Estados Unidos es uno de los países que más asesinos seriales conocidos acumula en sus listas. Uno de ellos fue Gary Ridgway, también conocido como el ‘Asesino de Green River’. Con una muestra de saliva, los investigadores que iban detrás de él pudieron atrapar al hombre de un poco más de metro cincuenta y bigote que aparentaba apariencia tranquila, pero había asesinado a casi 50 mujeres. Todo entre 1982 y 2003.
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“Maté a tantas mujeres que ya ni podía llevar la cuenta” fue le que le comentó Ridgway a las autoridades que lo atraparon. Era un ex marino de Estados Unidos que secuestraba mujeres, mayormente prostitutas, en Washington. Las agredía sexualmente, las estrangulaba y luego regresaba a donde estaba su cuerpo para practicar necrofilia.
LA INFANCIA DE GARY RIDGWAY
Gary Ridgway nació un 18 de febrero de 1949 en Sal Lake Ciry, Utah, pero creció en Sea Tac, Washington. Era el según de los tres hijos que tuvieron Mary y Thomas Ridgway. Este último siempre soltaba comentarios ofensivos contra las prostitutas, por lo que el pequeño empezó a generar una obsesión por ellas. Por su parte, su madre lo maltrataba física y psicológicamente.
Durante varias noches, Gary sufrió de incontinencia urinaria por el miedo que le generaban sus padres. Toda esa frustración la depositaba en maltratar animales cono gatos o pájaros. A todo eso, hay que sumarle que era un mal estudiante en el colegio y sufría de bullying. Al acabar esa etapa de su vida, se enlisto en la marina estadounidense y lo mandaron a Vietnam.
Un tiempo después, se casó con su novia del instituto Claudia Barrows, pero al poco tiempo se divorció. Para 1973, volvió a contraer nupcias con Marcia Wislow y tuvieron una hija. Ese mismo año, empezó su vida criminal. Se obsesionó con la vida religiosa, leía la Biblia todos los días y recordaba pasajes de los sermones de la parroquia Pentecostal a la que iba.
Aun así, no podía evitar sus fuertes impulsos sexuales. Le pedí a sus parejas que tengan sexo con él varias veces al día y acudía donde prostitutas para saciarse. Para 1982, lo arrestaron por intentar estrangular a una de las meretrices. Al poco tiempo, la policía empezó a encontrar cadáveres de mujeres muertas cerca del río Green.
SU LLEGADA A GREEN RIVER
Mientras los años pasaban, se empezaron a encontrar más prostitutas violadas y estranguladas. Todas tenían entre 15 y 35 años y las solía vigilar en su camino al trabajo. Las recogía en su auto y mostraba interés. Se iba hasta un lugar alejado para mantener relaciones sexuales y finalmente estrangularlas con el brazo o una soga. Luego las arrojaba y las tapaba con vegetación. A los días volvía y tenía relaciones con los cuerpos inertes.
El tiempo pasaba y la frecuencia de asesinatos aumentaba o reducía. Se tiene registro que desde 1988 bajaron cuando estuvo casado con Judith Mawson y sentía menos ganas de matar. Sin embargo, no fue hasta 2001 que el sheriff Dave Reichert, que estuvo a cargo del caso desde 1982, utilizó una prueba de ADN utilizando el semen del criminal. Sin más, una patrulla se dirigió a capturar al asesino de Green River.
Cuando lo apresaron, Gary fue acusado de asesinar a Opal Mills, Marcia Chapman, Carol Christensen y Cynthia Hinds. Sus tres primeras víctimas. Luego, lo acusaron de otros tres asesinatos por restos de pinturas que había dejado por su trabajo de chapista. No fue hasta 2003, que confesó todos sus crímenes y ayudó a localizar los 49 cuerpos que reconoció.
CONDENA Y PERDÓN
“Es un animal. Espero que su muerte sea dolorosa y larga”, confeso Vicky Ware, una de las familiares de las víctimas. “Dices que no te acuerdas de todas las mujeres que mataste, pero nosotras sí las recordamos. Tú mismo dijiste que no eran nada para ti, pero lo eran todo para nostoros”, dijo Michele Andrews, otra persona cercana.
Aun así, nada parecía quebrarlo. Hasta que llegó Robert Rul, el padre de Linda Jane Rule, una de las víctimas. “Señor Ridgway, hay personas que te odian, yo no. Has hecho que sea difícil cumplir con mis creencias; Dios dice que debemos perdonar. Estás perdonado”, dijo mirándolo a los ojos. En ese instante, Gary empezó a llorar y pedir perdón.
Durante el juicio, evitó la pena capital, pero fue sentenciado a 49 cadenas perpetuas consecutivas sin la posibilidad de obtener la libertad condicional. Actualmente, se encuentra en el Penitenciaría del Estado de Washington. Si bien más adelante quiso captar la atención diciendo que había matado a 80 mujeres, las autoridades sabían que era mentira, porque en realidad serían alrededor de 200.
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