Carlos Conde, con quien tuvo gemelas. Sin embargo, tenían una vida muy austera, por lo que convenció a su esposo de vender a sus hijas. A poco tiempo, él se arrepiente de eso y decide separarse.

FELÍCITAS LLEGA A LA CAPITAL DE MÉXICO

En 1910, cuando Felícitas se separó de su esposo Carlos, decidió mudarse a la capital de México. Después de establecerse en el lugar, empezó su negocio de tráfico infantil. Decenas de madres solteras le dejaban sus hijos y luego ella los vendía a parejas que no podían procrear. Al tener un negocio fructífero, luego se mudó a la colonia Roma.

Felícita Sánchez, la 'Ogresa de la Roma'.
Felícita Sánchez, la 'Ogresa de la Roma'.

Una vez allí, se mudó a un departamento con una mujer que solo iba por las noches a dormir, por lo que Felícitas podía hacer lo que quisiera en el día. Ahí empezó el negocio de “atención de partos”, donde mujeres de altos rangos sociales iban a atenderse. Ese era un escenario poco común ya que tenían todo lo necesario para ir al hospital.

Lo que se podría inferir es que realizaba abortos clandestinos, ya que los vecinos reportaban que las cañerías del edificio se tapaban frecuentemente. Cada cierto tiempo, también, del departamento salía un humo negro y desagradable. En el caso de que nacieran, se los quedaba para luego venderlos.

En un par de ocasiones la llegaron atrapar por traficar bebés, pero simplemente pagó una pequeña multa para poder salir. Luego de ello, hizo otro negocio: una tienda miscelánea que también hacía de clínica clandestina que llamó “La Quebrada”.

EL NACIMIENTO DE LA OGRESA DE LA ROMA

Aun así, su negocio de tráfico de niños iba creciendo. Cada cierto tiempo recibí niños desde recién nacidos hasta 3 años de edad. Ella les prometía a las madres que iban a ser adoptadas por familias adineradas. Pero la realidad era que los tenía unos días y los alimentaba con comida descompuesta.

Cuando no llegaba a encontrar compradores de bebés recién nacidos, los estrangulaba hasta matarlos o simplemente los quemaba vivos. Luego los envolvía en bolsas de basura, los dejaba en espacios baldíos o los tiraba por el inodoro. Al otro lado, el plomero Roberto Sánchez hacía de su cómplice para desatorarlos.

Así también, los llevaba a la cocina y les hundía un cuchillo en la nuca hasta descuartizarlos. Con cada asesinato, su crueldad aumentaba. Luego amordazar a los pequeños, los desmembraba: primero cortaba sus piernas, de ahí los brazos y al final la cabeza. Por último, extraía los ojos, órganos y vísceras para darle a sus perros.

CAPTURA Y MUERTE DE FELÍCITAS SÁNCHEZ

Cuando calló el 8 de abril de 1941, la alcantarilla de donde vivía la ‘Ogresa’ se volvió a tapar. Francisco Páez, dueño de una tienda en el primer piso, llamó a un gasfitero y albañil para que lo puedan limpiar. Al abrir el piso y la tubería, encontraron carne putrefacta, sangre, un pequeño cráneo y un hedor insoportable.

La prensa y la policía fueron al lugar de inmediato. La única sospechosa de dichos actos era Felícitas. Al llamar a su puerta, solo encontraron a la casera que los hizo pasar al cuarto de la asesina. Allí se dieron con la escena de un altar con velas, ropa de bebé, un cráneo humano y fotografías de niños. Inmediatamente se fueron a ‘La Quebrada’.

Para el 11 de abril del mismo año, detuvieron al plmero Salvador Martínez Suárez, quien era cómplice de la ‘Ogresa’. A las pocas horas, Felícitas fue capturada junto a su pareja ‘Beto’ Covarrubias. Durante varias noches terminó recluida en una celda y aislada por lo peligrosa que era.

Finalmente, luego que de que fuera liberada por el fallo del juez, sabía que no podría volver a su estilo de vida. Para la madrugada del 16 de junio de 1941 decidió suicidarse con sobredosis de Nembutal. Dejó tres cartas, una a su exabogado, otra a su abogado actual y finalmente a su pareja. Como vivió, ninguna de ellas mostraba sentimiento alguno.

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